Conferencia pronunciada en el ATENEO de MADRID con motivo de la presentación del libro SER MUJER EN UN MUNDO DE HOMBRES. del profesor Á. Gutiérrez -Sanz
No es frecuente que un hombre se embarque en la aventura de escribir un libro sobre mujeres, vaya por delante que con ello yo no he intentado provocar a nadie. Los propósitos han sido otros . Uno de ellos sería mediar en la confrontación entre machismo y feminismo, dos posturas extremas que es preciso superar porque en nada favorecen a los intereses de la mujer. Hay un segundo propósito, que es salir al paso de una fuerte corriente de opinión inserta en el pensamiento único oficialista, empeñado en que la mujer tiene que dejar de ser mujer para convertirse en una mala imitadora del hombre, abriendo así las puertas a nuevas servidumbres .La mujer no necesita ser imitadora de nadie ni de nadie que vengan a salvarlas. Lo que necesita y necesitamos todos es que se tomen en consideración sus valores , que se la aprecie por lo que es en sí misma y por lo que está llamada a ser en este mundo nuestro. Por si no fueran suficientes estos motivos hay otro más contundente, he escrito este libro por que me ha salido … de dentro, porque me apetecía hacerlo. Los que hemos cumplido muchos años tenemos el privilegio de hacer lo que nos apetece, gozamos de una cierta independencia que permite expresarnos con entera libertad y decir lo que queremos decir , sin tapujos y sin tener que estar a expensas políticamente correcto y eso es exactamente lo que he hecho yo en este libro. Soy consciente de que me he metido, yo solito en un avispero; aún así no me arrepiento. Todo ello ha resultado ser enriquecedor. He aprendido muchas cosas, ha habido otras que me han sorprendido y al final me ha quedado la impresión de que la mujer es un ser bastante enigmático y singular, dotado de una gran fuerza espiritual que le capacita para soportar las situaciones más adversas, en un mundo hostil. En esta tarde, os invito a que me acompañeis durante unos minutos, ha hacer un breve recorrido por la historia y juntos podremos comprobar que la Humanidad tiene una deuda contraída con la mujer.
1 Si exceptuamos un breve periodo que se remonta a la noche de los tiempos en que, según la arqueóloga Maríja Gilbutas, la mujer pudo disfrutar de una plácida situación de matriarcado, el resto ha sido un difícil peregrinar por la historia, una larga travesía de muchos siglos, en que estuvo subyugada y oprimida, condenada a soportar un trato desigual e injusto; pero las mujeres del pasado, callada y silenciosamente lo supieron soportar todo con dignidad, sin que nunca renegaran de su condición femenina, porque sabían que ser mujer era motivo de orgullo y no de vergüenza. Estaban convencido de ello y no sentían la necesidad de demostrárselo a nadie, les bastaba su certeza . Hoy desde la distancia del tiempo, nos damos cuenta que su talante moral afrontando con dignidad tanto atropello, estuvo bastante por encima de quienes se lo ocasionaban, porque como dijera Sócrates, la grandeza de espíritu no está en quienes cometen la injusticia sino en quienes saben soportarla con entereza. Sabemos también, que para ellas lo importante era la integridad y rectitud, por lo que no se conformaron con ser “unas cualquiera” sino que se esforzaron en ser señoras de cuerpo entero , no sintieron la necesidad de practicar la violencia, el amor libre o la libertad del vientre, porque se sentían satisfechas con el ejercicio de la libertad interior que es la que verdaderamente libera a las personas
Como todos sabemos, la sociedad les negó la justa igualdad de trato con el hombre, su misión era, traer hijos al mundo, atender a los menesteres domésticos y estar sometidas al marido haciéndoles la vida más placentera , vivir con ellos, por ellos y para ellos y ahí acababa todo. No sólo vivían subyugadas, también se infravaloraba todo lo que hacían, porque se partía de la base de que lo relevante era la gestión y el gobierno de los asuntos públicos, siendo secundario la administración y cuidado de la vida familiar, sin reparar siquiera en que lo segundo es fundamento de lo primero. El mérito siempre era para los trabajos que el hombre realizaba en la industria, en los despachos, en la agricultura en ganadería, en cambio el realizado por la mujer en casa o donde fuera, eran puro divertimento u holganza. Cuando la realidad es que las mujeres eran unas pluriempleadas que vivían ocupadas todas las horas del día, pues si no era una cosa era otra. En orden a valorar lo que la mujer ha representado y sigue representando en la