Le escribe un pesado de esos izquierdosos de “consejos vendo y para mí no tengo”. Y decidí escribirle la otra noche, cuando vi que, mientras intentaba hacer un discurso de victoria por los escaños ganados, sus gentes empezaban a gritar “Ayuso, Ayuso…”. Realmente los humanos somos crueles, tanto aquí como allá. De manera más fraterna quisiera sugerirle dos posibles errores pasados y una tarea futura, por si quiere examinarlas.

1.- Su mejor momento creo que fue cuando (aludiendo a Casado) dijo usted aquello de que quería echar a Sánchez no con insultos sino con razones y argumentos. Ese día le aplaudí muy sinceramente. Luego he tenido la sensación de que no cumplía usted aquel magnífico programa: lo del “sanchismo” es un ejemplo bien patente de ello; y sus falsedades el día de la confrontación televisiva lo confirman. Y claro: al ver que no cumplía aquel magnífico propósito, la gente podía preguntarse si es que no tenía usted argumentos ni razones y por eso hubo de recurrir a esos adjetivos descalificativos y demagógicos a lo Casado.

2.- En segundo lugar creo que se equivoca usted cuando repite (con Don Mariano) eso de que el que ha sacado más votos es el que ha ganado las elecciones. Solo se ganan unas elecciones con más del 50% de los votos. Por eso no me canso de repetir que el candidato más votado puede ser también el más vetado. Si pudiésemos votar declarando no solo a quien elegimos sino también a quién rechazamos, entonces valdría esa afirmación suya; pero creo que también podría comprobar que, si ganó en número de votos, también ha ganado en número de rechazos. El hecho es que (fuera de Vox que solo pretende chantajear como Junts) nadie quiere negociar ni pactar con usted; y la dura declaración del PNV ha venido a ser una prueba no pedida. También habrá conocido casos de otros países en que el partido más votado perdió luego las elecciones en la segunda vuelta: señal de que no había ganado antes.

3.- Y esta es la razón principal de esta carta. Usted podría hacer un gran servicio a España y pasar con gratitud a la posteridad si, negociando ahora con Sánchez, consigue que, a cambio de la abstención del PP en la sesión de investidura, Sánchez se comprometa por escrito y públicamente a sacar cuanto antes una ley por la que se establece para todas nuestras futuras elecciones, esa norma del “ballottage” o segunda vuelta entre los dos candidatos más votados. Es una norma práctica elemental que elimina infinidad de problemas y es incomprensible que nuestro ordenamiento jurídico no la contenga, cuando la tiene la mayoría de los países.

Usted habrá podido comprobar que, aunque haya pasado el bipartidismo, sigue muy vivo entre nosotros el “biespañolismo” de Antonio Machado. Eso nos lleva a estar repitiendo elecciones, como ya pasó en 2016, en 2019, y parece que volverá a pasar este 2023 si no lo evita algún gesto como este que le propongo. Lo de repetir elecciones resulta muy pesado para muchas gentes. Y estos días, en cuanto hago ese pronóstico en mi entorno, es frecuente que salga este comentario: “pues si vuelve a haber elecciones, ya no voy a votar”.

Usted verá. A mí me parece que esa es una deficiencia muy seria que tenemos y usted podrá pasar a la historia como el que contribuyó decisivamente a arreglárnosla. Porque, que Sánchez haga eso por iniciativa propia no me atrevo a esperarlo. Yo ya no disfrutaré ese arreglo porque estoy con un pie en el estribo del más-allá; pero el pueblo creo que se lo agradecerá.

Nada más, don Alberto: que, puesto que soy pesado, al menos quiero ser breve. Un abrazo fraterno más allá de nuestras diferencias.