Feliz incrédulo

Michelangelo Merisi, detto il Caravaggio
Gracias a Santo Tomás los creyentes hemos recibido la bienaventuranza de Jesús: dichosos los que sin haber visto creen.

Pero en la carta a los Hebreos leemos: “Tener fe es tener la plena seguridad de recibir aquello que se espera; es estar convencidos de la realidad de las cosas que no vemos” (11,1 y 2). Cita, a continuación, una serie de hombres que en la Escritura creyeron sin ver y especialmente exalta la fe de Abrahán: “Por la fe Abrahán, cuando Dios lo llamó. Obedeció y salió para ir al lugar que le iba a dar como herencia. Salió de su tierra sin saber a donde iba, y por la fe que tenía vivió como extranjero en la tierra que Dios le había prometido. Por la fe Abrahán recibió fuerzas para ser padre porque creyó que Dios cumpliría sin falta la promesa a pesar de que Sara no podía tener hijos y él era ya era demasiado viejo (8-11). Por la fe, Abrahán, cuando Dios le puso a prueba, tomó a Isaac para ofrecerlo en sacrificio. Estaba dispuesto a ofrecer su único hijo a pesar de que Dios le había prometido que por medio de él tendría una gran descendencia” (17 y 18).

Esto no lo pudo tener presente el apóstol Tomás, pues, por suerte nuestra, no se había escrito aún. Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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