Cuaresma... Reflexiona y cambia

Reflexiona y cambia
Reflexiona y cambia

Una reflexión que sea capaz de encontrarse con uno mismo y que ese encuentro sea capaz de provocar el deseo y las ganas de hacer las cosas mejor cuando nos equivocamos. Y lo que sea bueno y positivo seguir manteniendo para no caer en la dejadez, la desidia o el desinterés.

Un año más nos adentramos en el tiempo de cuaresma, tiempo de reflexión y de cambio, tiempo para esforzarnos en ello, o al menos proponérnoslo. Estamos acostumbrados a oír frases hechas sobre la cuaresma, pero lo importante es que seamos capaces de frenar, de parar para pensar en lo que de verdad importa. No es que sea algo especial de este tiempo, pero sí que es este tiempo un tanto especial para volver a la reflexión.

No hablo de una reflexión rápida y sin sentido, sino todo lo contrario, una reflexión que sea capaz de encontrarse con uno mismo y que ese encuentro sea capaz de provocar el deseo y las ganas de hacer las cosas mejor cuando nos equivocamos. Y lo que sea bueno y positivo seguir manteniendo para no caer en la dejadez, la desidia o el desinterés.

El evangelio de este domingo pasado no habla de un aspecto que durante el tiempo de cuaresma nos acompañará en muchos momentos. Esta idea es el hecho de la tentación, de aquello que de alguna manera nos provoca para hacer lo que no quisiéramos hacer o dejarnos llevar por algo sin sentido y sin pensar. Cuando hablamos de tentación hemos de pensar que es algo muy amplio, pero lo central aquí es que esa tentación lo único que quiere provocar es apartarnos del amor de Dios, alejarnos de lo que es bueno para nosotros en plenitud de vida. Por supuesto, que al hablar de tentación existen un millón de cosas que se nos pasan por la cabeza, pero sólo me refiero a lo que nos hace infelices, a lo que provoca tristeza y sin sentido en la vida del ser humano. Esta es la tentación que hace mal y que hay que evitar, porque no se trata de estar contentos un rato sino de ser felices en la vida.

El hecho de reflexionar nos lleva a querer cambiar lo que no es tan bueno, y eso nos hace crecer, nos hace fuertes y nos enseña a amar a los otros.

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