El vandalismo y la ignorancia atacan dos cruces en los montes de Álava Elizalde se suma a la condena del mundo montañero por el destrozo de las cruces del Goikogane y Alpitsu
la cruz del Goikohane fue colocada hace 62 años
Álava y Vitoria han vivido varios episodios de violencia contra iconos religiosos
El derribo de la imagen de la patrona de la ciudad en 1981 reavivó la tradición del Rosario de la Aurora
El derribo de la imagen de la patrona de la ciudad en 1981 reavivó la tradición del Rosario de la Aurora
| Vicente Luis García Corres (Txenti)
Indignación en el mundo montañero y condena del Obispo de Vitoria, estas han sido las reacciones al último acto de vandalismo e intolerancia llevado a cabo en Álava. El pasado sábado se conocía la rotura de las cruces de los montes Goikogane y Alpitsu, ambos localizados en el macizo de Ganekogorta, próximos a la localidad alavesa de Llodio.
Se da la curiosidad de que la cruz del Goikohane fue colocada hace 62 años como primer acto del grupo alpino Goikigane, creado ese año.
La comunidad montañera alavesa ha manifestado su repulsa a estos actos, a las que se sumaba monseñor Elizalde en su cuenta de Twitter: “La Cruz es símbolo de la Libertad y del inmenso Amor hacia los hombres y mujeres de quien hace más de veinte siglos nos abrió un camino de fraternidad, perdón y vida eterna. Atacarla, como alguno ha hecho en nuestra tierra, es un ataque contra sí mismo y contra toda la humanidad.”
Por desgracia no están resultando hechos aislados estos ataques, recientemente el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz ha tomado medidas para preservar la Cruz de Olárizu que intentó ser derribada hace un año y que pende sobre ella la amenaza de su retirada por el Concejo de Mendiola al que pertenece el terreno donde se encuentra esta cruz que fue erigida por suscripción popular tras las misiones populares del año 51 y que fue respaldada por siete agrupaciones montañeras de la provincia.
Las cruces que coronan los montes han sido todas colocadas por iniciativas populares, y en su mayoría por agrupaciones montañeras que han colocado junto al buzón alguna iconografía religiosa.
Non solum sed etiam
Álava y Vitoria tienen, por desgracia, un historial de actos vandálicos contra iconografías religiosas. Quizá la que generó más impresión social fue el derribo de la imagen del siglo XIV de la patrona de la ciudad, la Virgen Blanca, un 8 de marzo de 1981. Pero el ataque sufrido por la Cruz de Olárizu y los recientes en las cimas de dos montes alaveses reaviva un debate que se mueve entre la intolerancia religiosa y la estupidez humana.
Cuando, además de la falta de respeto al legado de nuestro pasado se suma la ignorancia supina que confunde el tocino con la velocidad, que argumenta con mentiras y “sinsordeces” la continuidad o la retirada de elementos que forman parte, no solo del paisaje sino de la memoria colectiva. Uno no sabe bien si los autores son simples idiotas que merecen unas buenas clases de arte, historia, ciudadanía, valores y religión; o delincuentes sobre los que tenga que caer el peso de la justicia sin posibilidad de eximente alguna.
En todo caso, como el derribo de 1981 acabó reflotando el Rosario de la Aurora en Vitoria, es posible que el espíritu montañero de este pueblo se vuelque en recuperar y reforzar si cabe una tradición heredada y que las cruces, símbolo de la cima, vuelvan a coronar nuestros montes