vida familiar, basta con que se ausente durante unos mesecillos tan siquiera del hogar. Es entonces cuando los demás miembros de la familia comienzan a comprender que para poder comer caliente todos los días, tener la casa limpia , las camisas planchadas, tenerlo todo a mano y saber donde están las cosas necesarias, hace falta alguien que viva pendiente de los demás. Es entonces cuando empezamos a darnos cuenta, que ser la reina del hogar es más complicado de lo que a primera vista pudiera parecer. Va siendo hora de acabar con el mito de que el trabajo realizado por las mujeres a lo largo de la historia ha sido una ayudilla o en el mejor de los casos un suplemento al realizado por los varones. Ésta ha sido la trampa que se ha venido utilizando para restar relevancia e importancia al papel desempeñado por la mujer a lo largo de la historia
2.A poco que nos adentramos en lo que fue la vida cotidiana de la mujer nos damos cuenta que estuvo presidida por un trabajo duro. Sus espaldas tuvieron que soportar cargas pesadas, lo aguantaron todo. Las mujeres en el pasado supieron lo que es trabajar el barro y los esmaltes, atender a la casa , fregar, barrer, quitar el polvo, coser , zurcir, tejer , remendar , lavar, planchar, hacer las camas, cuidar del puchero en la lumbre, tener a punto la comida. Han hecho de curanderas, de enfermeras, de administradoras y aún les quedaba tiempo para ayudar en las faenas agrícolas, sembrando, escardando, espigando, recolectando la vid , las aceitunas , los diversos frutos del huerto y vendiéndolos posteriormente en el mercado. Ellas se hacían cargo de los diversos animales domésticos , atendían y ordeñaban a cabras y bacas, daban de comer a las aves y a los cerdos. La mano de la mujer se hacía presente a la hora de elaborar el vino y el aceite, se ocupaban de aliñar las matanzas, de la conserva de embutidos y de las carnes, de salar los jamones y pescados, de confeccionar compotas y mermeladas , en una palabra de tenerlo todo a punto. El entramado económico de las sociedades rurales, no hubiera sido posible sin el entretejido familiar gestionado por la mujer. Las condiciones de vida de la mujer en tiempos de guerras y de posguerra se endurecían aún más, y eran ellas las que tenían que cubrir la ausencia o las bajas de sus maridos, ocupándose de todo para que todo pudiera seguir adelante
Todos sabemos como desde hace muchos años, las mujeres vienen siendo víctimas de una sociedad jerarquizada en la que ha estado sometida al tutelaje, primero del padre y luego del esposo, del hermano o del hijo mayor, pero no sólo ha sido víctima de una sociedad jerarquizada, ha sido también víctima de una sesgada interpretación de la historia que sólo ha tenido ojos para ver las grandes hazañas de los héroes de relumbrón y no ha acertado a ver a las heroínas anónimas que estaban detrás de estos super- hombres. Siempre se ha dicho que la historia es según quien la escriba y no hay que olvidar que los autores de la historia Universal de la Humanidad han sido hombres y no mujeres, ello explica muchas cosas. Yo no diré con Jardiel Poncela que la historia sea “una sarta de mentiras encuadernadas”; pero sí pienso que la historia universal ha de ser revisada y ha de serlo precisamente con ojos de mujer, algo que afortunadamente está sucediendo. En esta reinterpretación de la historia están trabajando equipos de mujeres muy preparadas apoyados por Asociación de Historia de las Mujeres . La perspectiva de esta nueva historiografía no es ya sólo rescatar obras de mujeres firmadas con el nombre de sus maridos o identificar el nombre de colaboradoras ocultas, sino que aspira a una nueva visión en la que quedan cuestionados los criterios en los que se fundamentaba la historiografía tradicional, hasta el punto de que actualmente ya nadie se pregunta si es posible una historia de la mujer , hoy la pregunta es si es posible una historia que tenga como único protagonista al hombre.
Ciertamente las mujeres no fueron las responsable de las devastaciones y las guerras; eso ha sido tarea exclusiva de los hombres; pero sí tuvieron que hacer frente a sus tristes consecuencias y por supuesto tuvieron parte activa en la pacificación social, la recomposición de las familias rotas, sacándolas delante de forma heróica, su colaboración fue también imprescindible en la reconstrucción de los países devastados, tal como queda reflejado en una copla cantada por las campesinas rusas: que dice así
Y ahora que la guerra ha terminado
Sólo quedo yo con vida
Yo soy el caballo el buey y la esposa
Y el hombre y la granja.”
