La reacción de cristianos españoles ante el caso Rita Maestre

Hemos asistido al juicio contra la Portavoz y Concejala del Ayuntamiento de Madrid Srta. Rita Maestre, acusada por Alternativa Española y el Centro Jurídico Tomás Moro, de haber cometido un delito contra libertad religiosa, ofendiendo gravemente los sentimientos de los creyentes. Los lamentables y escandalosos hechos protagonizados por esta señorita, acompañada de otros asaltantes, fueron cometidos el 10 de marzo de 2011 a las 13 horas, en la Capilla de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, momento en que ella, junto a otros asaltantes, comenzaron a proferir blasfemias e insultos irreproducibles contra Dios, la Iglesia Católica, La Conferencia Episcopal y el Papa. El delito parece bien probado, hasta el punto que la imputada, reconociendo su culpa, antes de celebrarse el juicio se había adelantado a solicitar el perdón del Arzobispo de Madrid, quien no sólo la perdonó sino que la disculpó diciendo: "todos hacemos cosas que después descubrimos que no debieran hacerse así o que deberíamos respetar otras cosas". Ésta es la grandeza de nuestra religión, que sabe perdonar todo a todos. Nuestro perdón, el de todos los cristianos, lo tienes Rita, aunque no nos lo hubieras pedido y no dudes que si tú quieres, también obtendrás el perdón del buen Dios, al que tú sin piedad ofendiste esa tarde del 10 de Marzo, porque Él es pura misericordia, Amor, con mayúscula, por si tú no lo sabías. Yo no sé si como tu aseguras no sabías lo que hacías, o por el contrario, como dicen otros, lo hiciste movida por el odio visceral que nos tienes a los que somos cristianos y no pensamos como tú; pero en cualquier caso quiero que sepas que no te guardamos rencor y que delante del Santísimo, del que tú te burlaste, pediremos por ti. No te extrañes por esto que te estoy diciendo. Los cristianos somos así.

Lo que sucede es que además de cristianos somos ciudadanos como todos los demás y lo que queremos es una convivencia pacífica; pero esto sólo es posible cuando existe un respeto mutuo y se cumplen las leyes establecidas. Los católicos nos acogemos a la misericordia divina, pero tenemos también la obligación de luchar por la justicia para que se aplique siempre y para todos, sin fariseísmos oportunistas. Ambas cosas son compatibles con el Evangelio, donde se dice “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia” como “Bienaventurados son también los misericordiosos” (Mat 5; 6,7). En la defensa de la dignidad del hombre, en la que tan comprometidos estamos todos, también vosotros los laicistas, va incluido el respeto a las convicciones y sentimientos religiosos, tal como está reflejado en el artículo 524 del Código Penal. Por ello muchos cristianos nos sentimos orgullosos de quienes han tomado la iniciativa de denunciar ese lamentable hecho en el que tú interviniste, para que el juez aplique la ley sin acepción de personas y todos podamos sentirnos más protegidos y seguros; porque verás…

Imaginemos por un momento que se diera carpetazo al asunto y dijéramos: aquí no ha pasado nada, todo ha sido una broma de mal gusto. ¿En qué situación quedaría el estado de derecho? ¿No estaríamos abriendo la puerta a otros desmanes que ya apuntan por el horizonte? A lo mejor con una medida ejemplar te estamos protegiendo a ti misma de que un día se presenten en tu despacho un grupo de desalmados y te den a probar tu misma medicina, o quién sabe si aumentada y corregida. De modo que nuestro perdón lo tienes, pero por bien de todos, conviene que los protocolos se hagan conforme a derecho.

No quisiera acabar sin prestar mi apoyo a los abogados que han intervenido a favor de la causa cristiana, agradecérselo y acompañarles en su soledad y desamparo. No me gustaría tampoco acabar sin dejar una pregunta en el aire, para que sea respondida por quien corresponda. ¿Por qué las actuaciones pastorales unas veces son tan implacables y otras tan condescendientes y evasivas? Nunca mejor traídas aquellas palabras sabias según las cuales " para que el mal triunfe sólo hace falta que los buenos no hagan nada"
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