El comunicado de prensa de la Orden establece que el Ministro General, en representación de toda su propria familia y la realidad franciscana, los hermanos consagrados, los amigos de la familia laica y todos los voluntarios, estarán presentes en la zona del conflicto y en los países vecinos para escuchar, acoger y ser un signo de proximidad para todos los que hoy viven y sufren las profundas heridas de la guerra.
La delegación de líderes religiosos que realizan esta visita que los Frailes definen como “crucial” a los campos de refugiados y a la ciudad de Chernivtsi está integrada por el arzobispo emérito de Canterbury; Rowan Williams (anglicano, de Reino Unido); el rabino Jonathan Wittenberg; el Gran Muftí (Emérito) Mustafa Ceric (musulmán, de Bosnia); el arzobispo ortodoxo Nikitas Lulias (Reino Unido); el Gran Imán Yahya Pallavicini (musulmán, de Italia); el hindú Swami Sarvapriyananda (India/Estados Unidos) y la abadesa budista Sor Giác Nghiêm (Francia).
A partir del 13 de abril, el Ministro General continuará su visita a una casa de los frailes de rito greco-católico y a dos casas de los frailes de la Provincia de San Miguel, encontrándose allí también con refugiados y personas necesitadas de asistencia. Además, concluirá su visita a Polonia con un encuentro en Kalwaria con los frailes y los numerosos refugiados que han encontrado allí hospitalidad.
El comunicado de los Frailes afirma que el punto culminante de la visita de la delegación será un acto público, que se podrá seguir en vivo a través de la web www.FaithinUkraine.com/Stream y se celebrará el 12 de abril en el teatro principal de Chernivtsi (Ucrania). Las palabras de los participantes de la delegación irán acompañadas de los testimonios de los refugiados. Este será el primer acto público permitido en el teatro desde el comienzo de la guerra.
Es un acontecimiento y una ocasión de importancia histórica. James Sternlicht, fundador del Departamento de Paz, declaró: "En este momento, en un mundo sumido en una profunda oscuridad, debemos unirnos para sanar a la humanidad". El rabino Goshen-Gottstein, fundador y director ejecutivo del Instituto Interreligioso Elías, se hizo eco de este sentimiento: "Que yo sepa, es la primera vez que una delegación interreligiosa emprende una misión de amistad y solidaridad, entrando en un país en guerra. Esto es aún más notable teniendo en cuenta el alto nivel de los representantes religiosos".
La fraternidad en la noche oscura
El objetivo último de la misión, organizada por las instituciones The Peace Department y el Elijah Interfaith Institute, es demostrar con el ejemplo que en tiempos de guerra y de división “podemos y debemos seguir apelando a los más altos valores de la humanidad que nos unen y que unen a todas las confesiones religiosas”.
The Peace Departmentes, según su sitio web, un nuevo tipo de organización sin fines de lucro, diseñada para resolver los fallos de coordinación global y hacer que la filantropía y la inversión de impacto sean eficaces y escalables.
Por su parte, el Elijah Interfaith Institutepretende, de acuerdo con la descripción disponible en su portal, “crear una comunidad de líderes religiosos, eruditos y practicantes de todas las confesiones, que se sientan inspirados para encontrar formas novedosas de compartir la sabiduría de sus tradiciones entre sí y crear puentes entre ellas y la sociedad”. Añade que la figura de Elías es reconocida y venerada en las tradiciones judía, cristiana y musulmana.
Un sacerdote de Chernihiv: También para nosotros ucranianos habrá resurrección
El refugio que se convirtió en la primera parroquia
El padre Roman es de Kiev, donde estudió en el seminario y luego completó sus estudios de misología en Roma. Fue ordenado sacerdote el año pasado y en diciembre lo enviaron a Chernihiv, capital de la región del mismo nombre, en el norte de Ucrania y en la frontera con Bielorrusia y la Federación Rusa. Allí le pidieron que fundara una nueva comunidad greco-católica. "La parroquia sólo existía en el papel", dice sonriendo. "Todavía no había nada: ni gente, ni iglesia, ni terreno para construirla. Tuve que empezar desde el principio.
Aunque no tenía parroquia, el joven sacerdote decidió quedarse en Chernihiv cuando estalló la guerra. "La gente empezó a esconderse en los refugios y sentí que mi misión era estar con ellos. La primera noche, del 24 al 25 de febrero, fui a un gran refugio, donde había mucha gente. Me puse la sotana, saqué mi Biblia y simplemente me quedé allí con ellos, rezando en silencio. Todavía no sabía qué debía hacer exactamente, pero luego empecé a conocer a la gente y a invitarles a rezar juntos. Como la mayoría de las personas no eran practicantes, les daba una intención (por ejemplo, por la paz) y una breve invocación "¡Dios sálvanos!" que debían repetir diez veces. También había muchos niños en esos sótanos. Los dibujos en las paredes lo demuestran. Todas las noches, antes de irse a dormir, el joven sacerdote con barba y ojos alegres los reunía a su alrededor y les narraba una historia.
Un oratorio en el sótano
En Chernihiv, la guerra se ha sentido desde el primer día. La ciudad fue rodeada por el ejército ruso, que lanzó misiles, alcanzando edificios administrativos y residenciales, escuelas y hospitales, causando víctimas civiles. Hubo días en los que la situación humanitaria en la ciudad fue muy crítica, especialmente después del 25 de marzo, cuando los soldados rusos destruyeron el puente que cruzaba el río Desna, bloqueando así la llegada de ayuda humanitaria. El 5 de abril, el ejército ruso se retiró de la región de Chernihiv. En este momento, dice el padre Roman, casi no hay nadie en los refugios. Sólo quedan personas cuyas casas fueron destruidas por el bombardeo. "Uno de estos sótanos", continúa el padre Roman, "se ha convertido en un lugar de encuentro para las familias con niños que conocí cuando nos escondíamos de los bombardeos. Vienen todas las noches para volver a escuchar mis historias. Se ha convertido casi en una tradición".
Rezar para sanar el alma
El sacerdote relata también los momentos difíciles en los que trató de dar su apoyo a personas que habían sufrido tanto y estaban conmocionadas por la crueldad, la violencia y la injusticia. "Es natural que surja la rabia, así que me quedaba a su lado, les dejaba hablar y luego les invitaba a rezar a Dios para que nos sostenga y nos libre del ataque del enemigo".
El testimonio del amor de Dios, que no es un amor abstracto
"Cristo salvó nuestras almas, y la Iglesia debe dar testimonio de ello tanto en tiempos de paz como de guerra", añade el padre Roman Hrydkovets. Según él, la misión de los cristianos es dar testimonio del amor de Dios, pero este amor no es algo abstracto, sino que también incluye el amor a la patria y estar dispuesto a defenderla cuando sea necesario. "Por encima de todo, debemos ayudar a la persona a entender que hay Alguien que ha salvado su alma, y aunque su cuerpo muera, el alma es inmortal".
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