Miguel Fuertes cuenta como en dos días consiguieron más 350 mil euros para producir oxígeno En medio de la selva peruana, la Iglesia es un balón de oxígeno frente al COVID-19
“Hablando con otro cura, pensamos que había que hacer algo, hacemos una campaña y que salga lo que salga y vemos”
“Es grande la desesperación de la gente y la muerte por falta de oxígeno, esa fue la razón, no teníamos la plata y dijimos, vamos a buscar, a ver si nos ayudan”
Una recarga, que unos meses atrás costaba 80 soles, poco más 21 euros, este domingo por la mañana estaba en 2.800 soles (35 veces más que el precio habitual) y el lunes ya era prácticamente imposible conseguirla
La mayor alegría para el administrador apostólico es que está moviendo las conciencias, provocando más acciones concretas para que baje un poco el sufrimiento
Una recarga, que unos meses atrás costaba 80 soles, poco más 21 euros, este domingo por la mañana estaba en 2.800 soles (35 veces más que el precio habitual) y el lunes ya era prácticamente imposible conseguirla
La mayor alegría para el administrador apostólico es que está moviendo las conciencias, provocando más acciones concretas para que baje un poco el sufrimiento
Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en América Latina y Caribe
Desde el principio de la situación, la Iglesia católica, a través del Vicariato Apostólico de Iquitos no dudó en arrimar el hombro. A principios de abril, el Vicariato puso a disposición de las autoridades sanitarias un gran centro de encuentros con capacidad para cien personas, algo que en las semanas siguientes se repitió con otras dos casas, siempre pensando en la gente, tan vulnerable en una ciudad donde muchos viven al día.
Al frente, como cabeza visible de esta gran labor, ha estado Miguel Fuertes, desde noviembre de 2019 administrador apostólico del Vicariato. En el momento en que se cedió el primer centro, él afirmaba que “Si la Iglesia no hiciera estas cosas, no sería la Iglesia de Jesucristo. La labor de la Iglesia es para que haya vida en todos los sentidos, en el físico y en el espiritual. Si la iglesia no es solidaria no es Iglesia. Esto es algo connatural a la Iglesia, estar al servicio”.
Con el paso de las semanas, la situación ha ido empeorando, y una de las cosas que se ha convertido en una necesidad extrema son los balones de oxígeno. Una recarga, que unos meses atrás costaba 80 soles, poco más 21 euros, este domingo por la mañana estaba en 2.800 soles (35 veces más que el precio habitual) y el lunes ya era prácticamente imposible conseguirla. Esta era una situación a la que desde hace unos días, Miguel Fuertes le daba vueltas, pues desde primeros de abril ya había dejado claro que “todo lo que podamos apoyar, lo haremos, eso lo tenemos claro”.
La falta de oxigeno para un enfermo de neumonía complica mucho la situación y eleva en gran medida la posibilidad de morir. Ante esa situación, como ha contado el propio administrador apostólico, pensaron en comprar una planta de oxígeno, algo que parecía una utopía, pues el precio es de cuatrocientos mil soles, una cantidad inalcanzable para el Vicariato de Iquitos. En los últimos días se lo habían propuesto al gobierno regional, que en principio dijo que sí, pero que a la hora de la verdad no hubo manera de concretar nada.
Este domingo, en el que la Iglesia celebraba el domingo del Buen Pastor, aquel que cuida de sus ovejas, el Padre Miguel cuenta que “hablando con otro cura, pensamos que había que hacer algo, hacemos una campaña y que salga lo que salga y vemos”. La campaña fue lanzada a las 10 de la mañana hora de Perú, y este lunes ya se habían recaudado un millón y trescientos mil soles, más de trescientos cincuenta mil euros.
Ante esa desbordante generosidad, se ha decidido comprar dos plantas de oxígeno, que tienen una capacidad producir 60 balones por día, lo que sólo satisface sólo el 12 % de la necesidad total, según cálculos del decano de los médicos de Iquitos, que estima que serían necesarios 500 balones de oxígeno por día. También es verdad, que el gesto de la Iglesia parece haber abierto los ojos del gobierno, que dice que irá a llevar otras plantas de oxígeno a la ciudad, aunque de momento es algo que no pasa de buenas promesas.