Las aportaciones de las mujeres a la humanidad están, sin lugar a dudas, a la espera de un justo reconocimiento. Hemos vivido en la creencia de que las hazañas varoniles eran las únicas que merecían ser exaltadas, en tanto que eran olvidadas las gestas femeninas por que no se ajustaban a los patrones creados por los hombres. Ni siquiera las propias madres han sido siempre conscientes de que engendrar, cuidar y educar a un hijo está por en cima de cualquier creación humana, pues como bien decía Ramón y Cajal “el hecho de que la mujer más ignorante, pueda engendrar un hombre de genio, debería hacernos reflexionar”.
Siendo cierto que la labor llevada a cabo por la mujer a lo largo de la historia no es nada despreciable, también lo es que por capacidad y por destino, la mujer estaba llamada a ejercer funciones equiparables a las del hombre y a ser colocada a su mismo nivel. Después de muchos siglos de servidumbre, la mujer comenzaba a ser consciente de que había llegad el momento esperado para iniciar su liberación.
3 Durante el siglo XIX en la Sociedad Occidental se produjeron ciertos cambios que favorecieron no sólo la abolición de la esclavitud, sino también la emancipación de la mujer. Son los tiempos de la revolución industrial en que se necesitaba mano de obra barata, en que los ideales de igualdad para todos, predicados por la Ilustración iban calando en los espíritus, no faltaron incluso, filósofos importantes como Stuart Mill que junto con su mujer Harriet Taylor Mill, se pronunciaran abiertamente en favor de la igualdad de los derechos de la mujer, publicando el año 1869 un libro en mutua complicidad, titulado
“ Sometimiento de la Mujer” que causó un gran impacto internacional. Y por supuesto la aparición de mujeres intrépidas comprometidas con la causa. Por aquel entonces ya venían funcionando en Norte America colectivos femeninos reivindicativos, cuando se acababa de abolir la esclavitud, siendo presidente de los Estados Unidos Abraham Lincoln. Las mujeres conscientes de su injusta situación se manifestaron públicamente, primero de forma moderada y pacífica, para pasar posteriormente a la acción violenta, con actos terroristas, huelgas de hambre, sabotajes, incendios de comercios y establecimientos públicos, asalto a los domicilios de políticos y parlamentarios, lo que hoy llamaríamos escrache. En el compromiso con la causa de la mujer merece ser recordado, el arrojo de mujeres como Lucretia Mott, Lucy Stone, Elisabeth Candy Stanton , Susan B. Anthony y muchas más que fueron abriendo paso a las reivindicaciones femeninas.
Se comenzó por el sufragismo, pero detrás vendría la conquista de los demás derechos fundamentales. La acción de lo que se conoce como el primer movimiento feminista se prolongó hasta los años 60, fecha en se produciría un cambio de relevo y aparecería en escena “la segunda ola de feminismo” ligado estrechamente al Mayo del 68 y a la publicación de dos obras emblemáticas para las mujeres progresistas: “El segundo sexo” de Simone de Beauvoir y “Mística de la feminidad”, de Betty Friedan. El tiempo que va de 1967 a 1975 estuvo dominado por un feminismo radicalizado y muy activo, es la época de las protestas en que en plazas y calles se quemaron públicamente corsés y se grita a los cuatro vientos que las mujeres se habían cansado de vivir encorsetadas, de que los tiempos de opresión masculina habían pasado.
