La fidelidad del Señor en los salmos

Fidelidad
La fidelidad del Señor es de siempre y para siempre. En la Sagrada Escritura vemos como Dios es fiel, su Palabra es verdadera, no puede romper su promesa. Veamos como los salmistas, en los cincuenta primeros salmos del salterio cantan esta fidelidad de Dios para con su pueblo y por cada ser creado por él:

Salmo 18,8 “El precepto del Señor es fiel e instruye al ignorante”.
Salmo 22,1 “El Señor es mi pastor, nada me falta”.
Salmo 24,10 “El obrar del Señor es fruto de su amor fiel”.
Salmo 25,1 “Confío en el Señor no tengo miedo de caer”.
Salmo 28,7 “El Señor es mi fuerza y mi escudo: en él confía mi corazón”.
Salmo 30,3 “Señor Dios mío, a ti grité, y tú me sanaste”.
Salmo 31,15, 16 “Yo confío en ti, Señor, te digo: Tú eres mi Dios. En tu mano están mis azares”.
Salmo 33,7 “Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha y lo salva de sus angustias”.
Salmo 34,10 “Todo mi ser proclamará: Señor, ¿Quién como tú que defiendes al débil del poderoso, al pobre y humilde del explotador?”.
Salmo 35,6 “Señor, tu misericordia llega al cielo, tu fidelidad hasta las nubes”.
Salmo 36,7 “Descansa en el Señor y espera en él”.
Salmo 37, 16 “En ti, Señor espero, y tú me escucharás, Señor Dios mío”.
Salmo 38,8 “Señor, tú eres mi confianza”.
Salmo 39,2 “Yo esperaba con ansia al Señor, él se inclinó y escucho mi grito”.
Salmo 40,2 “El Señor lo guarda y lo conserva en vida”.
Salmo 41,9 “De día el Señor me hará misericordia”.
Salmo 45,2 “Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza”.
Salmo 48,16 “A mí Dios me salva”.
Salmo 51,10 “Pero yo, como verde olivo confió en la misericordia de Dios”.

En momentos de oscuridad, de incertidumbre, acudamos a este libro de oraciones del pueblo de Israel y encontraremos luz y fuerza para vencer las dificultades que se nos presentan a lo largo de nuestra peregrinación hacia el encuentro definitivo con el Señor, donde ya no habrá sombras al contrario todo será diáfano. Nos animará a rezar con este delicioso libro pensar que Jesús, María, José y todos los hombres y mujeres a los que la Sagrada Escritura llama justos oraron con él. Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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