La fe en Cristo es una fuerza liberadora: "Para que seamos libres nos liberó Cristo" (Gálatas 5). La Biblia en el banquillo de los acusados
"El último domingo de septiembre, las comunidades católicas celebran el Día de la Biblia. Sin embargo, desde hace 50 años, septiembre se considera el mes de la Biblia".
"Lamentablemente, una parte de la jerarquía católica, así como pastores evangélicos y grupos de diversas iglesias, siguen predicando el Evangelio de forma dogmática y arrogante".
"El CEBI siempre ha defendido que el mejor terreno para escuchar y practicar la palabra de Dios es la comunión con los más pobres".
"El CEBI siempre ha defendido que el mejor terreno para escuchar y practicar la palabra de Dios es la comunión con los más pobres".
| Marcelo Barros
El último domingo de septiembre, las comunidades católicas celebran el Día de la Biblia. Sin embargo, desde hace 50 años, septiembre se considera el mes de la Biblia. Cada año, los grupos y las comunidades estudian un tema relacionado con un libro bíblico. En 2021, el libro elegido fue la Carta a los Gálatas y el lema se tomó del himno bautismal que ocupa el centro de la carta: "Porque todos sois uno en Cristo Jesús" (Gal 3, 28).
Este lema puede ayudar a las comunidades a encontrar en la Biblia una respuesta a los conflictos que enfrentan a los cristianos con la realidad social y política de su país. Desde los inicios del cristianismo, las comunidades eclesiales siempre han tenido en su seno a personas y grupos con diferentes posiciones sociales y políticas. Y las Iglesias cristianas ven la catolicidad como su vocación, porque deben ser capaces de vivir con la diversidad.
En los años 50 del siglo I, en la región que hoy comprende Turquía, Pablo fundó algunas comunidades cristianas. En ellos había creyentes de diferentes culturas. Algunos miembros, de origen judío, sostenían que para ser cristianos, todos debían obedecer las leyes del judaísmo. Otros, procedentes de culturas locales y religiones orientales, se sentían más libres. Ante el conflicto entre los dos grupos, Pablo no permaneció neutral. Se posicionó a favor de una Iglesia abierta y en marcha, como propone el Papa Francisco, pero respetando la diversidad. En primer lugar, su carta insiste en que "judíos o griegos, esclavos o libres, hombres o mujeres, todos los bautizados en Cristo son iguales y deben estar unidos (UNO) en Cristo" (Gal 3,27- 28). Sobre la base de la igualdad de todos, Pablo defiende la libertad. No prohíbe a los cristianos de cultura judía obedecer las normas del judaísmo, pero no tienen derecho a exigirlo a los demás. La fe en Cristo es una fuerza liberadora: "Para que seamos libres nos liberó Cristo" (Gálatas 5).
En nuestra realidad, la propuesta de las comunidades de profundizar en la lectura e interpretación de la carta a los Gálatas puede ayudar a evitar que la Biblia sea utilizada como pretexto para el racismo religioso. Podemos interpretar la Biblia de diferentes maneras. Cada lectura es siempre parcial y se puede completar. Sin embargo, nadie tiene derecho a utilizar la Biblia y la fe en Jesús como pretexto para perseguir y atacar a las comunidades de cultos afrobrasileños o de otras religiones. La Biblia no justifica posturas moralistas y discriminatorias contra la igualdad de género y la diversidad sexual. No es honesto leer literalmente un texto escrito hace más de dos mil años y en otro contexto cultural y geográfico para justificar posiciones antropocéntricas que ven al ser humano como superior a la naturaleza.
Lamentablemente, una parte de la jerarquía católica, así como pastores evangélicos y grupos de diversas iglesias, siguen predicando el Evangelio de forma dogmática y arrogante. Al hacerlo, continúan el camino de los colonizadores que utilizaron la Biblia para justificar la violencia de la conquista. Dan la razón a quienes utilizan la Biblia como arma que legitima la opresión y el dolor a la humanidad y al planeta. Es necesario purificar la lectura de la Biblia y la forma en que se habla de Dios. Es necesario revelarlo como Amor y Compasión y no como un déspota que impone su voluntad y castiga sin piedad a quienes no le obedecen.
En Brasil, hace más de 40 años, este esfuerzo por liberar la Biblia de una lectura fundamentalista llevó a un grupo de cristianos a fundar el Centro de Estudios Bíblicos (CEBI). La inspiración y la iniciativa partieron de nuestro querido hermano Fray Carlos Mesters, profeta de la lectura liberadora de la Biblia que, el próximo mes de octubre, cumplirá 90 años, la mayor parte de los cuales los ha pasado al servicio de la Biblia y de las comunidades en camino.
El Centro de Estudios Bíblicos (CEBI) parte del principio de que la Biblia es la escritura de la palabra de Dios. Es como una partitura musical que sólo se convierte en música cuando se ejecuta. Así, la Biblia sólo se revela como palabra divina en la medida en que es proclamada y vivida en las comunidades.
El CEBI siempre ha defendido que el mejor terreno para escuchar y practicar la palabra de Dios es la comunión con los más pobres. Es a partir de la vida de los oprimidos que, en la lectura comunitaria y orante de la Biblia, discernimos la revelación de un proyecto divino de justicia, amor y vida para la humanidad y el universo entero. Si seguimos amando la Biblia y acogiendo siempre su mensaje, es porque, como nos recordaba el Papa Pablo VI: "para encontrar a Dios, es esencial encontrar a los seres humanos".