Brote de COVID en una residencia sacerdotal en Vitoria 20 positivos en la residencia sacerdotal del Seminario de Vitoria

20+ en la residencia sacerdotal del Seminario
20+ en la residencia sacerdotal del Seminario

El obispo ha mostrado su apoyo y cercanía a los residentes y sus familias

Hoy se han registrado dos fallecimientos. Y un sacerdote permanece en la UCI

El peligro está ahí y todas las medidas pueden ser insuficientes, un descuido involuntario y el virus se cuela por la rendija. Eso es lo que ha podido suceder en la residencia sacerdotal Joaquín Goikoetxeandía, aneja al Seminario Diocesano, y en la que residen varios sacerdotes jubilados. 

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El fin de semana se conocía el balance de 20 personas afectadas. Desgraciadamente dos de ellas han fallecido, un sacerdote y la hermana de un sacerdote que también residía allí. Un segundo sacerdote se encuentra en la UCI. Si bien el resto de las 60 personas que componen la familia de la residencia se encuentran guardando todas las medidas posibles, solo dos tienen el carácter de aislamiento con supervisión médica por su situación. 

La empresa ASKORA se ha hecho cargo del servicio de limpieza del centro para garantizar una perfecta higiene de los espacios, y asume el resto de servicios de la casa hasta que se dé por finalizado el brote. 

Monseñor Elizalde ha hecho llegar a cada uno de los residentes unas palabras de apoyo, cariño y su oración en estos momentos difíciles. Lo que ha sido recibido con agradecimiento por parte de los residentes y sus allegados. 

De momento la Diócesis está a la espera de la evolución.

La otra residencia sacerdotal no ha registrado ningún nuevo caso desde la primera ola y se distribuyen en dos turnos para los servicios de comida para garantizar las distancias y la limpieza de los espacios entre los turnos, según ha comentado uno de los residentes.

Non solum sed etiam

La noticia de los contagios en la residencia sacerdotal está siendo acogida en la Diócesis con la lógica preocupación y con una cadena de wassap pidiendo oraciones y acierto para la gestión del brote. Además de las familias directas de los residentes, los sacerdotes que allí viven cuentan con el cariño de muchos que han sido sus feligreses y amigos durante su vida activa en la pastoral y en las misiones. 

Claro que todos son conscientes de los riesgos que estas personas por su edad y diversas patologías llevan añadidos. Pero, aunque el COVID-19 no deja de ser otra enfermedad más dentro de las muchas que el ser humano puede contraer, nadie quiere decir adiós por culpa del dichoso virus, es lógico, somos humanos.

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