Un cartel

Rezar
Encontré un cartel que decía: “Meditando. Vuelvo en 30 minutos”. Teniendo presente la imagen y lo curioso de la misma, me hizo pensar si a lo largo de la jornada, con todo lo que se hace y se vive, hay tiempo para un cartel así o parecido. ¿Hay tiempo para parar? Quizás la respuesta sea un no, pero sí que hay necesidad de respirar “por dentro” y en ese sentido cada uno sabrá dar su respuesta, desde lo que sabe que necesita realmente.

En todo lo que vivimos, en esos momentos en los que alcanzo a decir no puedo más, o qué cansancio o tengo tal preocupación, etc.… necesitamos tomar aire, oxigenarnos para seguir. Cada uno tendrá sus “válvulas de escape”, aquello que le ayude, pero qué bueno que hubiera un tiempo en el que pusiéramos el cartel: “Ahora estoy rezando….ahora es tiempo para Dios”… "Ahora busco el silencio también conmigo mismo"….; pongamos el título que queramos, ya sea visible para otros o no.

Lo importante es ser capaz de saber parar de verdad, tener ese tiempo de gratuidad para encontrarme con Dios, conmigo mismo, con los otros, donde las prisas no son las protagonistas, donde estar con y compartir con, nos da un plus de serenidad, alegría, crecimiento en la amistad, de Amor en la propia existencia.

Nos hacen falta pausas, tiempos para respirar, cuidarse y cuidar relaciones, porque no pasan solo los días si no que ahí está pasando nuestra vida. Ojalá ahí entre también Jesús como amigo que camina junto a nosotros y si no lo reconocemos, se hará el encontradizo como con los discípulos de Emaús (Lc 24, 13-25).

Oración:
“Quédate con nosotros, Señor, porque atardece;
que el camino es arduo, y fuerte el cansancio.
Quédate para decirnos tus palabras vivas
que serenan la mente y remueven el alma.
Aviva el rescoldo de nuestro pobre corazón,
disipa las dudas y quita el miedo.
Quédate y purifica rostro y entrañas;
abrasa nuestra tristeza;
danos esperanza.
Pártenos el pan de tu compañía;
ábrenos los ojos de la fe adormecida.
Quédate y renueva valores y sueños;
danos otra vez tu joya y tu paz.
Condúcenos siempre por el mundo, en la vida,
para ver tu rostro en las personas "heridas".
Quédate con nosotros, Señor, que el día ya decae,
que el camino es arduo, y fuerte el cansancio. Amén.”


Hna. Ana Isabel Pérez.
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