Una fundación casi bicentenaria colabora con la formación del clero en Vitoria La fundación Ambrosio Aguirre beca actualmente a unos 18 seminaristas

La fundación Ambrosio Aguirre beca actualmente a unos 18 seminaristas
La fundación Ambrosio Aguirre beca actualmente a unos 18 seminaristas VLG

Desde la Fundación dan mucha importancia a las aportaciones de particulares para continuar con este servicio. Aportaciones que ellos mismos matizan, no solo pueden ser económicas (están recibiendo una media de 4000 € anuales de donativos), sino sobre todo oraciones y otras prestaciones y servicios

Recuerdo aquellos años en los que se celebraba el Festival de Pequeños Amigos de Nuestro Seminario y dentro del cual se rompían las huchas de barro que muchos niños habían llenado durante el año hasta ese 8 de diciembre, Día del Seminario

La Facultad de Teología de Vitoria y el Seminario Diocesano han experimentado en los últimos años un incremento tanto de estudiantes de los estudios eclesiásticos como de seminaristas llegados de otros lugares del mundo cuyos obispos han confiado su formación al Seminario Diocesano de Vitoria.

Este incremento tanto de estudiantes de teología, tanto hombres como mujeres, como de seminaristas que cursan su formación teológica en Vitoria se debe en parte al apoyo económico que algunos de estos estudiantes reciben por parte de la Diócesis y de una fundación que este año cumple 15 años desde la actualización de sus estatutos, pero cuyo origen se remonta al siglo XIX, y más exactamente al año 1853 cuando su fundador Ambrosio de Aguirre la puso en marcha y obtuvo el reconocimiento por la Real Orden de 7 de septiembre de 1853. 

Su nueva etapa se llevaría a cabo el 25 de marzo del año 2010 cuando se dotó de un nuevo nombre y nuevos estatutos. Hasta entonces se denominaba Fundación Seminario Eclesiástico de Aguirre; a partir de ahora se la conocerá como Fundación Ambrosio de Aguirre para la formación de sacerdotes. 

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¿Pero quién fue Domingo Ambrosio de Aguirre? Nació en la localidad alavesa cercana a Vitoria de Gamarra Mayor, el 7 de diciembre de 1783 y murió en Vitoria el 24 de noviembre de 1857. 

Tras realizar sus estudios de Derecho en la Universidad de Zaragoza se incorpora al seminario de Calahorra y es ordenado sacerdote, teniendo como primer destino la localidad de Mendivil. 

A causa de la invasión francesa en 1808 huyó a Cuba. En La Habana desempeñó durante muchos años una capellanía de oratorio y su curato. Contribuye al desarrollo cultural y sanitario del país, fomentando hospitales y centros de beneficencia, organizando bibliotecas. Es nombrado Caballero real de la Orden Carlos III y auditor honorario de la Rota romana. 

Tras su regreso a Vitoria en 1853 funda el Seminario Diocesano en el Palacio de Escoriaza-Esquivel, y paralelamente crea la fundación.

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Esta fundación tiene la propiedad del Seminario, del edificio Palacio de Escoriaza-Esquivel, y concedía becas para sus alumnos. 

El Palacio de Escoriaza-Esquivel dejó de ser Seminario tras ponerse en marcha el Seminario Conciliar primero y el actual Seminario Diocesano más tarde. Así se fue fraguando su venta hasta que en 2010 lo adquiriese las instituciones públicas locales, y el importe de su venta, según algunas fuentes algo más de dos millones de euros,  pasó a constituir el capital de la Fundación. Ahora serán las rentas, los intereses que genera este capital los que servirán para los fines de apoyo a los estudios eclesiásticos, a los que se suman las donaciones de particulares. 

Actualmente la gestión de la fundación recae sobre tres personas, tres sacerdotes, el Vicario General, Carlos García Llata, el delegado para el clero y actual rector del Seminario Diocesano Unai Ibañez, y el párroco de Gamarra Mayor y director de la residencia sacerdotal Joaquín Goikoetxeaundía, Enrique Borda, que ejerce como secretario de la fundación. 

A la muerte de Ambrosio Aguirre dejó en su testamento el mandado de cubrir 20 becas gratuítas destinadas al Seminario Diocesano. 

En la actualidad la fundación sostiene la formación de unos 18 seminaristas, lo que supone un total de entre 20 y 25 mil € anuales. 

Desde la Fundación dan mucha importancia a las aportaciones de particulares para continuar con este servicio. Aportaciones que ellos mismos matizan, no solo pueden ser económicas (están recibiendo una media de 4000 € anuales de donativos), sino sobre todo oraciones y otras prestaciones y servicios que puedan reducir gastos en la formación del futuro clero. O iniciativas tan singulares nacidas de la nueva realidad del Seminario como es la de prestarse a encuentros conversacionales en castellano con seminaristas africanos que están aprendiendo la lengua. 

Las becas de la Fundación cubren exclusivamente los gastos académicos, para el alojamiento y manutención el Seminario tiene que buscar otras fuentes de financiación. Además las becas están también condicionadas a los resultados académicos, es decir un mal estudiante puede perder las ayudas de la Fundación.

A veces a la Fundación le han llegado solicitudes de becas para seminaristas de otros lugares pero las condiciones son estrictas, sólo se beca a aquellos que realicen sus estudios eclesiásticos en Vitoria. 

A estas becas pueden optar tanto los seminaristas del Diocesano como los del Redentoris Mater, aunque los que son españoles la ayuda está condicionada a que soliciten primeramente las ayudas estatales a los estudios.

Por otro lado las donaciones, según se nos informa desde la Fundación, pueden hacerse “condicionadas”, es decir alguien puede concretar que su donativo sirva específicamente para ayudar a los seminaristas llegados de un país, o de un lugar del Mundo, o solo seminaristas alaveses. Y los benefactores son informados puntualmente del destino que se ha dado a su donación y de las personas beneficiadas por la misma.

En la página web de la fundación  https://fundacionaguirre.org/  se pueden encontrar las vías para colaborar con la misma y así apoyar la formación de seminaristas. Así mismo también pueden ser informados en el mismo Seminario Diocesano de Vitoria. 

Otros estudiantes de teología  reciben ayudas para sus estudios pero ya no es la Fundación la que asume las matrículas de estos estudiantes que no son seminaristas. 

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Non solum sed etiam

Recuerdo aquellos años en los que se celebraba el Festival de Pequeños Amigos de Nuestro Seminario y dentro del cual se rompían las huchas de barro que muchos niños habían llenado durante el año hasta ese 8 de diciembre, Día del Seminario. 

Había cariño en aquel gesto. La gente apoyaba al Seminario porque valoraba el papel de los curas. 

A mi también me ayudaron durante mis años de formación en el Seminario. Durante aquellos años yo no pensaba en ese tema, pero años más tarde mi madre me contó como D. Javier Illanas, párroco de Ntra Sra. de los Desamparados colaboró en mis gastos del Seminario. También lo debió hacer con la media docena de los estudiantes en el Seminario que salimos de su parroquia. 

Creo, no tengo datos, que esa ayuda fue personal y en privado. 

Pero en lo que me quiero fijar es que D. Javier me ayudó a mi, y a otros chicos que fuimos al Seminario, porque quería al Seminario. Sí, y el festival de Pequeños Amigos se hacía porque la ciudad de Vitoria quería a su Seminario. Y El Seminario se hacía querer y se dejaba querer. 

Hoy, los tiempos son otros …

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