El feminismo radicalizado de los años 70 movido por el antijerarquismo obsesivo, degeneró en un igualitarismo disparatado que condujo a extremismos difíciles de compartir. Se partía del convencimiento de que todas las injustas situaciones que venía padeciendo la mujer a lo largo de la historia, tenían su origen en la diversificación entre los sexos, se pensaba que su humillante discriminación estaba asociada a la maternidad. Este feminismo radicalizado y antifamiliar señala como la raíz de todos los males para la mujer, el haber creído que la diferencia entre la masculinidad y la feminidad era una exigencia natural, cuando en realidad se trataba de un asunto de competencia estrictamente personal. Es el tipo de feminismo que se ha venido manteniendo fiel a las directrices marcadas por Simone de Beauvoir, cuya obra “El Segundo Sexo” ha sido y sigue siendo su alimento espiritual . A partir de aquí ya no se dirá “varón y hembra las creó” sino “la mujer no nace sino que se hace”. Este feminismo antifamiliar pretende salvar a la mujer haciendo de ella un calco del hombre, rompiendo con los esquemas tradicionales de madre, esposa y ama de casa, liquidando el régimen patriarcal aunque ponga en peligro la identidad de la mujer
La Sra. Beauvoir y sus fieles seguidoras están condicionadas por el pensamiento de que si la mujer no se masculiniza y no se olvida para siempre de la maternidad y de la feminidad corre el riesgo de volver a las andadas y convertirse nuevamente en ama de casa relegada a las funciones domésticas y el cuidado de los niños. Según ellas, esto es lo que no bebiera suceder y para evitarlo nada mejor que hacer de la mujer una réplica del hombre, con lo que uno se pregunta ¿ No habrá sido peor el remedio que la enfermedad? Porque aún estando de acuerdo en que la situación de nuestras abuelas no era la deseable, no podemos dejar de pensar que la solución propuesta por el radicalismo feminista de corte antifamiliarista empeora la situación, ya que si verdad es, que la parcela reservada a la mujer antes, era muy pequeña comparada con la del hombre; ahora de lo que se trata es hacer desaparecer a la dueña de esa parcela. Oigamos lo que una mujer sensata dice al respecto, se trata nada menos que de Annalinde Nightwind, estas son sus palabras “ fíjate bien lo que voy a decir porque no voy a ruborizarme : incluso allí donde las mujeres han sido violentamente oprimidas, ellas todavía conservaron sus propios valores femeninos, todavía existía un lugar para la feminidad , una feminidad trasmitida de madres a hijas o de amiga a amiga , de mujer a mujer ; pero ahora vivimos en una sociedad terriblemente desnivelada… . El espíritu masculino encuentra acomodo en las mujeres por encima de sus propios valores, aquellos que les son propios por naturaleza; suelo definir a la mujer moderna como un ser colonizado . Esto no tiene otro significado que el triunfo absoluto del patriarcalismo, del machismo si así lo prefieres , su apoteosis total”. Yo añadiría además que hay mucha sin- razon en este feminismo masculinizante que por una parte ve en el hombre al natural enemigo, al opresor de las mujeres y por otra le convierte en un modelo a imitar . Cuentan que en una ocasión estando reunidas un grupo de las que promueven el igualitarismo radical, una de ellas tomo la palabra para decir. “¡Compañeras!, no hemos de parar hasta demostrar a estos déspotas arrogantes que somos idénticos a ellos.
En la defensa del igualitarismo a ultranza el feminismo radicalizado no está sólo, se siente arropado por la cultura de genero que se ha extendido como una mancha de aceite por todos los estamentos de la sociedad, haciéndose presente en las escuelas, en los parlamentos, en los medios de comunicación, hasta en las familias. Se trata de una ideología novedosa y revolucionaria, la única que ha podido sobrevivir a la hecatombe del posmodernismo, en ella desaparece la bipolaridad de los sexos y lo que impera es el unisex, los términos padre y madre, esposa y esposa han sido tachados del código civil. Los servicios diferenciados para damas y caballeros se ven como una discriminación , por lo que ya hay sitios, en los que se ya ha puesto en practica los servicios compartidos, para regocijo de no pocos. No se puede hablar de violencia de sexo , sino violencia de género, aún a pesar de que la Real Academia de la Lengua se haya pronunciado al respecto, para decir que el genero ha de emplearse en referencia a las cosas y el sexo a las personas.
La ideología de género no admite distingos entre los seres humanos, porque la naturaleza no nos dotó de sexo, tan sólo de género, de modo que los niños sólo se distinguen porque unos van de azul y otros de rosa y de mayores, porque los hombres son masculinos y las mujeres masculonas. Al defender este tipo de humanismo en que mujeres y hombres nacen asexuado, se está negando evidencias que la experiencia y la ciencia constatan, tales como que la anatomía, la morfología del esqueleto, la dotación cromosomática , componentes genéticos, los órganos reproductores son diferentes entre unos y otras, esta diferenciación entre los sexos, según datos científicos, se inicia ya a la octava semana de la gestación , momento en que ya se puede constatar que el cerebro tiene sexo. Aún así se sigue manteniendo la tesis de que nacemos en estado neutro siendo la cultura , la educación, en definitiva la sociedad, quienes hacen que nos decantemos hacia un lado o hacia otro, lo cual no parece ajustarse a la realidad. Regalad un monstruo de dos cabezas a un niño y una niña en estado puro; pronto comprobaremos como el niño acaba arrancándoselas a mordiscos , mientras que la niña se las lavará con champú y por las noches le arropará para que no tenga frío. Está claro que esto quiere decir algo.
