Mensaje de Navidad del presidente del episcopado argentino Ojea: “Él ha querido embarrarse con nosotros, hacerse uno de nosotros y enseñarnos a servir”
“Él quiere compartir nuestra pequeñez y nuestro llanto, nuestra limitación como seres humanos que necesitamos para existir del apoyo y del sostén de los demás, no somos autosuficientes”
“Hacernos buenos, configurados con Jesús, para poder servir cada día mejor a nuestros hermanos”
Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en América Latina y Caribe
En su mensaje de Navidad, Mons. Óscar Ojea ha comenzado afirmando que “Dios se ha hecho un ser humano y ha venido a compartir la vida con nosotros”. En palabras del presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, “desde el comienzo, Él ha querido ser un niño como nosotros y vivir la experiencia del nacer. Nosotros no recordamos nuestro nacimiento, pero, sin embargo, es una experiencia dura. Todos nacemos llorando, salimos de un medio como el vientre de mamá y nos enfrentamos con el oxígeno, con la luz, que son medios hostiles; nos encontramos solos, pequeños, llorando, con muy poquito peso, dependiendo totalmente de los demás”.
Asumir la limitación humana
Según Ojea, “Él quiere compartir nuestra pequeñez y nuestro llanto, nuestra limitación como seres humanos que necesitamos para existir del apoyo y del sostén de los demás, no somos autosuficientes. El Niño Dios nos recuerda también, aquellos que han tenido el privilegio de ser padres, a nuestros hijos; la experiencia de tener un hijo, la experiencia de poder ver esa maravilla que Dios hace con el misterio de la vida, y al compartir la vida de todos los niños, el Niño Jesús tiene una preocupación especial por la paz, Él ha venido a traer la paz, pero no existe la paz sin la justicia. Y Tenemos verdaderamente una preocupación seria para que el alimento pueda llegar a todos los chicos y chicas de nuestra Patria”.
“El Niño Dios quiere acompañar nuestra vida, ha nacido pobre para indicarnos también que debemos preocuparnos de que el pan llegue a todos, que no haya nadie que no quede sin ese bien primario principalmente nuestros chicos”, señaló el obispo de San Isidro. “Si no, no hay modo posible de construir la paz. Si no nos preocupamos por ellos nos despreocupamos y si nos despreocupamos seremos hombres y mujeres sin horizonte, hombres y mujeres cuyas vidas no valen la pena”, dijo Ojea.
Configurados con Jesús
Finalmente, resaltó que “nosotros en Navidad, besamos los piececitos del Niño, que, en el fondo es besar los pies de nuestros hermanos y hermanas; Él ha querido embarrarse con nosotros, caminar nuestra tierra, hacerse uno de nosotros y enseñarnos a servir; besar los pies del niño es comprometernos con el servicio de los hermanos y hermanas”.
El presidente del episcopado argentino pidió “que el Señor nos conceda en esta Navidad junto al Niño Jesús rescatar estas preocupaciones esenciales que nos van a llevar a vivir a fondo el misterio de la Nochebuena y de la Navidad, hacernos buenos, configurados con Jesús, para poder servir cada día mejor a nuestros hermanos”, pidiendo la bendición de Dios y deseando “muy feliz Nochebuena, muy feliz Navidad”.