Líder del sindicato Solidaridad, pagó con su vida el apoyo a la oposición en la Polonia de 1980 Miles de polacos recuerdan a Jerzy Popiełuszko, el sacerdote asesinado que ayudó a vencer el comunismo

Marcha papal en Polonia en defensa de la identidad cristiana
Marcha papal en Polonia en defensa de la identidad cristiana

Este sábado en Varsovia se realizó la denominada Marcha Papal Nacional bajo el lema "vence al mal con el bien" para honrar al sacerdote Jerzy Popiełuszko, asesinado hace hoy 40 años por agentes de seguridad comunistas

Jerzy Popiełuszko fue ordenado sacerdote en 1972 en la catedral de San Juan Bautista de Varsovia por el cardenal Stefan Wyszyński

Tras la creación del sindicato Solidaridad en 1980, que unió a los polacos y les permitió vencer al comunismo en 1989, el padre se convirtió en su líder espiritual

Lo pagó con su vida. En octubre de 1984, fue secuestrado y asesinado por agentes de los servicios de seguridad

Durante la marcha, que partió de la plaza del Castillo, los asistentes portan reliquias del padre y de Juan Pablo II y recuerdan sus palabras, informa la agencia PAP.

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Jerzy Popiełuszko nació el 14 de septiembre de 1947 en el pueblo de Okopy, cerca de Suchowola, en la región de Białystok, cerca de la frontera con Bielorrusia.

Fue ordenado sacerdote en 1972 en la catedral de San Juan Bautista de Varsovia por el cardenal Stefan Wyszyński.

Tras la creación del sindicato Solidaridad en 1980, que unió a los polacos y les permitió vencer al comunismo en 1989, el padre se convirtió en su líder espiritual.

Muchos sacerdotes, a los que se llamaba “capellanes de Solidaridad”, infundían esperanza y fuerza a la oposición cívica ante las injusticias existentes en Polonia, gobernada por los comunistas.

Desde el principio, la Iglesia Católica y el Papa Juan Pablo II desempeñaron un papel muy importante, pues éste dijo en 1979 en la homilía durante su primera peregrinación a su patria: "¡Descienda tu Espíritu! ¡Y renueve la faz de la tierra! ¡De esta tierra!"

Estas palabras no se entendieron sólo como un llamamiento a la renovación religiosa, sino también como un impulso a construir una nueva realidad social.

Para muchos polacos, los acontecimientos de la revolución pacífica que se inició en 1980 eran una respuesta al llamamiento del papa.

El apoyo de Popiełuszko a los opositores, que consistía en la celebración mensual de una misa por la patria, fue muy conocido, hasta tal punto que lo pagó con su vida. En octubre de 1984, fue secuestrado y asesinado por agentes de los servicios de seguridad.

En 2010, el Papa Benedicto XVI le beatificó, proclamándolo mártir por la fe.

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