En su 50 aniversario, el CEEE hace balance de la situación de la Iglesia en Europa Los obispos europeos admiten la "persistente descristianización" del Viejo Continente
Los prelados hacen hincapié en la importancia de la organización, cuya presencia es “discreta pero eficaz”, en un contexto donde confluyen la “persistente descristianización” de la sociedad
Instan a seguir las “directrices operativas” ofrecidas por Francisco
Han apelado a la necesidad de caminar juntos ante la nefasta repercusión mundial que puede acarrear la cultura individualista de la sociedad actual “que lleva a replegarse en micromundos”
Han apelado a la necesidad de caminar juntos ante la nefasta repercusión mundial que puede acarrear la cultura individualista de la sociedad actual “que lleva a replegarse en micromundos”
| Jordi Pacheco
Promover el encuentro de las Conferencias Episcopales de todo el mundo, su recíproco reconocimiento, el intercambio de experiencias, un nuevo anuncio de Cristo, la pastoral y su futuro. Estos son los pasos necesarios a los que apela el Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa (CEEE) a través de una carta emitida hoy jueves 25 de marzo con motivo del 50 aniversario de la organización.
Firmada por el presidente Angelo Bagnasco, arzobispo emérito de Génova) y los vicepresidentes Stanisław Gądecki y Vincent Nichols, arzobispos de Poznán y Westminister respectivamente, la misiva de los obispos ha hecho énfasis en que el CEEE fue signo de la atención de la Iglesia al mundo cambiante. “La visión de todo el continente, de oeste a este, era también una profecía de lo que ocurriría en 1989 con la reunificación de Europa: una unificación que no era externa, sino inherente a su cultura y espiritualidad”, dicen en la carta.
Los obispos europeos han hecho hincapié en la importancia de la presencia de la organización, “discreta pero eficaz”, en un contexto donde confluyen la “persistente descristianización” de la sociedad europea y la “perniciosa” crisis pandémica y sus efectos sobre la salud, la economía el trabajo, las relaciones sociales y la vida religiosa.
También han apelado a la necesidad de caminar juntos ante la nefasta repercusión mundial que puede acarrear la cultura individualista de la sociedad actual “que lleva a replegarse en micromundos”. En este sentido, los prelados han apelado a la importancia del diálogo interreligioso “como base para la construcción de un mundo fraterno, así como un compromiso urgente con la creación de la que todos somos custodios”.
Para asumir tales retos, los obispos instan a dejarse por el sentido de la colegialidad episcopal marcada por el Vaticano II y seguir las “directrices operativas” ofrecidas por el Papa Francisco. “Proclamar la persona de Cristo —advierten— significa abrir el corazón de la humanidad y su inteligencia a toda la realidad, así como redescubrir el verdadero rostro de cada persona, fundamento último de su dignidad y derecho. Significa anunciar su futuro y por tanto, también el sentido del presente”.
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