Medjugorje, la película Solo la experiencia personal es capaz de transformar a las personas
Medjugorje, la película, merece una entrada de cine
| Vicente Luis García Corres (Txenti)
Ayer acudí a ver la película-documental Medjugorje. Se anunciaba como un pase único, pendiente de la acogida del público. En Vitoria-Gasteiz, por el resultado de público en la sala, escasamente llegaríamos a 20 personas, la película pasará sin pena ni gloria.
Reconozco que tenía una curiosidad “morbosa” por este documental. El fenómeno de Medjugorje, como el de Fátima o Lourdes, me crean un doble sentimiento: por un lado me seduce la posibilidad de dejarme llevar por una fe sencilla; y por otro me invade una necesidad de ser racional en la observación y el análisis de estos fenómenos.
Hace tiempo que tengo interiorizado que la fe es una cuestión tan personal que, si bien el testimonio es muy importante, y en nuestros tiempos quizá más que nunca, (el camino está en el testimonio, no en los dogmas y cánones), sin embargo solo la experiencia personal es capaz de transformar a las personas. O se tiene experiencia de Dios, o no se tiene, esa es la gran división.
Lo mismo sucede con estos fenómenos como el de Medjugorje, y creo que en el documental eso se puede encontrar. Es la experiencia personal la que ha cambiado las vidas de quienes aparecen en pantalla. El testimonio de otros interpela, pero no modifica; son puentes, pero hay que dar el paso a la otra orilla, de nada sirve el puente si no llegas a cruzar a la otra orilla.
El documental acaba también con otra reflexión que uno con los años la descubre en infinidad de momentos de su vida. Hay una red que nos tiene interconectados, las casualidades no existen, solo la voluntad individual acaba determinando el recorrido de esa red.
He estado en Lourdes muchas veces, y “allí hay algo”; he conocido Fátima, pero mi recuerdo es vago por ser muy niño cuando estuve; no sé si visitaré un día Medjugorje, … Solo he visto el documental, me parece un buen trabajo, sincero, emotivo, ligero de ver, … para quien sienta una mínima curiosidad por el fenómeno de Medjugorje, es recomendable.
Quizá en muchas localidades pase como en Vitoria-Gasteiz, que una baja afluencia de público la condene a un paso efímero por la gran pantalla, pero no dudo que estos documentales tengan un recorrido posterior, y a través de un acceso por internet, o en un soporte físico el documental pueda estar accesible una vez haya cerrado el ciclo comercial en las grandes salas.
Sinceramente, Medjugorje, la película, merece una entrada de cine. Animo a verla a quien tenga la oportunidad. Luego, ...que cada cual gestione sus sensaciones y sentimientos.
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