Un tercio de los italianos no acuden nunca a los templos: la pandemia ha agudizado la tendencia La secularización llega (¿para quedarse?) a la católica Italia: apenas uno de cada cinco va a misa

Iglesia vacía
Iglesia vacía

Según informa Settimana News citando a Istat (el CIS italiano), en 2022 apenas un 18,8 por ciento de los ciudadanos afirmó acudir a misa al menos una vez por semana. Casi el doble, el 31%, no han pisado una iglesia en todo el año, salvo para acudir a una boda o un funeral

En diócesis como Milán, los bautizos cayeron a la mitad en dos décadas, mientras que las bodas se desplomaron, pasando de 18.000 en la década de los 90 a 4.000 en la actualidad

Los templos se vacían en la antaño católica Europa. Lo vemos en España, en Irlanda, en Portugal... y sí, también en la mismísima Italia. Según informa Settimana News citando a Istat (el CIS italiano), en 2022 apenas un 18,8 por ciento de los ciudadanos afirmó acudir a misa al menos una vez por semana. Casi el doble, el 31%, no han pisado una iglesia en todo el año, salvo para acudir a una boda o un funeral.

Tal y como demuestran los datos, y aunque la pandemia agudizó el descenso en la celebración de los sacramentos, la bajada en la práctica religiosa es una constante en los últimos veinte años, en una caída similar a la ocurrida en España. Así, se ha pasado del 36,4% de la población en 2001, que decía ser 'practicante', a menos del 19% el año pasado. El fin de la pandemia no supuso una mejora, sino todo lo contrario.

Evolución de la práctica religiosa en Italia
Evolución de la práctica religiosa en Italia Istat/Settimana News


Las estadísticas confirman lo apuntado desde hace años por la mayor parte de las diócesis italianas. Así, la de Milán, una de las diócesis más grandes del mundo, comprobó cómo los bautizos cayeron a la mitad en dos décadas, mientras que las bodas se desplomaron, pasando de 18.000 en la década de los 90 a 4.000 en la actualidad.

El alejamiento de los templos se evidencia en todas las franjas de edad, donde se ha descendido la práctica religiosa a la mitad, aunque es más acusada entre adolescentes y jóvenes, donde el descenso alcanza los dos tercios.

Volver arriba