“Por tanto, os digo: No estéis preocupados por lo que habéis de comer o beber para vivir, ni la ropa con que habéis de cubrir vuestro cuerpo. ¿No vale la vida más que la comida y el cuerpo más que la ropa?”(Ma 6, 25). Cuantas veces andamos preocupados por el mañana sin saber si éste llegará.
Recuerdo lo que me comentó un religioso. Su madre quedó viuda con cuatro hijos en unos tiempos muy difíciles. Ella para sustentar la familia tejía. Cuando tenía un determinado tejido que le llevaría una peseta de ingresos decía:
“Ya tenemos asegurado el pan para mañana”. Recogía su telar y se dedicaba a atender sus hijos. Les enseñaba a rezar y a ayudar a hacer las tareas del colegio. De este modo la pobre viuda consiguió sacar adelante su familia.
Creo que el ejemplo de la confianza que esta madre daba a sus hijos era la mejor catequesis.
Sus hijos supieron apreciar la fe de esta mujer que con serenidad, esfuerzo, constancia y confianza en la providencia fue una ayuda excepcional que sus hijos no iban a olvidar nunca. Texto: Hna. María Nuria Gaza.