El subsecretario del Sínodo de los Obispos analiza el encuentro "Párrocos para el Sínodo" Mons. Luis Marín: “La parroquia es sin duda alguna un laboratorio de sinodalidad”
El actual momento eclesial es “un tiempo de renovación y esperanza que implica a todos y que necesita de todos”
“La sinodalidad se orienta a la coherencia en la Iglesia, es decir, a la autenticidad en la vivencia y en el testimonio de la fe”
“Con relación a la parroquia, en “no promover una visión teórica y lejana, estática y fosilizada, sino dinámica y creativa, insertada en este tiempo y en esta historia”
“Un tiempo de estímulo, de reflexión, de mirada al futuro y un verdadero regalo de la gracia de Dios”
“Con relación a la parroquia, en “no promover una visión teórica y lejana, estática y fosilizada, sino dinámica y creativa, insertada en este tiempo y en esta historia”
“Un tiempo de estímulo, de reflexión, de mirada al futuro y un verdadero regalo de la gracia de Dios”
Luis Miguel Modino, corresponsal en Latinoamérica
El Sínodo sobre la Sinodalidad realiza su Asamblea Sinodal en dos sesiones, la llevada a cabo en octubre de 2023 y la prevista para el mismo mes de 2024. Durante la primera sesión, “se constató la necesidad de escuchar más la voz de los párrocos, que son los pastores en contacto directo con la gente”, afirma el subsecretario del Sínodo de los Obispos, Mons. Luis Marín de San Martín, que insiste no olvidar que “el proceso sinodal comienza desde abajo”, y que “la parroquia es sin duda alguna un laboratorio de sinodalidad”.
Párrocos de más de 100 países
En este tiempo que va de la primera a la segunda sesión, de 29 de abril a 2 de mayo se ha llevado a cabo en Sacrofano, en las afueras de Roma, el encuentro internacional de párrocos en el que han estado representados más de 100 países. Un encuentro realizado en colaboración con los dicasterios del clero, de las iglesias orientales y de la evangelización, lo que Marín de San Martín considera “un hermoso testimonio de colaboración interdicasterial”.
En su intervención en el encuentro definió el actual momento eclesial como “un tiempo de renovación y esperanza que implica a todos y que necesita de todos”, recordando las palabras del Informe de Síntesis de la primera sesión de la Asamblea Sinodal, que señalan que “la sinodalidad comporta reunirse en asamblea en los diversos niveles de la vida eclesial, la escucha reciproca, el dialogo, el discernimiento comunitario, la creación del consenso como expresión del hacerse presente el Cristo vivo en el Espíritu y el asumir una corresponsabilidad diferenciada", viendo eso como algo “estructural y configurador, no esporádico o accidental”.
Ni democratismo, ni clericalismo
“La sinodalidad se orienta a la coherencia en la Iglesia, es decir, a la autenticidad en la vivencia y en el testimonio de la fe”, según Mons. Marín. Insistiendo en que debe comenzar necesariamente desde abajo, “la parroquia adquiere una enorme importancia”, y debe ser entendida como "comunidad de comunidades". Sin ser la única comunidad en la que los fieles se expresen y desarrollen su vocación, las reúne a todas. En ella, el párroco debe huir del empobrecedor democratismo asambleario y del hiriente clericalismo verticalista, resaltó.
En la parroquia, la exigencia pastoral es “acercar el Evangelio al pueblo a través del anuncio de la fe y de la celebración de los sacramentos”, según Mons. Marín. Desde ahí insiste, con relación a la parroquia, en “no promover una visión teórica y lejana, estática y fosilizada, sino dinámica y creativa, insertada en este tiempo y en esta historia”, llamando, como pide el Papa Francisco, a la conversión misionera, a una revisión de las estructuras.
Búsquedas y desafíos
Para ello, el encuentro ha buscado escuchar y valorar la experiencia sinodal que los párrocos están viviendo en sus respectivas parroquias y diócesis; hacer posible el dialogo y el intercambio de experiencias e ideas; aportes para el Instrumentum laboris. A lo largo de los días, el subsecretario del Sínodo de los Obispos dice haber descubierto gran amor a la Iglesia; ambiente fraterno y de confianza; conciencia del ministerio como servicio en y desde el Pueblo de Dios; percepción de la sinodalidad como desarrollo de la eclesiología del Concilio Vaticano II; vivencia de la diversidad eclesial como riqueza; Liturgia muy cuidada y centralidad de la Eucaristía; buen funcionamiento del trabajo en grupos lingüísticos siguiendo el método de la conversación en el Espíritu; deseo generalizado de implicación en el desarrollo concreto de la sinodalidad; sintonía; conciencia de la propia responsabilidad en un proceso de renovación que se inicia desde abajo, desde las parroquias, y que implica a todos.
Pero también considera que hay aspectos en los que profundizar: verdadera escucha al Espíritu Santo, que habla en la comunidad. Dimensión orante y espiritual; la caridad como eje: la parroquia es hogar para todos; las periferias; el ministerio pastoral del sacerdote (presbiteral y episcopal); la vocación laical y su pleno desarrollo; la experiencia de comunión en la Iglesia y de interconexion entre carismas, vocaciones y ministerios; el trabajo "en red" y no como islas; necesaria revisión y renovación de las estructuras sinodales; atenta lectura de los signos de los tiempos y de los retos concretos de nuestra época, el Evangelio se encarna, se hace historia; urgencia evangelizadora de toda parroquia, "ad intra" y "ad extra"; el cuidado de la formación; el reto digital, nuevos lenguajes y nuevas presencias.
Escucha de unos a otros y juntos al Espíritu Santo
“Han sido días en los que en un clima fraterno y en un clima de reflexión y oración, hemos escuchado a los pastores, nos hemos escuchado los unos a los otros, y hemos escuchado juntos al Espíritu Santo, que habla sin duda en la comunidad reunida”, según el obispo agustino. Recordando que el tema era como ser una Iglesia local sinodal en misión, el subsecretario del Sínodo de los Obispos insiste en que el trabajo de estos días se utilizará en la redacción del Instrumentum laboris para la segunda sesión de la Asamblea.
“El clima ha sido excelente, nos ha ayudado a profundizar en la comunión, a potenciar la corresponsabilidad y a orientarnos decididamente a la misión. Ha sido un tiempo de estímulo, de reflexión, de mirada al futuro y un verdadero regalo de la gracia de Dios”, subrayó Mons. Luis Marín de San Martín.