Ignacius500 San Ignacio, copatrono de Vitoria. Algo nos toca
Siendo desde el siglo XVII patrón de Guipúzcoa y del Señorío de Vizcaya, Ignacio de Loyola fue designado copatrono de la diócesis de Vitoria cuando fue creada en el siglo XIX
| Vicente Luis García Corres (Txenti)
Comienza el año Ignaciano, y es una fiesta grande en el mundo cristiano y, de manera particular, en las diócesis de San Sebastián y de Bilbao dado que comparten el patronazgo del fundador de la Compañia de Jesús. Bueno para ser más exactos el santo nacido en Azpeitia es patrón de Guipúzcoa desde 1620, del Señorío de Vizcaya desde 1680, de Álava, y de la ya creada Diócesis de Vitoria en 1861, desde 1868.
San Ignacio de Loyola, murió el 31 de julio de 1556, fue beatificado en 1609 y canonizado en 1622, junto con San Francisco Javier, Santa Teresa de Jesús, San Isidro Labrador y San Felipe Neri, por el papa San Gregorio XV. Las Juntas Generales de Guipúzcoa fueron las primeras en acogerse al santo nacido en sus tierras.
El descubrimiento de las raíces vizcaínas del santo por parte de madre, doña Mari Sánchez de Licona, procedía de las Torres de Licona, en Ondárroa y en Lequeitio, justificó que se le proclamase también patrón de Vizcaya desde la localidad de Guernica en 1680. Al año siguiente celebrarían su fiesta patronal por primera vez en el territorio.
Los alaveses se incorporaron a la celebración del patronato de San Ignacio de Loyola el 16 de mayo de 1868, haciéndolo copatrón de Álava, junto con San Prudencio, y de la Diócesis creada unos años antes. Los alaveses también encontraron vínculos familiares, concretamente con la casa solar de Salinillas.
En 1950, por la bula “Quo Commodius” de Pío XII se separan de la Diócesis de Vitoria los territorios de Vizcaya y Guipuzcoa, y se crean las diócesis de Bilbao y San Sebastián. En la bula de erección de la Diócesis de Bilbao figura el patronazgo de Ignacio de Loyola, que conservará en exclusiva hasta que en 1988 el Papa (San) Juan Pablo II canoniza a (San) Valentín de Berriotxoa, nacido en Elorrio en 1827 y martirizado en Vietnam en 1861.
Las huellas del copàtronazgo de San Ignacio de Loyola en la Diócesis de Vitoria son varias. En la sala del obispado donde suelen realizarse las comparecencias del obispo a los medios de comunicación hay una vidriera, rescatada del “viejo” obispado, cuando estaba en Montehermoso, y en ella aparecen San Prudencio y San Ignacio; otra imagen, también en vidriera, la encontramos en la capilla mayor del Seminario Diocesano; en la Catedral Nueva de María Inmaculada, recordemos que su proyecto se inició cuando la diócesis la componían los tres territorios, en la capilla de Guipúzcoa, en su friso central se representa a San Ignacio herido en batalla y las misiones jesuitas en América del Sur. A estas podríamos sumar las estatuas que representan al fundador de la Compañía de Jesús en retablos repartidos por las parroquias de la ciudad y los pueblos de Álava.
Ignatius500 es el nombre que recibe este aniversario que se celebra en todo el mundo entre el 20 de mayo de 2021, aniversario de la herida sufrida por Iñigo de Loyola en Pamplona (1521) y que fue el detonante de su conversión, y el 31 de julio de 2022, festividad de San Ignacio, bajo el lema: "Ver nuevas todas las cosas en Cristo". La Diócesis ya ha convocado a los jóvenes a una marcha hasta Loyola que se llevará a cabo durante el mes de julio.
Non solum sed etiam
El nombre de San Ignacio también está presente en una calle, en un barrio y en una parroquia de la que es titular; y su obra, orgullo de la formación profesional en Euskadi la ostentaba el Centro Jesús Obrero, hoy, tras la fusión con diocesanas, Egibide. El espíritu ignaciano pervive, aunque la presencia jesuítica en la diócesis haya desaparecido. Pero, muchos son los que hoy siguen bebiendo de las fuentes ignacianas, haciendo los ejercicios espirituales surgidos en la cueva de Manresa y teniendo como referente hoy a un santo Padre, forjado en la Compañía de Jesús.
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