Avanza Encuentro Latinoamericano y Caribeño: Mujeres en sinodalidad Luis Carlos Aguilar: "Yo quiero ser de esos hombres que rompen patrones"
"En estos tres días estamos viviendo la osada esperanza al despuntar la aurora de Jesús resucitado," afirmó el Padre Luis Carlos Aguilar Badilla representante del Secretariado Latinoamericano de América Latina y el Caribe de Cáritas (SELACC) en la Comisión Animadora del eje mujeres en la Iglesia y la sociedad que durante la presente semana adelanta el I Encuentro Latinoamericano y Caribeño: Mujeres en sinodalidad
En la ceremonia Eucarística con la que se dio apertura a los trabajos, el consagrado recordó que uno de los objetivos de este tiempo es buscar caminos para encarnar la sinodalidad que nos pone en movimiento, hacia una vida en esperanza, hacia lo esencial, respecto a lo que significa seguir a Cristo
Se trata de vivir la centralidad de la relacionalidad humana, favoreciendo desde la reflexión, el compromiso con la dignidad de hombres y mujeres así como con la cultura del cuidado. Una búsqueda para que nadie descarte el camino que nos conduce hacia la posibilidad de ser signo, palabra y metáfora creíble entre los que vivimos. Particularmente, entre las mujeres que nos rodean
Se trata de vivir la centralidad de la relacionalidad humana, favoreciendo desde la reflexión, el compromiso con la dignidad de hombres y mujeres así como con la cultura del cuidado. Una búsqueda para que nadie descarte el camino que nos conduce hacia la posibilidad de ser signo, palabra y metáfora creíble entre los que vivimos. Particularmente, entre las mujeres que nos rodean
"En estos tres días estamos viviendo la osada esperanza al despuntar la aurora de Jesús resucitado," afirmó el Padre Luis Carlos Aguilar Badilla representante del Secretariado Latinoamericano de América Latina y el Caribe de Cáritas (SELACC) en la Comisión Animadora del eje mujeres en la Iglesia y lasociedad que durante la presente semana adelanta el I Encuentro Latinoamericano y Caribeño:Mujeres en sinodalidad.
En la ceremonia Eucarística con la que se dio apertura a los trabajos, el consagrado recordó que uno de los objetivos de este tiempo es buscar caminos para encarnar la sinodalidad que nos pone en movimiento, hacia una vida en esperanza, hacia lo esencial, respecto a lo que significa seguir a Cristo.
Buscando caminos
Se trata de vivir la centralidad de la relacionalidad humana, favoreciendo desde la reflexión, el compromiso con la dignidad de hombres y mujeres así como con la cultura del cuidado. Una búsqueda para que nadie descarte el camino que nos conduce hacia la posibilidad de ser signo, palabra y metáfora creíble entre los que vivimos. Particularmente, entre las mujeres que nos rodean. Esto, aclaró el sacerdote, "implica trabajar hacia la interacción y el encuentro de carismas, un cambio sistémico, consciente de la importancia de alcanzar una necesaria incidencia política que facilite el cuidado responsable del ambiente y de los derechos de las generaciones futuras de mujeres".
Lo que finalmente debe asumirse como la construcción de un mundo de hermanas y hermanos. Así es como debe entenderse el trabajo de la Comisión y su propuesta metodológica al pensar en la realización de este encuentro que congrega a más de 30 mujeres de todo el continente, cada una con experiencias diversas, pero decididas a trabajar para hacer un aporte a la construcción de una iglesia distinta, dispuesta a escuchar y emprender en clave femenina.
Refiriéndose a la Sagrada Escritura el P. Luis Carlos Aguilar recordó que al vivir la Octava de Pascua generalmente decimos que Jesús se apareció ante una comunidad; que solo con su presencia comunicó paz y se atrevió a confiar una misión a sus discípulos, la de ser sus testigos. No obstante, aclara que no se trata propiamente de una "aparición" como si estuviéramos hablando de un fantasma que llega sin avisar ante el estupor de los presentes.
"Más bien es descubrir la presencia permanente de Cristo, allí donde estamos reunidos en comunidad,” afirmó. Esto significa que en "cada hermano y hermana lo podamos ver, tomar de la mano, descubrirlo cerca de nosotros, darle el saludo de paz, preguntarle qué necesita, darle de comer, compartir su alegría o tristeza... Porque es en esos gestos tan normales y humanos son aquellos en los que reconocemos la presencia de "nuestro" Señor vivo y resucitado,” agregó.
Una experiencia de encuentro
En esta línea el sacerdote insistió en que cada Eucaristía debe vivirse como una "aparición" del resucitado, una experiencia de encuentro de él, con nuestra comunidad, con cada uno de nosotros; porque después de haberle reconocido con los ojos de la fe, en la fuerza de la Palabra y en la fracción del pan, podremos "salir a ser sus testigos con un compromiso ejemplar y auténtico".
Para el padre Luis Carlos Aguilar "todos los que se encuentran de verdad con el Señor, salen radiantes del encuentro, irradian bondad, se entregan, de modo que los demás descubren en ellos algo nuevo," una actitud muy coherente con los retos de quienes trabajan en la Comisión o participan en el I Encuentro Latinoamericano y Caribeño: Mujeres en sinodalidad.
Al pensar en su propio compromiso como consagrado y parte activa de la Comisión Animadora del Eje Mujeres en la Iglesia, el sacerdote habló de las razones que lo impulsan a participar en este trabajo, más allá de la idea de que solo debería estar integrada por mujeres. Argumentos que permiten fomentar la construcción de una nueva masculinidad, superando las tradiciones culturales que en muchos casos nos alejan como hombres y mujeres, olvidando la importancia de trabajar como iguales, coequiperos que miran el mismo horizonte.
Argumentos y testimonio
Así el Padre Luis Carlos Aguilar compartió los motivos que le impulsan a integrar la comisión y a trabajar con y por las mujeres y en diversos aspectos que permiten construir una nueva masculinidad, experiencia que compartió con los presentes.
"Yo quiero ser de esos hombres que rompen patrones, que asisten a talleres, que van a terapia por ellos. Para ser mejores hombres, mejores parejas, mejores papás, mejores seres humanos. De esos hombres, que lloran y no sienten vergüenza. Al contrario, los libera y se muestran quebrados y vulnerables. De esos hombres, que se abrazan, cobijan, sostienen gritan, rugen y se reúnen para hacer círculos de hombres.
De esos hombres, que nombran a su padre, a sus abuelos y nombran las cadenas de ausencia, de dolor, de abandono y hoy los ven y se entienden. De esos hombres valientes, que abren nuevos caminos, nuevas emociones, nuevos abrazos y destruyen con ello, mandatos ancestrales. De esos hombres, que se sientan a escuchar a una mujer y se dejan tocar y Sanar. De esos hombres son los que verdaderamente, están sanando generaciones".
"Es un honor caminar y sanar a su lado", concluyó hablando a estas mujeres que en el Encuentro Latinoamericano y Caribeño: mujeres en sinodalidad representan el sentir de muchas otras en el continente que conservan en el corazón y el pensamiento la esperanza de construir una Iglesia sinodal.
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