Rutina... Acampó entre nosotros
Quizás hay nuevos propósitos para el nuevo año, algunos se harán realidad, otros quedarán quizás en los buenos deseos pero ojalá que queramos que en nuestro caminar esté el Señor y no como un añadido o fruto de ciertos periodos del año sino en el día a día, cuando tengo la dicha de ver el amanecer, en los momentos menos fáciles, también cuando al atardecer le puedo agradecer lo vivido desde su presencia.
| Gemma Morató / Hna. Ana Isabel Pérez
Ahora que ya pasó el tiempo de Navidad, me pregunto ¿qué nos quedará? Hemos vuelto a la rutina pero miremos de qué manera, ¿nos pasaron los días sin más? ¿Qué es lo más preciado de lo vivido?
La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.Aquí está el regalo que perdura, capaz de tocar la propia existencia en plenitud. Acogerle y que permanezca en nosotros será nuestra mejor respuesta a su Amor. Quizás hay nuevos propósitos para el nuevo año, algunos se harán realidad, otros quedarán quizás en los buenos deseos pero ojalá que queramos que en nuestro caminar esté el Señor y no como un añadido o fruto de ciertos periodos del año sino en el día a día, cuando tengo la dicha de ver el amanecer, en los momentos menos fáciles, también cuando al atardecer le puedo agradecer lo vivido desde su presencia. Ojalá que cada día podamos decirle: ¡Cuento contigo Señor! Y hacerlo desde lo que somos e intentamos vivir de la mejor manera posible en el día a día.
“Sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado inteligencia para que conozcamos al Verdadero. Nosotros estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el Dios verdadero y la vida eterna” (1Jn 5,20).