Mi análisis personal tras ver la película Conclave, la parábola del útero de Dios

Conclave, la parábola del útero de Dios
Conclave, la parábola del útero de Dios

El Espíritu Santo, ausente durante toda la película aparece de manera sutil y gráfica en el momento preciso

Acabo de ver la película “Cónclave” y he salido encantado del cine, con la sensación de haber visto una buena película. Creo que no pretende ser ni la crónica de un Cónclave pasado y ni la profecía de un Cónclave futuro, aunque sí un reflejo, con las herramientas del 7º arte, de lo que es la Iglesia y, quizá de lo que el director, Edward Berger,  cree que debería ser la Iglesia.

La actuación del protagonista, el Cardenal Thomas Lawrence, interpretado por el actor Ralph Fiennes me parece muy buena, digna cuando menos de optar a algunos premios.

Algunos diálogos me parecen brillantes, (como cuando se deja ver como a veces las personas en la Iglesia tienen dudas de fe, pero no en Dios, sino en la propia institución) y algunos monólogos como el del Cardenal Vincent Benitez, dignos de enmarcar. El que comienza diciendo “¿qué sabe usted de la guerra?...” y termina sentenciando (no recuerdo el texto literal) que la Iglesia del futuro no depende tanto de lo que hayamos hecho o no, sino de lo que vayamos a hacer en adelante.

La película hace un repaso de la diversidad de la Iglesia y me gustó porque el director concede un papel incluso al Espíritu Santo que ausente durante toda la película aparece de una manera muy sutil y gráfica en el momento preciso. 

No deja de ser una película y como tal hay que verla, dando a toda la intriga palaciega su justa medida cinematográfica, pero no exenta de ser un reflejo de lo que en la Iglesia sucede y ha sucedido.

El poder en la sombra ejercido por el “ejército” de las religiosas que atienden a los cardenales me parece muy acertadamente expuesto: "aunque invisibles, Dios les ha dado ojos y oídos". Así como la realidad de una Iglesia africana que aún queda por descubrir su verdadero rostro en la vida real. 

Hay escenas con una gran simbología como la de los paraguas que cubren a todos menos a uno, o la de la tortuga del papa. 

Y el desenlace me parece magistral, y más allá del hecho humano que se descubre entiendo que detrás hay un intento de hacer una parábola de la Iglesia como el útero de Dios, una Iglesia en la que caben “todos, todos, todos” y hasta ahí puedo leer. (aunque a algunos les encanta destripar las películas. 

Invito a verla.

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