¿Diferente la mujer del hombre? Sí, claro que sí y ello no debiera significar una desgracia sino una bendición, por lo que todos saldríamos ganando. Que mundo tan empobrecido y tan aburrido, si los hombres y mujeres fuéramos idénticos. Todo responde a que en el feminismo de género subyace el convencimiento de que la diferencia sexual es incompatible con la igualdad social, de modo que para conseguir ésta era de todo punto necesario negar aquella y esto no es así. Estaríamos de acuerdo en que a la mujer le corresponde los mismos deberes y derechos que al hombre, idénticas oportunidades, de acuerdo en que a la mujer se le ha de reconocer igualdad política, social, laboral, jurídica. Todo esto está muy bien; pero nunca a costa de que la mujer deje de ser lo que por naturaleza le corresponde ser. Ella no puede dejar de ser lo que por naturaleza posee, a ella le corresponde un tipo de humanidad maravillosa y diferente, de modo que sólo siendo fiel a ella misma podrá alcanzar su plenitud. Esta fidelidad de que hablo, es compatible con la vocación personal de cada una de ellas. No hace falta renunciar a nada , ni a su profesión , ni a su trabajo , ni a sus aspiraciones, ni a ninguna de sus reivindicaciones, tampoco hace falta renunciar naturalmente a la maternidad y a la familia
El feminismo de género se vuelve a equivocar cuando entiende la maternidad como sinónimo de opresión y pone como centro de la liberación femenina el amor libre irresponsable y carente de compromiso , como si de un mero juego se tratara. Cuando se dice que “ la libertad de la mujer comienza por el vientre” y que el matrimonio y familia la coartan, se está olvidando que la maternidad va íntimamente ligada a la mujer y que la dignificación de ésta conlleva la dignifica a aquella, por tanto la liberación femenina propuesta por el feminismo de género no resulta creíble y hubiera resultado más recomendable, buscar la liberación por otros caminos, de modo que en lugar de repudiar las virtualidades propiamente femeninas y abdicar de ellas, lo acertado hubiera sido, luchar para que éstas fueran reconocidas y valoradas como merecen. Todos , especialmente, las mujeres debieran estar convencidas de que más importante que diseñar un gigantesco portaviones es gestar y traer un hijo al mundo, cuidarlo, criarlo y educarlo. Delia Steimberg dio e el clavo cuando dijo. “el feminismo tal y como ahora se entiende, conseguirá unas mujeres artificiosas , cada vez más parecidas a los hombres ; pero cada vez menos identificadas con su verdadera misión. El feminismo actual es más bien un antimachismo, reacción lógica ante determinadas exageraciones de la historia ; pero no intenta rescatar los valores auténticamente femeninos , si no poner a la mujer en condiciones de ocupar los mismos puestos que el hombre”. Paradójicamente el antimachismo ha llevado a muchas mujeres a convertirse en hombretonas que copian las maneras, gestos y expresiones groseras, que a veces resultan ser obscenamente sexistas y otras simplemente grotescas como cuando dicen al mozo que tienen delante “ siéntate ahí que vamos a hablar de hombre a hombre”.En este contexto hay que interpretar las palabras de su congénere Mar Linda, cuando dice “ aborrezco a las mujeres que tienen facha de hombre , que dicen groserías, beben, fuman y eructan al más puro estilo masculino, nada más les falta el par que Dios no les otorgó. En pocas palabras pierden el encanto de la feminidad para dar paso a varones con cuerpo entero ¡ Que pesadilla! … me encanta ser mujer ; pero femenina”, Seguramente no le falta razón. Es insólito lo que estamos viviendo, por primera vez en la historia, los valores femeninos son rechazados por las propias mujeres, por lo que posiblemente, nunca el mundo ha sido tan andrómico como lo es ahora.
