Tras conocerse la sentencia, Garaizábal ha expresado su deseo de conocer en persona al chef para poder brindarle algún tipo de apoyo o consejo en el futuro: "Lo que ahora tengo que hacer es verle, escucharle y tratar de entenderle, de alguna manera. Tratar de entender sus sentimientos, su motivación".

El religioso ha descrito la prisión como un lugar de hacinamiento extremo, con 7.000 u 8.000 individuos distribuidos en celdas pequeñas que albergan "un mínimo de 30 presos y un máximo de 50". 

Asimismo, ha relatado la falta de comodidades básicas. "Aquí no hay habitaciones individuales, eso no existe. Hay personas apiñadas y durmiendo en el suelo", ha añadido.

Garaizábal también explicó que los presos no disponen de duchas convencionales: "La gente en Tailandia se echa tinajas de agua por encima".

El religioso ha concluido reafirmando su compromiso de encontrarse con el cocinero. "Quiero conocerle. Siempre voy a las cárceles a ver a la gente que habla español", ha asegurado.