Nueva edición de ‘Especialista en Administración de Bienes Eclesiásticos’ impartido con Comillas y Caixabank “Si no se gestionan bien los bienes, no hay misión, no hay proyecto"

Charla por la presentación del Especialista en Administración de Bienes Eclesiásticos
Charla por la presentación del Especialista en Administración de Bienes Eclesiásticos Comillas

David Alonso de Linaje (Caixabank): "Si formamos a los ecónomos, será mucho más fácil trabajar con las instituciones religiosas"

Mercedes Azcona, ex alumna: "Me sorprendió el ámbito de conocimiento, y lo que he podido aplicar en la práctica de lo aprendido en este master"

Fátima López: "Es imposible que la misión vaya adelante sin recursos y, aunque todo el mundo ve una Iglesia rica, esto ya no es así. Tenemos la responsabilidad de gestionar bien los bienes, para seguir adelante con la misión"

Miguel Campo, sj.: "En los últimos tiempos, la labor de la administración de los bienes eclesiásticos se ha ido haciendo cada vez más compleja, con nuevas exigencias de la sociedad civil, controles, comités…"

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“Si no se gestionan bien los bienes, no hay misión, no hay proyecto. Medio en broma, medio en serio, digo a mis hermanas que ‘pastoral’ viene de ‘pasta’, y que ‘No money, no mission’. Es imposible que la misión salga adelante sin recursos, y administrarlos bien es fundamental para ello”. Fátima López, hija de Cristo Rey, y ecónoma general desde hace algunos años, fue una de las primeras alumnas del ‘Especialista en Administración de Bienes Eclesiásticos’ impartido con Comillas y Caixabank, dirigido a profesionales del mundo de la administración de bienes eclesiásticos y que abre este mes de enero su cuarta edición.

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Este postgrado surgió del empuje en común de Miguel Campo, sj, vicedecano de la Facultad de Derecho Canónico de Comillas y director del programa, y de David Alonso de Linaje, responsable de Instituciones Religiosas en Banca Privada CaixaBank, que después de varios años, logró canalizar sus inquietudes respecto a la necesidad de formación y especialización de los responsables de la economía de congregaciones e instituciones religiosas.

Conversación en el Centro Arrupe
Conversación en el Centro Arrupe

Como Fátima, Mercedes Azcona, laica, que trabaja para el Economato Provincial de las Hijas de la Caridad, fue una de las primeras alumnas. “Me sorprendió el ámbito de conocimiento, y lo que he podido aplicar en la práctica de lo aprendido en este master”, confiesa durante un encuentro en el ‘Campus Arrupe’, un nuevo e impresionante edificio de la Compañía de Jesús junto a la plaza Castilla, donde se impartirá este año el posgrado.

Primeros frutos

“Este programa puede ser una buena ayuda para formar personas que administren mejor nuestros bienes, para sostener mejor nuestra misión”, explica Miguel Campo, quien desde hace una década venía “detectando un déficit en formación por parte de las personas que administran los bienes de la Iglesia”. Después de varias propuestas fallidas, y a través de la mediación de Jaime Badiola, Campo conoció a David Alonso de Linaje. Ambos coincidían en la misma inquietud, y decidieron ponerse a trabajar en común, creando grupos de trabajo, enviando algunas encuestas a ecónomos (“Yo respondí de inmediato”, recuerda Fátima) y, en poco tiempo, presentaron una propuesta que, esta vez sí, contó con el visto bueno de Comillas. Y que, cuatro años después, ya da frutos.

“Nuestro planteamiento inicial no iba tanto en una línea de postgrado, sino en un curso especializado, pero, gracias al padre Badiola, Miguel y yo nos pusimos a canalizar nuestras inquietudes, desde la base de que era absolutamente necesario mejorar la formación. “Si formamos a los ecónomos, será mucho más fácil trabajar con las instituciones religiosas”, recalca David. Miguel Campo añade que “en los últimos tiempos, la labor de la administración de los bienes eclesiásticos se ha ido haciendo cada vez más compleja, con nuevas exigencias de la sociedad civil, controles, comités…”.

La realidad, además, demostraba cómo en los últimos años ha mejorado la presencia y competencia de laicos en las instituciones religiosas. “Si nos creemos de verdad que puede haber laicos que compartan y asuman el carisma de los institutos, podemos mejorar mucho”, porque “el dinero no es lo más importante en la vida de la Iglesia, pero necesitamos los recursos para llevar a cabo la misión. Hay que dejar de demonizar este tema, y formar a las personas para el presente y el futuro. La Iglesia lleva siglos administrando bienes, y tenemos que seguir haciéndolo”.

