(Vatican News).- La cruz de madera sobre el chaleco antibalas, el barro de las trincheras bajo las botas, el Evangelio en un bolsillo del traje de camuflaje. No es fácil ser capellán militar en Ucrania cuando soplan los violentos vientos de la guerra.
"Nuestra misión es estar al lado de los soldados y llevarles un trozo de Cielo para que no se vea mermada su capacidad de elegir el bien, de buscar la verdad, de proteger la justicia e incluso de contemplar la belleza", susurra el padre Andriy Zelinskyy.
Dolor por los desarrollos internacionales
El sacerdote jesuita de la Iglesia greco-católica ucraniana siente un profundo dolor por la tempestad que se agita en los corazones de esos jóvenes que cogen un fusil, asustados por la escalada de tensión en la frontera oriental del país.
Desde que comenzaron los primeros enfrentamientos armados en el 2014, ha tratado de llevar consuelo y amor a las zonas más afectadas, como Pisky, Scerokino, Avdiyivka y Vodiane. En efecto, el padre Zelinskyy explica:
"En ocho años, hemos perdido 14.000 personas. Esto puede llamarse realmente una guerra híbrida, una guerra que, de hecho, ya está ocurriendo pero que muchos han querido ignorar"
Escucha en las trincheras
Hay un observatorio privilegiado del que el padre Zelinskyy puede comprender mejor el verdadero valor de la vida humana: las trincheras. Esas zanjas cavadas por los soldados ucranianos para resistir los ataques del enemigo, resultan ser preciosos emplazamientos para sondear las profundidades del corazón humano. El capellán militar dice:
"Con el tiempo he comprendido que no hay respuestas fáciles que dar a quienes han perdido un hermano, un amigo o un camarada, en un conflicto que el mundo no puede ver. Hay que saber escuchar e intentar que se encuentre al Señor de la paz través de la oración común"
Ayuda a las familias de los soldados
El temor a que se amplíe el conflicto ha llevado a la Iglesia greco-católica ucraniana a intensificar su ayuda a las familias de los soldados, proporcionándoles asistencia material y espiritual. Por ejemplo, las madres que han perdido un hijo comparten su dolor mediante momentos de oración, mientras que los niños que han perdido a sus padres en la batalla se integran en momentos de ocio y recreación. Dice el padre Zelinskyy:
"La fe ayuda a las personas a encontrar su camino en la oscuridad de la violencia. Incluso en la guerra, la Palabra de Dios puede encender una luz de esperanza"
Agradecidos por la intervención del Papa
Las familias de los soldados y los propios soldados han expresado su agradecimiento al Papa Francisco por sus enérgicos llamamientos a la paz, el último de los cuales fue pronunciado después del rezo del Ángelus del pasado domingo, durante el cual el Pontífice también anunció una jornada de oración por la paz, prevista para hoy, miércoles 26 de enero. El propio capellán militar dijo:
"Sentimos una profunda gratitud por todo lo que el Papa está haciendo por Ucrania. Nos hemos dado cuenta de que no estamos solos y esto nos provoca una rica y profunda emoción. Todos debemos rezar junto al Santo Padre por la paz, no sólo para nuestro país, sino para el mundo entero y para cada corazón humano"
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