Tú eres mi fortaleza, Señor

Vienen a su mente los peligros superados con la ayuda divina. De todos le libra el Dios que no ama la muerte sino que desea que sus fieles tengan vida:“Me cercaban olas mortales, torrentes destructores me aterraban, me envolvían las redes del abismo, me alcanzaban los lazos de la muerte; en el peligro invoqué al Señor, grité a mi Dios: desde su templo él escuchó mi voz y mi grito llegó a sus oídos” (v 5-7). “(Dios), desde el cielo alargó la mano y me agarró, me sacó de las aguas caudalosas, me libró de un enemigo poderoso, de adversarios más fuertes que yo” (v 17).
El fin de este cántico deja paso a un nuevo personaje el Rey del futuro: “Tú diste gran victoria a tu rey, tuviste misericordia de tu ungido, de David y su linaje por siempre” (v 51).Este salmo nos invita a reflexionar sobre todos los beneficios que Dios nos ha concedido y saber darle gracias por ellos.Texto: Hna. María Nuria Gaza.