Fátima, que ya llevaba unos años como ecónoma, no lo dudó. “Estábamos en plena pandemia, leí el correo y lo respondí esa misma tarde”, explica la religiosa, que incide en que “a veces, cuando los responsables de la economía somos religiosas, lo hacemos por nombramiento o elección. Es un encargo que asumimos por obediencia, pero sin tener la formación suficiente”.

En el caso de Fátima, la suya fue autodidacta, haciendo cursos de gestión contable, y acudiendo cada año, desde Roma, a los cursos de Confer. En este sentido, la propuesta de Comillas y CaixaBank fue un soplo de aire fresco. “En este Experto se conjuga todo el tema eclesiástico, canónico, la dimensión civil, el tema tributario… Hay herramientas que nos sirvieron, y nos siguen sirviendo, para el día a día, y para planificar una mejor gestión de bienes, la toma de decisiones”.

Conversación con RD
Conversación con RD

"Nos seguimos formando"

El hecho de que el curso estuviera abierto a distintas realidades hizo que, de manera natural, se pusiera en práctica la intercongregacionalidad, con intercambio de experiencias entre ecónomos de distintas instituciones, que hoy se mantienen. “Nos seguimos llamando, preguntando cómo has actuado tú en tal situación, nos apoyamos mutuamente. Y nos seguimos formando”, explica Mercedes.

Ella, a diferencia de Fátima, es una profesional laica, especializada en Derecho y Económicas y vinculada a las Hijas de la Caridad. “También trabajé en el grupo de trabajo que organizó David, y me pareció muy interesante desde el primer momento”. En su caso, “traía parte de formación académica, pero me faltaba el derecho canónico”. “Antes, tenías que fiarte un poco a ciegas de lo que te decían, ahora vas con otro conocimiento. Con este postgrado logré nuevas herramientas, en la parte de transparencia, en el ámbito de los bienes inmuebles…”. “Es un master exigente, pero gracias a eso aprendimos mucho, y establecimos lazos con los demás compañeros. Aprendimos no solo a reaccionar, sino también a empezar a planificar y construir caminos de futuro”.

Un curso "redondo"

David y Miguel apuntan que el curso es bastante ‘redondo’, aunque “no está cerrado. Nació consultando el programa con muchas personas, y seguimos haciéndolo”. Y las coyunturas de la vida religiosa, los cambios en la legislación y la propia realidad social hacen que haya necesidad de formarse y de formar. “No sólo para las instituciones religiosas, también para la sociedad”, señala el jesuita. “ Tenemos un legado que proteger, que además también se lo debemos a la sociedad, y a los que nos precedieron, cuya memoria debemos preservar. Es una construcción, también, de sociedad”.

Especialista en Administración de Bienes Eclesiásticos
Especialista en Administración de Bienes Eclesiásticos

Alonso de Linaje reivindica el papel de CaixaBank en estos años de proyecto, y su “corresponsabilidad” a la hora de acompañar el aprendizaje de las instituciones religiosas. “Nuestra casa es un poquito especial, pues como sabes, su propietaria, en parte, es una fundación, y los empleados somos muy sensibles con el Tercer Sector”. Desde el principio, CaixaBank se implicó de distintas formas: becando a los alumnos parcialmente, implicando a 8 profesionales del banco en el módulo de la gestión de patrimonio mobiliario, sin percibir remuneración alguna por su cometido y, por último, promoviendo el postgrado entre las instituciones religiosas. “Queremos que el alumno sea capaz de comprender a los profesionales que les asesoran. Es más fácil trabajar con un ecónomo con conocimiento, que sin él”. Para el responsable de CaixaBank, es fundamental que comprendan que para poder cumplir los objetivos y su misión es necesaria una buena planificación financiera, y para ello, se requiere de formación y conocimiento.

“Nuestro trabajo, que muchas veces no se ve, es fundamental para la misión”, concluye Fátima. “La credibilidad de lo que hacemos depende de que lo hagamos bien, y en esta formación se aprende mucho, y se llena de sentido la misión que tenemos como administradores. Es imposible que la misión vaya adelante sin recursos y, aunque todo el mundo ve una Iglesia rica, esto ya no es así. Tenemos la responsabilidad de gestionar bien los bienes, para seguir adelante con la misión”.

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