(Vatican News).- El escenario en Somalia es el de un estado en el que la sequía, la inseguridad y la carestía afectan a gran parte de la población, especialmente a los más vulnerables, y entre ellos a los menores. Cada minuto de cada día, un niño ingresa en un centro de salud para recibir tratamiento por desnutrición aguda grave. La carestía es "un drama recurrente en Somalia", explica monseñor Giorgio Bertin, Administrador Apostólico de Mogadiscio y obispo de Yibuti. El acceso al país para atender a las personas más vulnerables, añade el prelado, se ve continuamente obstaculizado por el terrorismo y las amenazas a los cooperantes y organismos de la comunidad internacional.
Somalia se enfrenta a una hambruna de escala catastrófica https://t.co/bb2tFOtRQl
— Democracy Now! en español (@DemocracyNowEs) October 20, 2022
En la entrevista concedida a Vatican News, monseñor Giorgio Bertin recuerda, en primer lugar, la visita a Mogadiscio a principios de agosto, junto con el director de Cáritas Somalia y el nuncio apostólico monseñor Antoine Camilleri, para encontrarse con las realidades locales y el enviado especial del presidente de la República Federal de Somalia. "La situación resultó ser aún más desastrosa de lo que pensábamos".
El Papa Francisco, añade el Administrador Apostólico de Mogadiscio, se hizo eco de los encuentros de aquella visita y el pasado 14 de agosto, tras el rezo del Ángelus, llamó la atención sobre la grave crisis humanitaria que afecta a Somalia. Un drama "recurrente en este país": "cada 8, 10 años - explica Monseñor Bertin - tenemos crisis relacionadas con la sequía y a continuación con la carestía. Resulta impresionante que nos encontremos ante "una situación tan desesperada para muchas personas, especialmente las más pobres, las más frágiles". Y entre los más vulnerables están los niños. Una situación provocada por la sequía. Pero también por otros factores: las instituciones estatales, que están renaciendo, "todavía no son capaces de hacer frente" a este flagelo.
"Entre los más vulnerables están los niños"
"Como médicos a distancia"
A ello se suma la acción, por parte de los fundamentalistas islámicos, contra las actuales instituciones del Estado: grupos, como Al Shabaab, "hacen la vida extremadamente difícil a los ciudadanos somalíes, pero también a quienes quisieran responder prestando ayuda a la población".
La población, subraya Monseñor Bertin, busca refugio en las grandes ciudades, gobernadas por el ejecutivo federal o por los gobiernos locales. Por ello, se forman varios campamentos para desplazados y, en algunos de ellos, pueden entrar las autoridades locales, las agencias de la comunidad internacional, diversas organizaciones humanitarias y Cáritas.
Pero la situación en el país es, en general, muy inestable: "para reunirnos con las personas más afectadas por la carestía tendríamos que desplazarnos con un pequeño ejército; entonces nos vemos obligados a confiar en las mediaciones locales". "Nos vemos obligados a ser como médicos a distancia", que intervienen de forma remota. "Cuando fuimos a Mogadiscio en agosto - concluye Monseñor Bertin - nos quedamos en la zona del aeropuerto y, gracias a la escolta que nos dieron, conseguimos reunirnos con algunas personas". "Sin embargo, los que son extranjeros atraen las miradas de quienes no quieren que la comunidad internacional intervenga". O ven la intervención de los agentes humanitarios como "una oportunidad para enriquecerse o para debilitar, aún más, las instituciones estatales que están renaciendo".