Lamenta que los obispos no hayan escuchado las sugerencias realizadas por la Comisión El informe Sauvé, dos años después: "Hemos avanzado poco en prevención de los abusos en Francia", dice su director
“Algunos círculos católicos decían que Ciase era sólo una máquina para descalificar a la Iglesia y que nuestras cifras eran falsas. Olvidan que nos enfrentamos a dos categorías de víctimas: las que emprenden el proceso de reparación y las que optan por el silencio"
"Quizás la Iglesia considere que la obra de Ciase fue a la vez el diagnóstico y la curación. Sin embargo, en las conclusiones de nuestro informe, planteamos las cuestiones estructurales de la gobernanza de la institución: abrirla a más laicos, más mujeres, para regular las cuestiones de abuso de poder"
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“En materia de prevención, hemos avanzado poco”. Es el lamento de Jean-Marc Sauvé, quien presidió la Comisión Independiente sobre Abusos Sexuales en la Iglesia (Ciase) que hace dos años presentó el informe sobre esa lacra en la Iglesia en Francia, que señala la existencia de 300.000 víctimas, de las cuales, según información de Le Parisien, unas 3.000 se han puesto en contacto con las autoridades de y están recibiendo ayuda.
“Algunos círculos católicos decían que Ciase era sólo una máquina para descalificar a la Iglesia y que nuestras cifras eran falsas. Olvidan que nos enfrentamos a dos categorías de víctimas: las que emprenden el proceso de reparación y las que optan por el silencio. Ya sea porque no han oído hablar de la convocatoria a testimoniar y de la existencia de los órganos de reparación, o porque les cuesta demasiado hablar de ello. Conozco muchos casos. Evidentemente, esto no significa que no hubiera habido abuso”, señala Sauvé.
Reconoce que “sobre el reconocimiento y la reparación individual, sí hubo una respuesta rápida” por parte de la Iglesia católica francesa. “Pero en cuanto a las medidas preventivas para el futuro, hemos avanzado poco. Esto es también lo que critican las asociaciones y los antiguos miembros de Ciase que participaron, a raíz de nuestro informe, en talleres destinados a reformar la Iglesia para evitar que estos abusos sexuales se repitan. Sus sugerencias sobre las medidas a tomar, hechas a los obispos en primavera en Lourdes, durante su asamblea plenaria, no fueron escuchadas”.
Las razones que esgrime el especialista para esta actitud son que, “quizás la Iglesia considere que la obra de Ciase fue a la vez el diagnóstico y la curación. Sin embargo, en las conclusiones de nuestro informe, planteamos las cuestiones estructurales de la gobernanza de la institución: abrirla a más laicos, más mujeres, para regular las cuestiones de abuso de poder. Por otro lado, en lugar de tener una respuesta global, a veces respondemos que es responsabilidad de cada obispo. Ellos mismos dicen que sobre ciertos temas no pueden decidir porque depende de Roma”.
Sin embargo, Sauvé cree que, en realidad, los obispos franceses podrían hacer mucho más. “Por ejemplo-argumenta-, se trataría de pedir que la agresión sexual a menores no sea considerada un ataque al sexto mandamiento de la Biblia, es decir, un ataque a la castidad, sino también al quinto mandamiento, aquel que dice: ‘No matarás’. Para Ciase, la violación de un menor es efectivamente un acto mortal. Se podría haber imaginado que los obispos –que individualmente están de acuerdo con esto– formularían colectivamente su petición a Roma, ya que ellos mismos no pueden decidir. Pero esto no sucedió”, remata.
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