Hacer testamento vital
Es verdad que en general, en nuestro país, los médicos y todo el personal sanitario tiene una delicadeza que se agradece, se han superado los años del paternalismo y el consentimiento informado con sensibilidad y paciencia funciona, y funciona bien. Pero antes de llegar aquí, no podríamos parar, detener la vida, ante todo para disfrutarla, gozarla, saborearla, pero también para pensar en cosas esenciales que luego nos ayuden a vivir de otra manera momentos tan duros y difíciles. Son muchas las cosas a nombrar, pero ahora se me ocurre el plantearnos haber hecho testamento vital o documento de voluntades anticipadas. Hace bastantes años en Barcelona, se hizo un gran trabajo de concienciación por parte de la delegación de pastoral de la salud del arzobispado de Barcelona, luego llegaron propuestas desde el gobierno de la Generalitat, los ayuntamientos…
¿Qué es el testamento vital? El testamento vital es un documento en el cual una persona, de acuerdo con sus valores, manifiesta su voluntad sobre las curas de salud, por si llegado el caso, sufriese una situación en la que no se pudiese expresar. Así pues, dicho documento tiene como finalidad conocer, ante una concreta actuación médica, la voluntad del paciente en el caso de que no pueda en ese momento manifestarla, o bien para dejar designada a una persona que tome estas determinaciones en sustitución suya. Todo esto puede aliviar a la familia en momentos tan complicados de decisión.
Hay varios modelos, según los valores y maneras de cada uno. La Conferencia Episcopal Española ofrece este en su web:
A mi familia, a mi médico, a mi sacerdote, a mi notario:
Si me llega el momento en que no pueda expresar mi voluntad acerca de los tratamientos médicos que se me vayan a aplicar, deseo y pido que esta declaración sea considerada como expresión formal de mi voluntad, asumida de forma consciente, responsable y libre, y que sea respetada como si se tratara de un testamento.
Considero que la vida en este mundo es un don y una bendición de Dios, pero no es el valor supremo y absoluto. Sé que la muerte es inevitable y pone fin a mi existencia terrena, pero creo que me abre el camino a la vida que no se acaba, junto a Dios.
Por ello, yo, el que suscribe, pido que, si por mi enfermedad llegara a estar en situación crítica irrecuperable, no se me mantenga en vida por medio de tratamientos desproporcionados; que no se me aplique la eutanasia (ningún acto u omisión que por su naturaleza y en su intención me cause la muerte) y que se me administren los tratamientos adecuados para paliar los sufrimientos.
Pido igualmente ayuda para asumir cristiana y humanamente mi propia muerte. Deseo poder prepararme para este acontecimiento en paz, con la compañía de mis seres queridos y el consuelo de mi fe cristiana, también por medio de los sacramentos.
Suscribo esta declaración después de una madura reflexión. Y pido que los que tengáis que cuidarme respetéis mi voluntad. Designo para velar por el cumplimiento de esta voluntad, cuando yo mismo no pueda hacerlo, a _________________________ .
Faculto a esta misma persona para que, en este supuesto, pueda tomar en mi nombre, las decisiones pertinentes. Para atenuaros cualquier posible sentimiento de culpa, he redactado y firmo esta declaración.
Nombre y apellidos:
Firma:
Lugar y fecha:
Texto: Hna. Gemma Morató.