4-Las mujeres han de ser fieles a si mismas sin que ello suponga en modo alguno, dar ventajas al hombre en la conquista por la igualdad. Las mujeres aquí presentes que me escuchais, habeis desempeñado puestos de responsabilidad en paridad con el hombre, habeis demostrado que sois capaces de hacer todo que él hace , habeis llegado todo lo lejos que ellos pueden llegar y no por eso, tuvisteis necesidad de renunciar a vuestra condición de mujer, lo que prueba que la mujer puede ser igual sin dejar de ser diferente. El drama de la mujer tanto antes como ahora es que no se ha entendido, lo que implica la bipolaridad de sexos. Por eso antaño se le negó el derecho a ser igual y hoy se la quiere negar el derecho a ser diferente. Julián Marías, decía, que “ cuando una mujer no sabe a mujer, resulta una forma degradada de lo humano”… . “ Creo , continua diciendo el citado autor, que al lado de los grandes avances y progresos, se ha deslizado en la vida de la mujer Occidental una crisis de identidad femenina”. Yo también pienso, que si la mujer repudia lo que por naturaleza le corresponde, está devaluándose y despersonalizándose y es entonces cuando se coloca en situación de ser tratada como mero objeto.
La diversidad femenina constada por la ciencia, de la que debiéramos partir, responde a un plan de complementariedad. Eva, la varona no responde a un caprichito de Adán, sino que representa una demanda exigida por las limitaciones de un varón necesitado de una varona. La mujer se convierte así en complemento del hombre, igual que el hombre lo es de la mujer, una tiene lo que al otro le falta. A mi no me parece desacertada el simil de las dos mitades complementarias a las que frecuentemente se recurre. Mujer y hombre son sujetos de psicologías complementarias que Raquel Osbor trata de sintetizar así “los hombres representan la cultura , las mujeres la naturaleza . La feminidad implica emotividad , docilidad , pasividad sin sobresaltos, la masculinidad en cambio se caracteriza por ser lógica y dominante , fuerte y activa”. El hombre necesita que la mujer le prevenga y le ponga en situación de sobreaviso en caso de peligro y la mujer necesita de la inteligencia del hombre para apoyarse en tierra firme y poder así afianzar sus intuiciones. Ellas son más emotivas, más sentimentales, más interiores y profundas, ellos en cambio son más racionales y analíticos, dejándose llevar menos por los sentimientos y emociones , por algo tradicionalmente a las mujeres se las ha representando por Venus y los hombres por Marte. Lo importante para el hombre es ser el primero en la vida de una mujer, en cambio lo que a la mujer le importa es ser la última en la vida de un hombre.
También a ellas se muestran más sensuales, lo que quiere decir, que tiene más afinadas las cuerdas sensoriales y perceptivas , lo que les hace ser más detallistas. Así, mientras el hombre tiende a las generalidades, la mujer es más puntillosa , capaz de percibir detalles que al hombre le pasan desapercibidos “ Habrá siempre un hombre, dice Ernesto Sábato, que aunque su casa se derrumbe estará preocupado por el universo y habrá siempre una mujer que aunque el universo se derrumbe estará preocupada por su casa” . A nivel familiar es lo que a mi, me pasa con frecuencia con mi esposa . La última vez fue con un par de zapatos que yo había adquirido en unas rebajas. Llegué a casa con ellos todo ufano, porque cumplían con creces los requisitos de las tres bes; eran buenos, bonitos y baratos, no se podía pedir más; estaba convencido de que había hecho una buena compra y que llevaba el argumento en las manos para demostrar a mi esposa que su marido sabía comprar y podía fiarse de él; pero al instante, mi esposa me hizo reparar en un pequeño detalle, que a mi se me había pasado por alto . Los dos zapatos eran de un mismo pie.
Son muchos los argumentos que podrían corroborar la certeza de que los hombres y mujeres están hechos para complementarse mutuamente. Por eso, nosotros, los hombres, os pedimos a las mujeres que no dejeis de serlo, que sigais siendo lo que siempre fuisteis, mujeres de cuerpo entero, así es como os queremos, así es como os necesitamos. Es preciso que entendais que los hombres no somos vuestros enemigos y competidores, sino que queremos ser vuestros colaboradores, que no estamos en contra de vuestras justas reivindicaciones, sino que os apoyamos, que queremos estar a vuestro lado luchando codo a codo por un mundo menos agresivo y más acogedor, menos masculinizado y más feminizado, igual para todos, algo que aún no se ha conseguido.
