Último día de los Benedictinos en Estíbaliz Orain, bai, gaur asken egun osoa benetan! ¡Ahora sí, hoy es el último día completo de verdad!
Tras la comida en fraternidad del día 30 partirán para Lazkao
Emiliano Ozaeta, desearía que las religiosas colombianas que van a vivir en el monasterio echen raíces y acojan con respeto toda la labor realizada antes de ellas
| Vicente Luis García Corres (Txenti)
Si, los pasados días 11 y 12 de septiembre, coincidiendo con la festividad de Sta. María de Estíbaliz, se escenificaron las despedidas oficiales y diocesanas, no era hasta hoy, 29 de septiembre, cuando los tres monjes benedictinos pasarían su última noche en el convento del cerro de la patrona de Álava.
Juan Luis, Emiliano e Iñaki partirán mañana para Lazkao, su nueva casa, su nueva comunidad.
Han sido muchos años de trato y cercanía con estos monjes, particularmente con Emiliano Ozaeta, el veterano de esta comunidad, el monje contemplativo más activo que he conocido. Aunque alguien haya dicho que “en todo monasterio hay un Emiliano”, quienes le hemos conocido podemos decir que como el original, ninguno.
En este último día sacó unos minutos para acogerme y atenderme, como siempre lo ha hecho con todo el mundo.
Los últimos flecos de la mudanza, esa es su ocupación en este día, “sin descuidar la comida de sus monjes”. Este hombre que ha llegado a preparar la comida para 350 comensales, que ha realizado caminatas de hasta 70 kilómetros, desde su cerro de Estíbaliz ha realizado proezas “sin despeinarse” ni darse importancia.
Ahora asume con naturalidad la nueva etapa de su vida. Él, como muchos también sabemos, es consciente de que en la medida de lo posible mantendrá su ritmo del ora et labora con un alto porcentaje de “labora”, aunque sea el del estudio. Su última convalecencia la empleó en estudiar los monasterios del país vasco entre los siglos XIV al XVII y descubrió cosas como que en el siglo XIV se cerraron más monasterios que en el siglo XXI, o que es en ese mismo siglo cuando nace la figura del “monaguillo”, palabra que deriva del término monje, al igual que el término “monigote”.
Todo un libro con patas que mañana pondrá rumbo a Lazkao, en donde encontrará material para el estudio y seguir ampliando su hambre de conocimiento.
Conscientes de que se ha hecho lo que se tenía que hacer, y que al final la Voluntad del Señor marca nuestras vidas si nos dejamos llevar, Emiliano solo tiene una única petición para quienes cojan el testigo del cuidado de Estíbaliz: “respeto a todo lo que aquí pasó y se hizo hasta ahora”, “que se encarnen en la tierra, que echen raíces, porque solo desde la raíz se alimenta el árbol grande y pequeño para poder dar frutos.” Una imagen muy plástica que nos encargaremos de hacer llegar a las religiosas colombianas que desde el otro lado del charco vendrán a vivir entre nosotros.
Juan Luis también andaba atareado con “los flecos” de última hora. Sus pertenencias personales quedan esperando a mañana cuando tras la última comida, que no “última cena” pongan rumbo a Lazkao, a escasamente una hora de viaje.
Emiliano bromea diciendo que ahora le tocará ser un poco “realista” (en referencia a la Real Sociedad), cuando su alma deportiva ha estado siempre más con el Atleti y el Alavés.
Atrás quedan casi cien años de historia de los que casi los últimos 70 Emiliano ha sido parte de ella. Atrás quedan todos los buenos recuerdos de las fiestas y celebraciones, públicas y privadas, religiosas y profanas que han compartido los monjes de Estíbaliz; atrás quedan, y en los archivos y hemerotecas, la infinidad de momentos vividos; atrás también quedan los momentos duros y difíciles, los de la dictadura como aquella multa de cincuenta mil pesetas que el Gobernador Civil de Álava impuso y comunicó a la comunidad un 22 de octubre de 1975 mediante el expediente sancionador nº 333, documento que guarda celosamente quien actuó como abogado de los monjes, José Ángel Cuerda Montoya
; atrás también momentos como la desaparición del P. José durante toda una noche y la alegría de encontrarlo vivo tras la fría noche de aquel mes de octubre; atrás también los sinsabores de mantener a flote un servicio y una comunidad cuando los vientos en contra soplaban dentro de la casa.
Pero estas y otras historias han quedado atrás, ahora se abren nuevas etapas, nuevas expectativas, y del resto que se encargue Dios y San Benito.