La iglesia de Brasil se compromete con el cuidado de la vida y de la Casa Común en el Día de los Difuntos Un árbol de Memoria y Esperanza para recordar a las víctimas del Covid y de los incendios
"Este año queremos recordar, con el gesto de plantar un árbol, a todos aquellos que murieron en este tiempo de la pandemia. Pero también porque el árbol recuerda la vida, también queremos recordar los incendios y la deforestación en la región de la Amazonía y el Pantanal"
"Una comunidad, una ciudad sin memoria, pierde su camino y se vuelve errática, desarraigada. Una comunidad, una ciudad sin esperanza, está condenada a la muerte, a la pérdida de su alma"
Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en América Latina y Caribe
Todo está interconectado, relacionado, algo que el Papa Francisco nos recordó en Laudato Si' y que la pandemia del Covid-19 nos ha confirmado una vez más. Por lo tanto, es hora de cuidar de la nostalgia y de la Casa Común. Esta ha sido la campaña que la Iglesia de Brasil, a través de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil - CNBB, ha propuesto para la celebración del Día de los Difuntos, marcado por nuevas situaciones, lo que nos ha impedido repetir los ritos propios de este tiempo en el que recordamos a nuestros seres queridos ya fallecidos.
La idea de la campaña surgió en la Iglesia de Manaos, queriendo así, en palabras de su Arzobispo, Monseñor Leonardo Ulrich Steiner, hacer un gesto significativo, en un día en el que "recordamos sobre todo la vida, la Resurrección". Por lo tanto, "este año queremos recordar, con el gesto de plantar un árbol, a todos aquellos que murieron en este tiempo de la pandemia. Pero también porque el árbol recuerda la vida, también queremos recordar los incendios y la deforestación en la región de la Amazonía y el Pantanal".
Como presidente de la CNBB, Monseñor Walmor Oliveira de Azevedo, también insistió en la importancia de "en este tiempo de luto, al recordar a nuestros parientes y amigos ya fallecidos, recordemos también a las muchas personas que murieron este año víctimas de la pandemia del Covid-19". Pidió solidaridad con "el dolor de las familias, tantos huérfanos, viudas y viudos, hermanos que se enfrentaron al dolor de la separación y al luto impuesto por la enfermedad", haciendo una invitación a realizar gestos concretos y medidas de protección. Con estas palabras nos recordó la llamada que el Papa Francisco nos hizo en Fratelli Tutti, donde los cristianos estamos llamados a cuidarnos mutuamente y a practicar la empatía con gestos concretos en una época de tantos enfrentamientos innecesarios.
Movidos por este sentimiento y como gesto concreto, "en homenaje a las víctimas de la pandemia y sensible a las tragedias medioambientales que se han producido este año, nuestra Iglesia os invita a un gesto concreto: plantar un árbol, en vuestra casa o en vuestra comunidad, en memoria de aquellos que nos dejaron como víctimas de la pandemia. Un gesto cristiano y ciudadano que inspira la vida frente a la muerte", invitaba el arzobispo de Belo Horizonte.
La pandemia del Covid-19 ya ha superado 1,2 millones de muertes en todo el mundo, 160.000 en el caso del Brasil, cifras que en muchos casos deben ser aún mayores, dado el alto subregistro en prácticamente todos los países. Estos fallecidos son mucho más que números, lo que ha hecho que muchas personas sigan sufriendo por la despedida sin los ritos propios de ese momento. Como Monseñor Leonardo recordó en un mensaje enviado a la Iglesia de Manaos, "son parientes, amigos, vecinos, agentes pastorales, sacerdotes, religiosos... Pero también, queremos traer al recuerdo y a la oración a aquellos que murieron en el anonimato y, quién sabe, incluso solos".
En la catedral de Manaos, como ha sucedido también en muchas parroquias y comunidades de todo Brasil, la misa del Día de los Difuntos comenzó plantando un árbol. En la celebración se hicieron representantes de la sociedad civil, que recordaron la necesidad de "tocar el corazón de la gente para pensar en la vida como un valor único". Este ha sido un Día de la Memoria y la Esperanza, en palabras de Monseñor Leonardo Steiner.
En su homilía, el arzobispo de Manaos declaró que "una comunidad, una ciudad sin memoria, pierde su camino y se vuelve errática, desarraigada. Una comunidad, una ciudad sin esperanza, está condenada a la muerte, a la pérdida de su alma". Con el gesto de plantar el árbol, "al pedirle a la planta que eche raíces en nuestro jardín, buscamos hacer visibles la memoria y la esperanza. Memoria de los hombres y mujeres que dejaron nuestra vida familiar y social en esta época de pandemia", según el Arzobispo. Una vez más, recordó que "de muchos ni siquiera conseguimos despedirnos, nos faltó incluso la oración en familia, la amistad, nos faltó el asentimiento, el afecto, el llanto fue contenido, el corazón sigue en el deseo de una oración, una última mirada".
Por lo tanto, "será el árbol de la memoria, también el recuerdo de la devastación de los incendios de nuestros bosques amazónicos y del Pantanal", según Monseñor Leonardo Steiner. Hizo un llamado para no olvidar estas "muertes por fuego, que fueron obra de manos humanas". Recordemos que somos fuente de vida, de esperanza, lo que debe comprometernos a cuidar y recordar.