" y que sean liberados los rehenes y se permita la ayuda humanitaria" El papa pide un alto el fuego en Líbano y condena los efectos devastadores de la guerra sobre población
"Sigo con dolor y preocupación el alargamiento y la intensificación del conflicto en el Líbano. Esta guerra tiene efectos devastadores sobre la población. Demasiadas personas siguen muriendo cada día en Oriente Medio"
Renovó su llamamiento a "considerar el fenómeno migratorio como una oportunidad para crecer juntos en la fraternidad" e invitó "a ver en cada hermano y hermana migrante el rostro de Jesús que se ha hecho peregrino en medio de nosotros".
| RD/Efe
El papa Francisco pidió este domingo un inmediato algo al fuego en Líbano y condenó que "esta guerra tiene efectos devastadores sobre la población", en el mensaje el ángelus tras la misa que celebró en el estadio 'rey Baldunio' de Bruselas.
"Sigo con dolor y preocupación el alargamiento y la intensificación del conflicto en el Líbano. Esta guerra tiene efectos devastadores sobre la población. Demasiadas personas siguen muriendo cada día en Oriente Medio", condenó el papa.
Y pidió "a todas las partes un alto el fuego inmediato en el Líbano, Gaza, en el resto de Palestina, en Israel. y que sean liberados los rehenes y se permita la ayuda humanitaria".
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El Ejército de Israel sigue bombardeando con contundencia varias zonas de Líbano, después de que se confirmó la muerte líder del grupo chií Hizbulá, Hasán Nasrala.
También pidió no olvidar la martirizada Ucrania.
Por otra parte en ocasión de la Jornada del Migrante y del Refugiado, renovó su llamamiento a "considerar el fenómeno migratorio como una oportunidad para crecer juntos en la fraternidad" e invitó "a ver en cada hermano y hermana migrante el rostro de Jesús que se ha hecho peregrino en medio de nosotros".
Palabras de acción de gracias al final de la Celebración Eucarística por S.E. Mons. Luc Terlinden, Arzobispo Metropolitano de Malinas-Bruselas, Presidente de la Conferencia Episcopal Belga
Santo Padre,
Querido Papa Francisco,
En nombre de mis cohermanos y de los fieles de nuestra Iglesia en Bélgica, permítame expresarle nuestra inmensa alegría y gratitud por su visita a nuestro país. Usted ha venido aquí como Pastor, hermano y amigo.
Gracias por venir a reavivar la llama de la esperanza que nos viene de Jesús, que ha prometido estar siempre presente en su Iglesia. Nuestras comunidades y sus pastores, sobre todo los jóvenes que han acudido en gran número al Estadio Rey Balduino, tienen en su corazón proclamar la alegría del Evangelio, como tú nos animas a hacer. Queremos seguir así las huellas de la Beata Ana de Jesús, que combinó la contemplación con la acción y ayudó a construir una Europa sin fronteras.
Gracias, querido Papa Francisco, por salir al encuentro de nuestros conciudadanos, de nuestros dirigentes y, en particular, de las personas en dificultad o profundamente heridas por los abusos.
Entablando un diálogo con profesores, investigadores y estudiantes con ocasión del 600 aniversario de las universidades hermanas KULeuven y UCLouvain, usted nos anima a no separar la búsqueda de la verdad, la sabiduría y la justicia social. La ciencia puede así estar al servicio de la dignidad de la persona humana y, en particular, en este 110º Día Mundial dedicado a ellos, de los migrantes y refugiados. Y sirve también para salvaguardar nuestro planeta, nuestra «casa común».
Querido Papa Francisco, su visita fraterna quedará profundamente arraigada en nuestros corazones y reforzará aún más la amistad que nos une. Nos encomendamos a sus benévolas oraciones. Tenga la seguridad, querido Papa Francisco, de nuestras oraciones por usted y por su ministerio, que confiamos a la intercesión de Nuestra Señora, Sedes sapientiae, Sede de la Sabiduría, y de la Beata Ana de Jesús.
Palabras del Papa tras el Ángelus
Al final de la Santa Misa en el Estadio Rey Balduino, tras las palabras de agradecimiento del Arzobispo de Malinas-Bruselas, S.E. Mons. Luc Terlinden, el Papa dirigió el rezo del Ángelus.
A continuación, tras la bendición final, saludó a la Familia Real de Bélgica y a la Familia Real de Luxemburgo. A continuación se dirigió a la base aérea de Melsbroek para la ceremonia de despedida de Bélgica.
Agradezco al arzobispo sus amables palabras. Expreso un sentido agradecimiento a sus majestades, el rey y la reina, así como a sus altezas reales, el gran duque y la gran duquesa de Luxemburgo, por su presencia y por la acogida de estos días.
Y extiendo también mi agradecimiento a todos aquellos que, de múltiples maneras, colaboraron en la organización de esta visita; de modo especial a los ancianos y enfermos que han ofrecido sus plegarias.
Dirijámonos ahora a la Virgen María rezando juntos el Ángelus. Esta oración, muy popular en las generaciones pasadas, merece redescubrirse. Es una síntesis del misterio cristiano, que la Iglesia nos enseña a introducir en medio de nuestras ocupaciones cotidianas. Se la entrego especialmente a los jóvenes, y a todos los encomiendo a nuestra Madre Santísima que aquí, junto al altar, es representada como Sede de la Sabiduría. Sí, necesitamos de la sabiduría del Evangelio. Pidámosla con frecuencia al Espíritu Santo.
Y, por intercesión de la Virgen María, pidamos a Dios el don de la paz para la martirizada Ucrania, para Palestina e Israel, para Sudán, Myanmar y todos los pueblos heridos a causa de la guerra.
¡Gracias a todos! Y adelante, “en route, avec Espérance”.
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