¡Buen verano!
Acabamos de estrenar el verano, y ya lo notamos en las temperaturas. Estos días en el cole damos gracias a Dios por todo lo vivido a lo largo del curso escolar que ha sido mucho e intenso y con gusto nos deseamos ¡Buen verano! Ya hay ganas de vacaciones, de desconectar, de cargar pilas como se suele decir. También a la vuelta de la esquina nos espera el mes de septiembre y a esta velocidad en la que sentimos el tiempo ya mismo estaremos de vuelta pero sin asustarse que primero hay que irse, cerrar una etapa con todo lo que ya está en el pasado pero del que siempre podemos hacer una lectura de cómo lo hemos vivido.
El verano suena a vacaciones para unos y trabajo para otros, sea cual sea la situación, sí que es importante en algún momento ser capaces de hacer un alto en el camino de nuestra vida, de nuestros afanes, de nuestras carreras, de vivir hacia afuera a tal velocidad que somos conscientes que la vida se nos pasa. ¿Cómo “parar el tiempo” para vivir hacia adentro? ¿Habrá tiempo para nosotros mismos? ¿Escucharemos la voz de Dios, de los que nos necesitan?...Y no hay que irse lejos si no ser capaces de mirarnos al espejo interior, aquél en el que sabemos que está nuestro rostro, lo que somos.
Quizás ya estamos organizando a dónde iremos, qué haremos, etc.…..ojalá que el verano no acabe también cansándonos; que seamos capaces de disfrutar de las cosas importantes que son las que al fin y al cabo nos dan vida, nos ayudan a descansar y a ser felices.
Leía en el facebook de una amiga: “qué cerca os tenía cada día y no lo apreciaba, ahora que os tengo lejos qué ganas tengo de que volváis. Os quiero y sois lo más importante de mi vida”. Puede ser este verano o en cualquier otro momento el que nos ayude a cargar las pilas con las personas que más nos importan, que queremos y que sepamos aprovechar los momentos en que nos tenemos y compartirlos con alegría.
“Después, cuando menos lo esperas
aparece más fresca la vida.
Y cuanto más alto miras,
cuanto más te sorprendes
más pequeños, más de rodillas
eres ante Dios.
Después, cuando menos lo esperas
el tiempo ha marcado su ritmo,
y un sendero por dentro
ha tejido otra entraña más viva.
Entonces apareces más hermano,
más hijo, más... de rodillas.
Es casi sin querer, al compás del deseo,
de la ilusión, como el hombre
va haciéndose criatura,
más a la imagen
del corazón del amor.
Y después, cuando menos lo esperas
no puedes menos que querer de rodillas” (Isidro Cuervo, sj)
Texto: Hna. Ana Isabel Pérez.