¿Y si no hubiera cielo?

Cielo
En un barrio periférico de Barcelona una religiosa se desvivía para que aquellas familias, todas emigrantes, después de los años setenta, pudieran salir adelante, que sus hijos tuvieran una mejor educación que la de sus padres, y que las mujeres en vez de estar charlando en la puerta de sus casas hicieran algo más positivo.
Se organizó una guardería, una escuela de costura para las mujeres, un taller de cocina, y atención para las personas mayores. Las antiguas alumnas de varios colegios las visitaban, lo mismo que a los enfermos.

Había en el mismo barrio un señor que no era creyente, pero de aquellos que yo digo que cuando lleguen a la otra vida les recibirá el Padre con toda solemnidad. Este hombre tenía un pequeño taller de monturas para gafas. En muchas ocasiones hacia encargos con su camioneta para la hermana; un día él dijo a la joven religiosa: “Hermana usted se cansa con todos los problemas del barrio y en muchas ocasiones ni se lo agradecen, ¿y si después de esta vida, no hubiera cielo?”. A lo que la religiosa contestó: “Haría lo mismo”.

Uno no hace las cosas pensando en la recompensa, pues si lo hacemos por ésta ya hemos recibido el premio. Pero como esta religiosa estaba convencida de las palabras de Jesús: “lo que hicierais a uno de estos pequeños a mi me lo hicisteis”, continuaba feliz haciendo lo posible para que los niños, los ancianos, los enfermos, tuvieran lo mejor en aquellos tiempos que no eran fáciles. Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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