Muchas y muy valientes Teólogas en el Coloquio de ACTHUS: Tirar muros y construir puentes en una Iglesia que salga del centro a las periferias
“El espíritu de la sinodalidad, el caminar juntos, es una llamada a tener el coraje de incluir a todos, a dar voz a quienes no son mirados ni escuchados, lo que implica abordar problemáticas, tomar conciencia de realidades, prestar atención, promover el diálogo, tirar muros y construir puentes”
“La Sinodalidad nos invita a atender a las particularidades de los contextos sociales y experiencias vividas de nuestras comunidades”
“En EE. UU. el Sínodo de la Sinodalidad sufre el impacto del clericalismo y de una feligresía amansada por décadas de silencio”
“Son muchas, son valientes, están consideradas como mujeres teólogas profesionales, tienen espacios en las universidades”
“En EE. UU. el Sínodo de la Sinodalidad sufre el impacto del clericalismo y de una feligresía amansada por décadas de silencio”
“Son muchas, son valientes, están consideradas como mujeres teólogas profesionales, tienen espacios en las universidades”
Luis Miguel Modino, corresponsal en Latinoamérica
La presencia femenina entre los teólogos hispanos en Estados Unidos ha aumentado de forma exponencial en los últimos años, de lo que es una muestra su presencia y aportes en el Coloquio de la Academia de Teólogos Católicos Hispanos de los Estados Unidos (ACHTUS), realizado recientemente en el Centro Connors de Dover (Massachusetts), com el tema “Sinodalidad en conjunto: el pueblo de Dios y la Teología”.
Incluir a todos
En esa perspectiva, “el espíritu de la sinodalidad, el caminar juntos, es una llamada a tener el coraje de incluir a todos, a dar voz a quienes no son mirados ni escuchados, lo que implica abordar problemáticas, hacer conciencia de realidades, prestar atención, promover el diálogo, tirar muros y construir puentes, reimaginando y resignificando una iglesia más allá de los límites, que salga del centro a las periferias”, afirma Luz Elena Arozqueta Villeda, doctoranda en Teología en la Universidad Iberoamericana de México.
“La Sinodalidad nos invita a atender a las particularidades de los contextos sociales y experiencias vividas de nuestras comunidades”, en palabras de Claudia Herrera-Montero, profesora asistente de Teología en Rosary College of Arts and Sciences de la Dominican University, en River Forest, IL. “Como teóloga práctica y profesora, que conversa con las ciencias sociales, la participación-acción es una gran oportunidad para no solo escuchar la cotidianidad de mis estudiantes jóvenes Latinos en los Estados Unidos. Es importante envolverlos como sujetos activos de transformación y cambio de nuestra iglesia, sociedad y medio universitario. En este proceso, el Espíritu Santo nos guía y mueve a la acción de una manera creativa y más humana”, resaltó.
Nuestras categorías humanas son pequeñas y provisionales
A Cecilia González-Andrieu, profesora de teología, en la Loyola Marymount University, de Los Angeles, California, le gusta “imaginar la inmensidad del cosmos y el Dios que lo sostiene. Frente a esto pienso que estamos en un momento de expansión o destrucción. O nos damos cuenta de que nuestras categorías humanas son pequeñas y provisionales, y que el Espíritu nos llama a crecer, o trágicamente nuestra juventud nos dejará atrás porque no podemos abrirnos al amor radical”.
En la misma universidad estudia teología Mayra G Torres, que destaca que “la sinodalidad en conjunto es una teología hecha por diferentes teólogos de Latinoamérica en Estados Unidos”. Para la estudiante, “esta sinodalidad es una gran oportunidad de colaborar en conjunto y dialogar sobre las realidades, esperanzas y retos para la comunidad del pueblo de Dios latinoamericano en Estados Unidos”.
Hacer de las diferencias un puente
Para Jutta Battenberg, de la Universidad Iberoamericana de México, “seguir la vía de la sinodalidad implica hacer de las diferencias un puente, de las debilidades un desafío y de las fortalezas una oportunidad para comprometerse con la vida y la plenitud de todo lo existente”.
“En EE. UU. el Sínodo de la Sinodalidad sufre el impacto del clericalismo y de una feligresía amansada por décadas de silencio”, afirma María Teresa Dávila, profesora del departamento de Estudios Religiosos y Teológicos en Merrimack College, Massachusetts. Según la teóloga, “le cuesta mucho, tanto a los curas como a los obispos, considerar el quehacer de ser una iglesia sinodal que escucha y se abre al movimiento del Espíritu. Esto es aún más difícil cuando se consideran los sitios donde ya existe iglesia pero que no están dentro de los confines de ese poder eclesial: los grupos de alianzas de mujeres, las familias y organizaciones de apoyo mutuo, grupos de apoyo a la adicción, salud mental, o cualquier otro reto al que nos enfrentamos”. En esa perspectiva, como mujer se pregunta: ¿podría yo hacer y ser sinodalidad fuera de los confines eclesiales y clericales? ¿Qué pasaría si yo como laica continuara organizando proyectos y momentos sinodales a pesar de los esfuerzos de los obispos y grupos reaccionários en los EEUU de cancelar el sínodo?”.
Mujeres respetadas por sus colegas
En este coloquio de ACTHUS participó la secretaria de la Pontifica Comisión para América Latina, Emilce Cuda, quien no duda en afirmar el honor que representa para ella, teóloga sudamericana, el ser invitada a partir de encuentros de teología por teólogos de los Estados Unidos, entre los que se encuentra ACTHUS, que son los teólogos hispanos en Estados Unidos. “Siempre me asombró de ellos el respeto con el que tratan a sus colegas las teólogas, que son muchísimas, es muy grande el número y cumplen una amplia variedad de especializaciones, no solo en campo social, sino en el campo de la Biblia y en todos los campos pastorales”, resalta Cuda.
Para la teóloga argentina, “son muchas, son valientes, están consideradas como mujeres teólogas profesionales, tienen espacios en las universidades”. Ella insiste en su agradecimiento, por el hecho de que “muchas de ellas son mis amigas, mis compañeras, en este camino que cruza de Norte a Sur la teología”. Una gran ayuda para seguir construyendo puentes entre el Norte y el Sur, un desafío en el que las mujeres, grandes constructoras, tienen un rol principal.
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