Según el sacerdote congoleño Paulin Sabuy, que colabora en la organización del viaje papal "La visita de Francisco al Congo interpela a la comunidad internacional"
"Esperamos del Santo Padre una palabra de consuelo y un estímulo para mirarnos realmente como hermanos y volver a sentir más plenamente la responsabilidad de cada uno respecto a los demás, al conjunto"
"Por desgracia, la violencia no ceja e incluso parece ir en aumento en el este del Congo. Al Papa le habría gustado ir hasta Beni o al menos a Goma. Aunque la zona tocada por el conflicto y la violencia queda a unos dos mil kilómetros, no por eso se descuida la seguridad en torno al viaje. Creo que la vigilancia por parte de los responsables está asegurada"
"Hay muchos indicios para pensar que el papa Francisco lleva al Congo -el país católico más grande de África- bien metido en su corazón de pastor de la Iglesia católica"
"Hay muchos indicios para pensar que el papa Francisco lleva al Congo -el país católico más grande de África- bien metido en su corazón de pastor de la Iglesia católica"
"En un contexto de conflicto y de violencia como el que estamos viviendo, es importante oír palabras que nos espoleen en la responsabilidad para con el medioambiente y para con los hermanos, sobre todo los más desamparados".
Son los deseos del sacerdote congoleño Paulin Sabuy, colaborador de la Nunciatura en Kinshasa, y capellán del Liceo Liziba, en la misma capital de la República Democrática del Congo (RDC), a donde llegará el Papa el próximo 31 de enero para su esperado viaje a África, hasta el 5 de febrero, y en donde también visitará Sudán del Sur.
¿Cómo está viviendo la RDC la próxima visita del Papa Francisco?
Es una espera alegre, llena de esperanza, muy de acuerdo con el carácter de nuestra gente y con nuestras circunstancias.
¿Qué supone para el país un viaje como este, en unos momentos tan complicados como los que vive?
Esperamos del Santo Padre una palabra de consuelo y un estímulo para mirarnos realmente como hermanos y volver a sentir más plenamente la responsabilidad de cada uno respecto a los demás, al conjunto.
En un contexto de conflicto y de violencia como el que estamos viviendo, es importante oír palabras que nos espoleen en la responsabilidad para con el medioambiente y para con los hermanos, sobre todo los más desamparados.
Un viaje de estas características debe de ser complicado de organizar, para empezar por las cuestiones de seguridad...
Se nota un empeño por parte tanto del Gobierno como de la Conferencia Episcopal. Desde luego el desafío es grande y, en cierto sentido, es un evento sin precedentes. Por eso mismo, el empeño y el entusiasmo que se notan en el ambiento, algo dicen también de las esperanzas que se ponen en esta visita apostólica.
Hace unos días, un atentado contra una iglesia cristiana causó varios muertos. ¿Se dan las condiciones de seguridad necesarias para que se pueda desarrollar las visita con garantías suficientes?
Por desgracia, la violencia no ceja e incluso parece ir en aumento en el este del Congo. Al Papa le habría gustado ir hasta Beni o al menos a Goma. Aunque la zona tocada por el conflicto y la violencia queda a unos dos mil kilómetros, no por eso se descuida la seguridad en torno al viaje. Creo que la vigilancia por parte de los responsables está asegurada.
¿Cómo interpreta el hecho de que, a pesar de sus limitaciones físicas, Francisco haya insistido en viajar a la RDC?
Hay muchos indicios para pensar que el papa Francisco lleva al Congo bien metido en su corazón de pastor de la Iglesia católica. Pienso en la historia de su evangelización, que se remonta a antes de la de América, en el siglo XVI, aunque hubo que retomar la tarea después de las graves dificultades que luego vinieron.
Por algo, Congo es considerado como el país católico más grande de África. Cuenta con una Conferencia Episcopal llena de empeño y dinamismo, la población es mayoritariamente joven y muchos jóvenes responden a llamada a servir a Dios en la Iglesia.
La comunidad internacional podría hacer mucho más por e lCongo: la paz y el desarrollo no son imposibles"
¿Es este viaje apostólico también una señal para la comunidad internacional?
De alguna manera sí. Como cualquier otra, esta visita apostólica tiene una dimensión profética e interpela a la comunidad internacional para que no aparte la mirada ni se muestre indiferente al sufrimiento que, desde hace tantos años, el pueblo congoleño padece. Desde luego, si quiere, la comunidad podría hacer mucho más: la paz y el desarrollo no son imposibles.