La Economía de Francisco, a la que en Brasil se unió Clara, es una apuesta por un mundo mejor, por un futuro más justo y fraterno, fundamentado en principios solidarios, en el Evangelio. Para ello el Papa Francisco ha querido escuchar sobre todo a los jóvenes, constructores de un futuro que debe ser diferente.

La Articulación Brasileña de la Economía de Francisco y Clara ha elaborado los 10 principios de esa Economía, a partir de todo aquello “que serían los principios para ‘realmar’ la economía”, según la hermana Michele Silva, que forma parte de esa Articulación. Ha sido algo construido a lo largo de varios meses, buscando “lo esencial para que la economía pudiese tener vida, tener ese camino”, afirma la religiosa.

“Fueron varias reuniones de la Articulación con jóvenes, profesores, movimientos sociales, hasta que llegamos a este ajuste”, afirma el también miembro de la Articulación Eduardo Brasileiro. Ellos son vistos como “la esencia de esa construcción de la Economía de Francisco y Clara”, según la hermana Michele, y a partir de ahora van a marcar todo lo que será realizado. En el segundo encuentro nacional, que tendrá lugar en noviembre, “va a ser encaminado el como vivir en la práctica esos 10 principios, a partir de lo que está siendo realizado en cada región del país”, destaca la religiosa.

Esos 10 principios han sido elaborados desde aquello que “creemos” y tienen todos ellos una palabra clave, que podemos decir muestran los múltiples enfoques recogidos en la Economía de Francisco y Clara. Se parte del principio de que “Creemos en la ecología integral”, con la palabra clave “Ecología integral”, abogando por reconocer todo tipo de relaciones que garanticen la vida sin perjudicar a otros seres.

En segundo lugar, se dice “Creemos en el desarrollo integral”, con esa misma palabra clave, abogando por el cuidado de la creación y la participación de los empobrecidos en los procesos de construcción de políticas sociales y económicas, teniendo el desarrollo humano integral como principio fundamental de los cambios estructurales necesarios. El tercero habla de que “Creemos en las alternativas anticapitalistas”, y tiene como palabra clave “anticapitalismo y buen vivir”, rechazando la exclusión y desigualdad generada por el capitalismo y promoviendo la igualdad, la sostenibilidad y la ciudadanía.

“Creemos en los bienes comunes” es el cuarto principio, que tiene como palabra clave “Bienes comunes y papel del Estado”, y que se posiciona contra una economía que mata, con su idolatría del capital y del mercado. En el quinto principio se nos dice que “Creemos que todo está interconectado", con la palabra clave eco-social, haciendo una llamada a buscar caminos de interconexión para superar la crisis actual. En sexto lugar se dice que “Creemos en el poder de las periferias vivas” y se coloca “las periferias como punto de partida”, como palabra clave, afirmando que en las periferias germinan las experiencias revolucionarias.

El séptimo principio señala que “Creemos en una economía al servicio de la vida”, con la “realimentación de la economía” como palabra clave, llamado a realinear la economía y construir una nueva sociedad más igualitaria, con los derechos de todos respetados. Se dice que “Creemos en las comunidades como salida”, desde la palabra clave “Territorio y praxis”, que ve la territorialidad como algo crucial en la construcción de nuevas prácticas económicas.

Un nuevo principio, el noveno, es “Creemos en la educación integral”, con la palabra clave “Pacto Mundial por la Educación”, defendiendo una educación pública, gratuita, inclusiva, innovadora, liberadora, medioambiental y artística que responda a las necesidades de la sociedad y permita el aprendizaje de personas reflexivas y críticas. Finalmente, se presenta como decimo principio aquel que dice que “Creemos en la solidaridad y en el grito del pueblo”, teniendo los movimientos sociales como palabra clave, lo que genera una economía sostenible, democrática y fraterna, que rompa con las desigualdades sociales.