Los bailes y cánticos impregnan la multitudinaria misa de Francisco en Kinshasa El rito zaireño: cuando se reza “con el cuerpo y el alma”
La misa presidida esta mañana por el Papa en Kinshasa rezumaba color, alegría y sentimiento, el que posibilita el Misal Romano para las diócesis del Zaire, el llamado rito zaireño, aprobado en 1988 por la Congregación para el Culto Divino
El rito zaireño del Misal Romano es hasta ahora el único rito inculturado de la Iglesia latina aprobado después del Concilio Vaticano II
El baile impregna toda la ceremonia, lo mismo que los cánticos, como en el caso del Gloria, que pueden prolongarse durante varios minutos, al igual que la danzas. Además, el rito de la paz se adelanta, lo mismo que la colecta, que se suele hacer en especie
El baile impregna toda la ceremonia, lo mismo que los cánticos, como en el caso del Gloria, que pueden prolongarse durante varios minutos, al igual que la danzas. Además, el rito de la paz se adelanta, lo mismo que la colecta, que se suele hacer en especie
La misa presidida esta mañana por el Papa en Kinshasa rezumaba color, alegría y sentimiento, el que posibilita el Misal Romano para las diócesis del Zaire, el llamado rito zaireño, y sobre el que Francisco se expresó complacido en un libro presentado el pasado mes de junio en Roma.
“El rito zaireño del Misal Romano es hasta ahorael único rito inculturado de la Iglesia latina aprobado después del Concilio Vaticano II y este proceso de inculturación litúrgica en el Congo es una invitación a aprovechar los diferentes dones del Espíritu Santo, que son una riqueza para toda la humanidad”, señala el Papa en el prefacio de la obra.
Sur un rythme très dansant, la chorale catholique de Kinshasa livre un concert inédit riche en musicalité afin de rendre l’événement encore plus vivant.#PapeEnRDC#PopeInDRC#reconciliation#PapePourPaix#PopeForPeacepic.twitter.com/clxGtQ8TX9
— #PapeEnRDC (@PapeEnRdc) February 1, 2023
Se trata, añadía Francisco, del “fruto de largos años de investigación, de experienciain situy de una fructífera cooperación entre la Santa Sede y la Iglesia en el Congo", y que habría “alcanzado perfectamente los objetivos asignados. De hecho, permite a los congoleños rezar en su propia lengua, con su propio cuerpo y alma, y utilizar símbolos que les son familiares”.
#RDC : Messe du @Pontifex_fr à l'aéroport de Ndolo. Chant de gloria! #PapeEnRDC#InstantKembo_Kembopic.twitter.com/hucSCupj35
— JONAS JKen Mukula (@MukulaJonas) February 1, 2023
Con esta misa de Kinshasa, es la tercera vez que Francisco preside con el rito zaireño. La primera fue en 2019, con motivo de la celebración del 25º aniversario de la capellanía católica congoleña en Roma. La segunda, en julio de 2022, cuando presidió en la plaza de San Pedro una eucaristía como gesto de aprecio a la comunidad congoleña debido a que hubo de posponer su viaje a la República Democrática del Congo.
Lanzas en la procesión de entrada
Aprobado en 1988 por la Congregación para el Culto Divino, llaman la atención por su vistosidad la procesión de entrada, donde el sacerdote entra escoltado por varios jóvenes que portan lanzas en un signo no tanto de violencia como de protección a quien respetan. Los mismos que luego le acompañarán hasta el ambón, todos danzando, antes de la lectura del Evangelio.
Dieu nous accueille dans sa maison, Dieu nous invite à son festin, jour d’allégresse, jour de joie, Alleluia.
— #PapeEnRDC (@PapeEnRdc) February 1, 2023
C’est au travers cette chanson que débute l’eucharistie présidée par sa Sainteté le Pape François sur le site de #Ndolo. pic.twitter.com/ZTQeOLBjGZ
Y es que el baile impregna toda la ceremonia, lo mismo que los cánticos, como en el caso del Gloria, que pueden prolongarse durante varios minutos, al igual que las danzas. Además, el rito de la paz se adelanta, lo mismo que la colecta, que se suele hacer en especie, ofreciendo lo que cada uno tiene, verdura, fruta… para el mantenimiento de los sacerdotes y los necesitados.
Igualmente, antes de que termine la ceremonia, se suele presentar a los recién nacidos y cada fiel vuelve a acercarse al sacerdote para despedirse y recibir una nueva bendición, además de la comunitaria.