Preguntado del por qué de esta iniciativa, Miguel Fuertes afirma que surgió ante la necesidad de la gente, que constantemente llega a las diferentes parroquia para pedir oxígeno para sus familiares, también medicinas, otra de las grandes faltas en la ciudad. Según el agustino, “es grande la desesperación de la gente y la muerte por falta de oxígeno”. Por eso, él no duda en decir que “esa fue la razón, no teníamos la plata y dijimos, vamos a buscar, a ver si nos ayudan”. De hecho, en los últimos días, como el administrador apostólico afirma, “hubo algún colectivo de gente que propuso hacer una campaña de 5 soles cada uno y que lo maneje la Iglesia”, añadiendo que “aquí la gente confía en nosotros, en la Iglesia”.
La repercusión de la iniciativa ha sido rápida, llegando a los oídos del propio gobierno. Este mismo lunes, “un vice ministro me ha llamado para ver y para unir esfuerzos y ofrecerme toda la ayuda para traerlo de Lima, hay que traerlo en avión”, señalaba Miguel Fuertes, quien al mismo tiempo afirmaba que “cantidad de gente ha ofrecido transportes”. Ha sido una colaboración que ha llegado desde muchos países, “mucha gente loretana, peruana, que están fuera del país, están ayudando y colaborando”, afirma el religioso.
Pero también esa solidaridad se ha dado en Iquitos, inclusive entre los más pobres, “muchísima gente está colaborando, hay gente que ha traído 5 soles (poco más de un euro)”, afirma el administrador apostólico, lo que pone de manifiesto el alto grado de compromiso que la iniciativa ha despertado entre la población local. Inclusive podemos decir que el Evangelio se ha hecho vida, haciendo real el pasaje del óbolo de la viuda. Una señora, según cuenta el agustino, dijo, “no comeré, pero yo doy 20 soles”, añadiendo que “ha sido una reacción increíble la respuesta de la gente”.
Esta situación está siendo vista como un signo de esperanza para tanta gente, que cada vez está más asustada. Como sucedió en muchos otros lugares del planeta, en Iquitos, como relata Miguel Fuertes, no fue diferente. “Al principio se vio como algo que quedaba lejos, habían dicho que no resistía el calor, que era solo para los que viajan fuera, pero ahora, al ver que tu familiar o tu vecino muere, que falta oxígeno y no encuentras, eso le ha afectado a la gente”. En esa situación, el religioso afirma que “estaban esperando alguna iniciativa, por eso este es un rayo de esperanza”.
Desbordado por la situación, Miguel Fuertes destaca la colaboración con las demás instituciones, la respuesta de la gente de Iquitos y de todo Perú. Según él, “esto ha tenido una repercusión nacional increíble, no me esperaba esto, ni lo había pensado, ni lo imaginaba, ha sido un boom nacional que no lo esperábamos ninguno”, convirtiéndose en noticia en varios canales nacionales. Dentro de la Iglesia peruana, el propio nuncio se ha puesto en contacto en el presidente de la conferencia episcopal.
La mayor alegría para el administrador apostólico es que está moviendo las conciencias, provocando más acciones concretas para que baje un poco el sufrimiento. Alentados por el ejemplo de Iquitos, desde la ciudad de Pucallpa, el mismo domingo se pusieron en contacto con el padre Miguel, interesándose por cómo lo habían hecho y promover algo similar. Esto ha hecho que este lunes, el obispo local, el salesiano Martín Quijano, junto con unos 30 ciudadanos preocupados con la situación, que amenaza con convertirse en una nueva Iquitos, han abierto una campaña que debe ser canalizada por el Vicariato local, poniendo de manifiesto, una vez más, una Iglesia al servicio de la gente, todavía más en un momento tan dramático como el actual.