Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer 2022 En pleno 2022, una mujer o niña muere a manos de un familiar cada 11 minutos
Hoy es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se celebró por primera vez el 25 de noviembre del año 2000
Esta conmemoración tiene su origen en la conmemoración del asesinato de las hermanas Mirabal en la República Dominicana, en 1960, a manos del régimen de Trujillo
| Manos Unidas
La pandemia oculta
La pandemia del coronavirus, y el confinamiento asociado que le ha acompañado durante largo tiempo, ha incrementado los niveles y la intensidad de la violencia contras las mujeres.
Según un informe de la ONU Mujeres, las mujeres se sienten menos seguras en casa a raíz del incremento de violencia familiar que se produjo durante las diferentes etapas de confinamiento pandémico.
De hecho, 1 de cada 2 mujeres informan de que ellas o mujeres cercanas han sufrido episodios de violencia desde que arrancó la pandemia de la COVID-19, en marzo de 2020.
"Todavía hay 37 países en el mundo en que los violadores no son juzgados si están casados con la víctima o si finalmente acaban casándose con ella"
Pese a ello, solamente un 10 % de las mujeres afirman que acudirían a la policía a denunciar un caso de violencia doméstica, lo que parece evidenciar que las víctimas de maltrato siguen sufriendo una doble carga: la violencia sufrida y la vergüenza a reconocer la situación, mientras los agresores continúan impunes.
Aunque parezca inconcebible, todavía hay 37 países en el mundo en que los violadores no son juzgados si están casados con la víctima o si finalmente acaban casándose con ella.
La violencia contra la mujer, una lacra mundial
En 1993, la Asamblea General de la ONU estableció la siguiente definición de la violencia contra la mujer: «Todo acto de violencia que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada».
Muchas veces se tiende a pensar que la violencia es solamente la agresión física, pero las diferentes caras de la violencia contra la mujer incluye abarcan aspectos como la violencia sexual, la trata de personas, la mutilación genital femenina o la concertación de matrimonios infantiles.
Este último punto, además de conllevar un abuso y agresión sexual constante a niñas, implica la ruptura total de sus esperanzas en un futuro mejor, ya que ven truncado su acceso a la educación.
La violencia contra las mujeres, un atentado a los derechos humanos más básicos, es una lacra a menudo silenciada.
"António Guterres, Secretario General de la ONU: Alcemos la voz con firmeza para defender los derechos de las mujeres. Digamos con orgullo: todos somos feministas. Y releguemos la violencia contra las mujeres y las niñas a los libros de historia"
En palabras de Sima Bahous, directora ejecutiva de la ONU Mujeres: «Detrás de cada caso de femicidio está la historia de una mujer o una niña a la cual le hemos fallado. Necesitamos que la sociedad haga realidad el derecho de las mujeres y las niñas a sentirse y a estar seguras en el hogar, en las calles y en todas partes».
Por su parte, António Guterres, Secretario General de la ONU, en su mensaje por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer 2022, declara lo siguiente: «Esta discriminación, violencia y agresión dirigida a la mitad de la humanidad nos cuesta muy caro, ya que limita la participación de las mujeres y las niñas en todos los ámbitos de la vida, les niega derechos y libertades fundamentales y obstaculiza la recuperación económica igualitaria y el crecimiento sostenible que necesita el mundo. Es hora de tomar medidas transformadoras para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas. En otras palabras, los Gobiernos deben formular, financiar y aplicar planes de acción nacionales para acabar con este flagelo».
Según un informe publicado por UNICEF en 2017, 15 millones de mujeres de entre 15 y 19 años han sufrido relaciones sexuales forzadas.
Manos Unidas en Bolivia
En Bolivia, colaboramos con el Centro Juana Azurduy para dar soporte legal y psicológico a las víctimas de violencia de género. En nuestra última visita al proyecto, tuvimos la oportunidad de conocer a Ángela, Nicolaza y Mayerlín.
Aunque estudió Ingeniería de Sistemas, Ángela trabaja actualmente de pastelera. El padre de sus hijos ejerció violencia física y moral contra ella, pero en ese momento ella lo asumió como "normal", cuando claramente no lo era. «En el centro me han ayudado a ver las cosas cómo son y a no dejarme cegar por el enamoramiento», afirma Ángela.
Nicolaza se dedica al comercio. El padre de sus hijos era desconfiado y protestaba por todo. «Estoy más tranquila ahora y mis hijos se sienten más libres que cuando sufríamos la violencia», expresa una aliviada Nicolaza.
Mayerlín, madre de un niño de 3 años, es estudiante y una apasionada de la botánica casera. Su pareja y padre de su hijo le pegaba y abusó psicológicamente de ella, además de proferirle constantes amenazas de muerte. «Cuando entré en contacto con Las Juanas, me sentí como una paloma que abre sus alas y ahora me veo capaz de volar», nos cuenta Mayerlín.
Lee aquí la historia de Rosaura Llave, víctima de violencia y actual formadora en «Las Juanas».