Según una falsa convocatoria a través de video, el arzobispo de Medellín, Ricardo Tobón, estaría liderando la organización de una jornada de oración mariana, a realizarse el próximo 13 de mayo, con ocasión de la fiesta de la virgen de Fátima.

La pieza audiovisual engañosa también involucra con la logística al obispo de Santa Rosa de Osos, Elkin Álvarez, e invita a los demás obispos del país a unirse a su clamor contra el avance comunista en Colombia.

Tras ser consultado al respecto por este corresponsal, el propio secretario general de la CEC, monseñor Luis Manuel Alí, sostuvo que no es cierto que Tobón y Álvarez avalen esta clase de piezas audiovisuales. Tal fue la respuesta que los prelados le dieron al eclesiástico después de que este se comunicara directamente con ellos, manifestó el alto cargo de la CEC. En cuestión de pocas horas, los aludidos ordenaron a sus jefes de prensa suscribir un comunicado sosteniendo lo mismo. Tarea que cumplieron sintéticamente, pero con un matiz: “algunos puntos del video no reflejan el sentido que se quiere imprimir” a una jornada de oración, en efecto, organizada por ambas jurisdicciones eclesiásticas: Medellín y Santa Rosa de Osos. “Se tergiversó una invitación a orar”, sostienen Diego Díaz y Pablo Cifuentes, presbíteros.

El video desmentido por Alí, Tobón y Álvarez es solo uno de tantos que por estos días previos a la primera vuelta de las votaciones presidenciales se multiplican, asociando a uno u otro líder religioso a acciones en favor o en contra determinado candidato. Una estrategia similar a la usada por sectores políticos y religiosos en vísperas del plebiscito de 2016 que consultó a la ciudadanía sobre el proceso de paz llevado a cabo entre la extinta guerrilla de las FARC y el gobierno del entonces presidente, Juan Manuel Santos.

Entonces, la cruzada contra la denominada ideología de género sirvió como punta de lanza para que muchos votantes eligieran movidos por el miedo. Hecho que lamentó el entonces presidente de la CEC, Luis Augusto Castro, durante una entrevista pocos minutos después de conocerse el triunfo del no al proceso de paz, en dicho plebiscito.

Entre los sectores religiosos que participaron de esa estrategia se cuenta la plataforma Unidos por la vida y algunos funcionarios de CONACED, en alianza con agrupaciones de iglesias evangélicas que hoy apoyan la candidatura de Federico Gutiérrez, así como en el pasado apoyaron la de Iván Duque. Todos ungidos por el expresidente Álvaro Uribe, un declarado admirador de la pluma del argentino Agustín Laje, escritor al servicio de la cruzada contra el enfoque de género.

Según una encuesta de la Universidad Nacional de Colombia, 57% de los colombianos se identifican como católicos. Una mayoría nada despreciable para ciertos políticos que apelan al sentimiento religioso en su pretensión de sumar votos.

El candidato Federico Gutiérrez recientemente se hizo fotografiar arrodillado en el principal santuario mariano de Colombia, ubicado en el departamento de Boyacá y dedicado a la virgen de Chiquinquirá. Algo similar había hecho meses atrás el candidato Gustavo Petro, junto a la imagen de santa Laura Montoya, en el municipio antioqueño de Jericó. En palabras de Alberto Casas, miembro de la mesa de la WRadio, principal emisora de Colombia, el exalcalde de Bogotá metió un “gol”, al viajar al Vaticano y reunirse con el Papa. Hazaña que pretendió ser alcanzada por otro aspirante a la presidencia, el ingeniero Rodolfo Hernández. Tras su encuentro con el obispo de Roma, el candidato santandereano afirmó que la relación de su fórmula vicepresidencial con Cáritas y los eudistas era una prenda de garantía para los electores católicos.

Según algunos analistas, como el teólogo Alvin Góngora, hechos por el estilo corresponden a expresiones oportunistas de hacer política. “Su trabajo consiste en venderse, seducir al elector, que está más interesado en la persona que en la visión de país en juego o los intereses allí representados; es ahí donde el factor religioso en tanto símbolo presta sus buenos oficios”, explicó Góngora, recientemente, en un foro virtual, refiriéndose a los candidatos que apelan al fervor de la fe.

Colombia no es un Estado confesional, si bien en el campo religioso algunos líderes aseguran que el país es católico, debido a la fe que confiesa buena parte de la población, en zonas a donde llegan los encuestadores. Esa composición ha sido históricamente instrumentalizada por los gobernantes. Entre las críticas que se suman contra la administración de Iván Duque se cuenta una sobre su falta de respeto al principio del Estado laico. Reiteradas alusiones a su devoción a la virgen María, por parte del presidente saliente, le han merecido serios cuestionamientos por parte de sectores de la academia interesados en el respeto de la legislación vigente. Quizás los cuestionamientos más agudos provienen del constitucionalista Rodrigo Uprimny, integrante de Dejusticia, quien, entrevistado por Senttido, dijo que “Dios sería el primero en defender el Estado laico”, toda vez que este favorece el respeto de los derechos de creyentes y no creyentes.

Fue la respuesta gubernamental a la pandemia durante la actual administración, llena de referencias al poder milagroso de ciertos objetos de culto, lo que le mereció al académico su reflexión. Ahora bien, aquello que en su momento hizo el presidente Duque, echando mano del factor religioso, ahora lo hacen algunos candidatos, con la esperanza de un nuevo milagro: ganar la presidencia. De su parte tienen cristianos dispuestos a colaborarles con la campaña, ad honorem o no.