(Vatican News).- "Las palabras pronunciadas por el Santo Padre y la bandera procedente de Bucha, desplegada en el Aula Pablo VI, fueron un gran alivio para todos nosotros". Con estas palabras Monseñor Oleksandr Jazlovec'kyj, obispo auxiliar de la diócesis de Kiev-Žytomyr, comenta por teléfono con Radio Vaticano - Vatican News, el fuerte gesto del Papa al final de la audiencia general del pasado 6 de abril.
"La posición del Papa es conocida en todo el mundo, incluso en Ucrania, que es un país de mayoría ortodoxa. El Papa Francisco es escuchado y muy respetado por lo que hace y lo que dice desde que estalló esta guerra. Esto también se puede ver en las redes sociales donde -dice el obispo- hay muchos ucranianos que publican fotos del Santo Padre".
"Especialmente ahora, ante ciertos silencios -añade monseñor Jazlovec'kyj- el Papa se ha convertido un poco en el padre de todas las confesiones: católicos, ortodoxos, protestantes, todos lo aprecian mucho".
La conmoción por los niños
Una vez más con la mirada puesta en la última audiencia general, el prelado manifiesta que le llamó la atención el abrazo del Papa a un grupo de niños que huyeron de Ucrania y fueron acogidos en Italia.
"Fue conmovedor. Especialmente el pequeño que estaba saltando... Agradezco a Dios que hayan conseguido escapar, acogidos en Italia o en otros países. Muchos no consiguieron salir y dicen que murieron más de 200 niños. Más aún son los que viven en el hambre y el miedo o sin padres. Hoy mismo he leído la carta que un niño de 9 años ha escrito para su madre muerta en el coche. Él se salvó en el hospital... y escribió una pequeña carta en la que agradecía mucho a su madre y le decía: 'Deseo que estés en el cielo, nos vemos en el cielo'".
Cerca de los que se quedan en Ucrania
En este contexto, la Iglesia está cerca de estas personas. "Poco a poco también estamos intentando hacer algo con los que se quedaron en Kiev-Žytomyr, una de las tres diócesis más dañadas por los rusos. Buscamos llevar ayuda a las familias, a las pocas que quedan. Miro a mi alrededor en las comunidades parroquiales o en las iglesias durante la misa, están llenas pero hay pocos niños. Gracias a Dios que lograron escapar", asegura el prelado.
La gente huye de nuevo
En estos 40 días de guerra, Monseñor Jazlovec'kyj ha visto a numerosos grupos de personas cruzar Kiev para ir al oeste de Ucrania o a países europeos: "Les acompañaban muchos autobuses pequeños y grandes organizados por el Estado, coches, voluntarios. Dormían en todas partes: con la gente o en las parroquias".
"Después -recuerda el prelado- las ciudades se vaciaron, cerradas por los rusos que dejaron salir a pequeños grupos. Dicen que ahora se están preparando para una lucha final y el presidente Zelensky ha pedido que no se ataque a los civiles de las zonas donde probablemente se desarrollará esta lucha por las regiones. Por tanto, volvemos a esperar a la gente que ahora va a comenzar a huir y llegará pidiendo ayuda".
Esperanzas de paz
Los edificios se derrumban, pero no la esperanza:
"Nuestra esperanza es el Señor que nos ayuda. Nos anima ver el gran apoyo de los países europeos. Creemos que poco a poco Rusia dirá no a esta guerra. Por ahora vemos que no están dispuestos a parar. Pero los milagros, como sabemos, existen. Si rezamos todos juntos, Dios nos da la paz, Dios no quiere ver esta sangre y este gran sufrimiento del pueblo. Esperamos... Pedimos muchas oraciones por nosotros", concluye Monseñor Oleksandr Jazlovec'kyj.