En Occidente se ha comenzado a celebrar el triunfo de la mujer liberada por haber logrado el derecho al trabajo, a la educación, a participar en la política, por haber conquistado la independencia económica y la emancipación en todos los ordenes, legítimos logros con los que todos nos congratulamos. En fin, pareciera como si ya se hubiera logrado todo lo que tenía que lograrse; pero no es así, la mujer sigue cautiva, en un mundo de hombres que no es el suyo, al cual ha tenido que ir acostumbrándose como ha podido, abriéndose paso a codazos, hasta encontrar en él un cierto acomodo; pero el mundo no ha cambiado, como no ha cambiado la escuela; aunque la mujer haya dejado de ser analfabeta Lo que ha sucedido es que se han abierto las puertas de unas escuelas de chicos para que allí entraran las chicas y ahí acabó toda la revolución educativa.
5 Las cosas han cambiado ciertamente, pero no del todo; seguimos viviendo en un mundo pensado y organizado según moldes y criterios masculinos, un mundo en el que los valores, el derecho, la ética y la política etc continúan con el etiquetado de origen. En el gran drama d e la Humanidad, las mujeres de hoy interpretan papeles diferentes; pero el escenario es el mismo. El mundo heredado por las mujeres sigue siendo una construcción de hombres, en el que ellas tienen que vivir ajustándose a unas formas que ellas no han elegido. Los vencedores no sólo se encargaron de escribir la historia, sino también de diseñar el mundo según sus preferencias, un mundo más preparado para la guerra que para la paz, más dispuesto al enfrentamiento que a la acogida. Los vencedores decidieron quienes tenían que ser los listos y quienes los tontos , quienes los superiores y quienes los inferiores, los que deberían hablar y los que tenían que callar. Los vencedores se las arreglaron para que un golpe en la mesa tuviera más valor que mil lagrimas inocentes. Todo lo dejaron dispuesto para que el derecho estuviera de parte del fuerte y no del débil. En este mundo en el que le toca vivir a las mujeres se da por probado que la cabeza está por encima del corazón y que el vigor es más necesario que la compasión. En definitiva nos encontramos en un mundo donde cuenta más la valentía varonil que el afecto femenino, más el desarrollo técnico que los gestos humanitarios.
Seguramente que si este nuestro mundo hubiera sido diseñado por mujeres sería bastante diferente de lo que ahora es y quienes estaríamos descontentos seríamos los hombres. Todo ello es comprensible porque el ethos del hombre es bien distinto del de de la mujer, porque la lógica de la razón es diferente a la lógica del corazón, lo que hace que la jerarquía de valores y aspiraciones de unos y de otras sean distintas, aunque no contrapuestos. La psicología diferencial nos habla de que la mujer es más íntima e interior, más introvertida, más humana , lo que ella busca en las relaciones personales es la unión, la paz y la armonía. Se muestra más interesada por las personas que por las cosas, lo que hace que su trato sea más atento, delicado y afable. Su sensibilidad es menos agresiva, más solidaria y pacífica, siempre abierta al dolor de los demás, viene a ser la otra voz que clama a favor de los más vulnerables, que ofrece afecto y calida acogida a quines lo necesitan. El instinto maternal que lleva dentro le permite prodigar cariño y ternura a su alrededor. Para ella es casi connatural el compadecerse, sentir y hacer suyos los dolores y penalidades sufridos por los otros. El hombre en cambio es otra cosa, los demás son vistos por él como un yo genérico y se siente representado por el vigor, la fuerza, el riesgo, la agresividad creativa, la competitividad, el triunfo, la conquista, la practicidad, la fría racionalidad, la rectitud inflexible.
Dado que no puede haber dos mundos por separado, uno para mujeres y otro para hombres, lo mejor sería aprender a convivir aprendiendo a conjugar las cualidades de cada cual, como sucede en las buenas familias, donde la rectitud del padre tiene que estar atemperada por el afecto de la madre. El padre está ahí para animar al hijo a asumir el riesgo de escalar la montaña, mientras la madre le advierte afectuosamente que tenga cuidado de no tropezar y hacerse daño. Después de muchos siglos de orfandad , el mundo se ha merecido tener junto al padre, una madre también, la necesita. Un mundo al que le falte el polo femenino, no dejará de ser un mundo desequilibrado y empobrecido, en cambio un mundo bipolarizado sería, sin duda, mucho más habitable y sobre todo más equitativo, teniendo en cuenta que la mitad de las personas que le habitan son mujeres y ellas también tienen derecho a gobernar su casa, a compartir protagonismo con el hombre
Si esto es así ¿ por qué no acaba de perfilarse un mundo con la dosis de feminidad que le correponde? Sin negar que pueda haber políticos y fuerzas interesadas en que el mundo siga siendo lo que siempre fue, parte de responsabilidad la tienen también las mujeres trasgresoras de la feminidad, que intoxicadas por la ideología de género, no sienten ninguna necesidad de cambiar el mundo, son las que identifican lo viril con valioso y lo feminidad con lo débil y lo inferior, siendo su única aspiración la de llegar a ser super- woman ejecutivas, no importándoles nada, si el mundo en que viven está masculinizado o no, ni siquiera se lo cuestionan, porque su obsesión es el éxito personal, es triunfar en la vida a costa de lo que sea.
