Hasta la fecha el país africano no reporta ningún caso de contagio Don Bosco Fambul recurre a su experiencia durante el ébola para hacer frente al coronavirus en Sierra Leona
"Nos sentimos muy cerca de España en estos momentos porque sabemos lo que es estar en cuarentena, el miedo a salir a la calle, ver morir a gente durante la epidemia de ébola"
Don Bosco Fambul quiere salir a informar y a recoger a niños de la calle “porque serán los más vulnerables
| Misiones Salesianas
“Nos sentimos muy cerca de España en estos momentos porque sabemos lo que es estar en cuarentena, el miedo a salir a la calle, ver morir a gente durante la epidemia de ébola… por eso es más fácil empatizar”. Son palabras del misionero salesiano Jorge Crisafulli, director de Don Bosco Fambul en Freetown, la capital de Sierra Leona. La obra que dirige está preparada para la llegada de la pandemia con la experiencia de haber superado el ébola sin haber dejado de atender a los menores más necesitados.
Hasta la fecha Sierra Leona no reporta ningún caso de contagio por coronavirus. Sí lo tienen Liberia y Guinea Conakry, que hacen frontera con el país anglófono. Sin embargo, los misioneros salesianos saben que es difícil saber si eso es cierto, porque “sólo hay dos lugares para hacer test y la pobreza siempre ha hecho morir a gente por malaria, tuberculosis, hepatitis, sida…”.
El aeropuerto del país está cerrado desde la semana pasada a los vuelos internacionales y también las fronteras terrestres. Se han prohibido las celebraciones religiosas, las concentraciones de más de 100 personas y las escuelas se cerrarán esta semana. Sin embargo, todos saben que en cuanto haya un caso positivo la cuarentena y el toque de queda serán obligatorios.
Los misioneros llevan semanas informando a los chicos de la calle que acogen y a la población de los barrios más humildes sobre las medidas para evitar contagios
Los Salesianos en Sierra Leona atendieron a los menores huérfanos durante la epidemia de ébola por encargo del Gobierno y son reconocidos por su trabajo en favor de los menores. Los misioneros llevan semanas informando a los chicos de la calle que acogen y a la población de los barrios más humildes sobre las medidas para evitar contagios. “Todos nuestros trabajadores sociales salen a diario para explicar cómo lavarse las manos, la distancia de seguridad, cómo taparse al estornudar…”, explica el padre Jorge.
Los misioneros aseguran que están preparados para lo peor. “En cuanto se declare el primer caso cerraremos las visitas a todos nuestros hogares porque son áreas verdes donde los chicos y chicas no están contagiados: los protegeremos poniéndonos en autocuarentena”. Si se declara la pandemia, como la escuela estará cerrada, “la convertiremos en un centro de atención y acogida para 400 chicos y chicas de la calle con las debidas precauciones para todos”.
Don Bosco Fambul quiere salir a informar y a recoger a niños de la calle “porque serán los más vulnerables e indefensos con el coronavirus”.
La estrategia es “de guerra, preparados para lo peor, que ojalá que no llegue”. En el nuevo recinto Don Bosco Fambul, lejos de la ciudad, ya están viviendo las menores salvadas de la prostitución. “Tenemos pensado trasladar allí a todos los menores de nuestros programas y convertir la zona en área verde. Allí no entrará nadie que no haya pasado la cuarentena y dejaremos la obra de la ciudad para otras necesidades de urgencia”, explica el misionero salesiano.
Los protocolos de prevención en el país africano se pusieron en marcha hace tiempo. Sin embargo, hay dos necesidades que preocupan ahora mismo a los Salesianos: “por un lado, acumular comida porque la problemática social va a llegar y tenemos que seguir alimentando a mucha gente que depende de nosotros. Por otro, comprar material de limpieza y medicamentos para afrontar esta crisis”.
Desde Don Bosco Fambul, Jorge Crisafulli lanza un mensaje de esperanza para todo el mundo: “Rezamos por vosotros y no tenéis que preocuparos porque todo va a terminar bien. Como decía San Agustín, toca rezar como si todo dependiera de Dios y trabajar como si todo dependiera de nosotros. Hay que tomar todas las precauciones y respetar las normas que se vayan dando. Así, dentro de pocos vamos a volver a sonreír y nos daremos un gran abrazo, no virtual sino real, porque Dios nos ha creado, nos ama y cuida de nosotros hasta en medio de una pandemia de coronavirus”.