El misionero de La Consolata, de 48 años, recibirá la birreta el 27 de agosto Giorgio Marengo: El cardenal más joven para el rebaño más pequeño
"Es el purpurado que pastoreará el rebaño más pequeño de la Iglesia universal, el de Mongolia, con unos 1.300 fieles de una población de tres millones y medio, que se reúnen en ocho parroquias y al que acompañan unos sesenta misioneros"
"El primer reto fue aprender el idioma, pero también entrar en la forma de pensar, de ver la vida, una inversión copernicana que los occidentales tienen que hacer especialmente en los países asiáticos"
El 27 de agosto, a sus 48 años, el misionero de La Consolata, Giorgio Marengo, se convertirá en el cardenal más joven del Colegio Cardenalicio. Ese día, dos años después de ser consagrado obispo, será en el purpurado que pastoreará el rebaño más pequeño de la Iglesia universal, el de Mongolia, con unos 1.300 fieles de una población de tres millones y medio, que se reúnen en ocho parroquias y al que acompañan unos sesenta misioneros de diferentes nacionalidades y congregaciones, según datos de Fides.
"El gesto misonero del Papa"
“Ha sido un gesto misionero, para expresar atención y cuidado a una pequeña comunidad y a todas las pequeñas comunidades de fieles dispersas por el mundo, en aquellas tierras donde son un pequeño rebaño”, declaró cuando el pasado mes de mayo tuvo noticia de que el papa Francisco le había designado como nuevo cardenal.
De nuevo, la atención a las periferias en las prioridades de Francisco, unas periferias en este caso remotas, en la región mongola de Uvurkhangai, a donde llegó sin haber cumplido siquiera los 30 años con tres religiosas y otro miembro de su congregación, en medio de una población mayoritariamente budista y donde la prioridad pastoral era ayudar en el día a día en las necesidades de la gente, creando guarderías extraescolares, duchas públicas, un proyecto de artesanía para mujeres, un centro de terapia de día y un grupo para hombres con problemas de alcoholismo… según relató a Fides.
Igual que en la Iglesia primitiva
Allí aprendió que “el ministerio del obispo en Mongolia es, en mi opinión, muy similar al ministerio episcopal de la Iglesia primitiva: sabemos cómo los apóstoles en los primeros días del cristianismo dieron testimonio de Cristo resucitado en condiciones de absoluta minoría en comparación con los lugares y las culturas donde se quedaron. Para mí es una gran responsabilidad que me acerca al verdadero sentido de la misión".
El joven misionero entendió que lo mejor que podía hacer era acompañar. Y aprender la lengua. La “elasticidad mental” de sus 30 años, como ha declarado en La Vie, le permitió “lanzarme a lo que era realmente otro mundo. El primer reto fue aprender el idioma, pero también entrar en la forma de pensar, de ver la vida, una inversión copernicana que los occidentales tienen que hacer especialmente en los países asiáticos. Nos sumergimos en las tradiciones, y estos años fueron difíciles pero agradables”, recuerda.
"Susurrar el Evangelio"
Lo otro, vendría por añadidura. Como apunta en Fides, “hay una expresión que creo que puede reflejar muy bien la naturaleza de nuestro compromiso misionero que escuché de monseñor Thomas Menamparampil, arzobispo emérito de Guwahati, India: debemos susurrar el Evangelio al corazón de Asia. Me gusta aplicar esta imagen a Mongolia: el anuncio de la Palabra del Evangelio, con un susurro, es por tanto un trabajo constante de evangelización que requiere entrar en una auténtica relación con la gente; y, en virtud de esta auténtica relación de amistad, podemos compartir lo que es más precioso para nosotros: la fe en nuestro Señor Jesucristo".
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