Elementos que llevan adelante los itinerarios La sinodalidad, sin transparencia y rendición de cuentas, se estanca
En la medida en que pensamos que estamos por encima del bien y del mal, que no tenemos que rendir cuentas a nadie, que no es necesario ser transparentes, la vida de la Iglesia se va desmoronando, se va perdiendo la comunión, la participación de las personas se reduce a la mínima expresión y en la misión se va disipando el vigor necesario
Los consejos deberían ser vistos como una necesidad en toda institución eclesial
La sinodalidad no es una teoría y sí una práctica, que necesita de instrumentos, y entre ellos nunca podrá faltar la transparencia y la rendición de cuentas
La sinodalidad no es una teoría y sí una práctica, que necesita de instrumentos, y entre ellos nunca podrá faltar la transparencia y la rendición de cuentas
Luis Miguel Modino, enviado especial al Sínodo de la Sinodalidad
La transparencia y la rendición de cuentas sobre la labor pastoral son elementos que nadie puede dejar de lado en una Iglesia sinodal. Para avanzar en esa dinámica es necesario tomar en consideración los contextos locales específicos, con sus características culturales y sus tradiciones históricas. Nada se puede evaluar en abstracto, y además de eso, promover la mayor participación, pues todos los miembros del Pueblo de Dios pueden y deben aportar, afianza ese camino.
Cultura de la transparencia y rendición de cuentas
Para poder avanzar en ese camino sinodal, para lograr caminar juntos, para generar actitudes que favorezcan la confianza mutua entre los miembros del Pueblo de Dios es necesario ir más allá de la práctica, hay que instaurar la cultura de la transparencia y de la rendición de cuentas. Sólo así la sinodalidad y la corresponsabilidad se solidifican, pues eso pone en evidencia la valoración de las acciones realizadas en el ejercicio de los diversos ministerios en la comunidad. Por el contrario, la falta de transparencia y la no rendición de cuentas alimenta el clericalismo y la desconfianza.
Esos procesos de transparencia y rendición de cuentas necesitan instancias y formas de evaluar el modo como se ejercen las responsabilidades ministeriales de todo tipo, inclusive entre el clero. La evaluación, sobre todo si es participativa, permite realizar los ajustes oportunos en los planes pastorales y favorece la capacidad de prestar un mejor servicio a los miembros del Pueblo de Dios de acuerdo con las respectivas vocaciones y la articulación en el servicio.
Llevar eso a la vida cotidiana eclesial es un desafío para poder avanzar en la sinodalidad práctica. En la medida en que pensamos que estamos por encima del bien y del mal, que no tenemos que rendir cuentas a nadie, que no es necesario ser transparentes, la vida de la Iglesia se va desmoronando, se va perdiendo la comunión, la participación de las personas se reduce a la mínima expresión y en la misión se va disipando el vigor necesario para que los otros descubran en el testimonio de cada bautizado la fuerza del Espíritu de Dios.
Necesidad de consejos pastorales y económicos
Un instrumento para que la transparencia sea cada vez mayor son los consejos pastorales y económicos, y que estos sean escuchados y sus opiniones tenidas en cuenta a la hora de decidir. Los consejos deberían ser vistos como una necesidad en toda institución eclesial. Cuando los diversos ministerios que forman parte del Pueblo de Dios son ignorados en la composición de los consejos, cuando las planificaciones pastorales y económicas son cosas de uno o de un pequeño grupo que nada cuestiona, el Evangelio, y con ello la vitalidad de la Iglesia, se esfuma. Del mismo modo, la publicación de una memoria y del balance financiero periódico y evidenciar cómo todo ello redunda en favor del desarrollo de la misión, son actitudes que no se pueden ignorar más.
Finalmente, no podemos ignorar que, para una adecuada rendición de cuentas, es necesaria la promoción del acceso de las mujeres a puestos de autoridad y su participación en los procesos de toma de decisiones, así como la participación de quienes desarrollan ministerios y cargos en la Iglesia, en los procesos de monitoreo y evaluación del desarrollo de la misión. Nunca olvidemos que la sinodalidad no es una teoría y sí una práctica, que necesita de instrumentos, y entre ellos nunca podrá faltar la transparencia y la rendición de cuentas.
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