| Gemma Morató / Hna. Ana Isabel Pérez
En estos días se sucedían noticias tristes de personas cercanas que perdían un familiar y desde nuestra razón demasiado pronto. Hay momentos en que cuestan las palabras pero lo que sí que siempre está en nuestra mano es estar cerca, apoyando en esos momentos donde late el dolor y en el que nos gustaría que no sufrieran las personas a las que queremos. Desde la fe acompañarlos con la oración, desde la esperanza de la Resurrección.
El día anterior de que una amiga recibiera la pérdida inesperada de su padre, justo hablábamos de quedar un día, de vernos más tranquilamente. Me impactó recibir la noticia y también el pensar en que muchas veces dejamos las cosas para otro momento cuando es el hoy con el que contamos.
Con el paso de los años lo que más se aprecia, el mejor regalo es precisamente el poder compartir y regalarse tiempo, el saber estar y disfrutar con el otro. Un regalo siempre nos alegrará pero lo que perdura para siempre es un abrazo, un saber estar juntos, la gratuidad de compartir con gusto, ese “perder el tiempo ganándolo”.