Es verdad que la mujer ha ido copando puestos relevantes en la política, que las damas están presentes en los gobiernos y en los parlamentos. Pero cabe preguntar ¿ Es todo una farsa? . “ Cada jeque , dice Victoria Sendón se rodea de sus chicas y elige a las menos molestas, a las más sumisas, a las que no le van a robar protagonismo, como mucho a las que le darán más votos”. Pero aún así, se da el caso en que el jeque es la propia mujer.
¿ Qué sucede entonces?.... Mucho me te temo que si esta pregunta se la hubiéramos hecho, tanto a la Sra. Thatcher como de la Sra. Merkel o la Sra. Cristina Fernánde de Kirchner la respuesta hubiera sido la misma, nos hubieran dicho, que el puesto de supremas mandatarias ostentado por ellas, no es para defender la causa de las mujeres , sino los intereses de su pais o lo que es lo mismo los intereses de su partido que es quien las puso ahí y ante el que tienen que rendir cuentas. Así las cosas, no hay muchas alternativas donde elegir para cambiar el rumbo, tal vez sólo cabe pensar en la posibilidad de una asociación fuerte de mujeres a nivel internacional, que en nombre de la mitad de la población planetaria, llamara a las puertas de los organismos mundiales, donde se toman las decisiones importantes y una vez dentro, ya en la sala de mandos, dar el golpe de timón que el mundo está necesitando en orden a conseguir ese mundo pilotado simultaneamente por hombres y mujeres, en el que se pusiera en juego lo mejor de ambos.
Naturalmente que para llegar hasta aquí tendrían que ocurrir muchas cosas. Previo a todo sería indispensable acabar con los prejuicios sexistas, pues mientras no se dé el convencimiento de que los valores femeninos son equiparables a los masculinos poco se podrá hacer. A partir de aquí, cuando ya nadie dudara de los valores femeninos y todas las mujeres se sintieran orgullosas de serlo, se podría pensar en superar las barreras que las tienen divididas y hacer un frente común por encima de nacionalidades ideologías y partidismos. Haría falta por último un icono con rostro de mujer, querido y admirado por todas que encarnara esta conciencia femenina. Naturalmente no estoy pensando en Belén Esteban, con todos mis respetos para la princesa del pueblo, sino en una mujer singular dotada de liderazgo y del carisma necesario con capacidad, prudencia e inteligencia necesarias para llevar a cabo el proyecto. ¿ Es esto una utopía? Quien sabe….
6 No olvidemos que estamos hablando de la mujer, capaz de sorprendernos en cualquier momento, pues en su alma anidan secretos profundos como queda reflejado en este poema anónimo con el que quisiera concluir:
“Nada más contradictorio que ser mujer...Mujer que piensa con el corazón, actúa por la emoción y vence por el amor...Que vive un millón de emociones en un sólo día, y transmite cada una de ellas con una sola mirada...Que vive buscando la perfección, que vive tratando de buscar disculpas para los errores de aquellos a quienes ama...Que hospeda en el vientre otras almas, las da a luz y después queda ciega, delante de la belleza de los hijos que engendró...Que da las alas y enseña a volar; pero no quiere ver partir los pájaros, aún sabiendo que no le pertenecen. Que se arregla toda y perfuma la cama, aunque su amor no perciba más esos detalles. Que como una hechicera transforma en luz y sonrisa los dolores que siente en el alma, sólo para que nadie lo note...Y aún tiene fuerzas, para dar consuelo a quien se acerca a llorar sobre su hombro...¡Feliz del hombre que tan solo por un día sepa entender el alma de la mujer!”.