La revolución será feminista o no será

Durante el tiempo que ha durado la Acampada espontánea del 15 M en la Puerta de Sol de Madrid han tenido lugar anécdotas dignas de ser reseñadas: Yo me he quedado con la protagonizada por un grupo de feministas Que irrumpieron en la Plaza con una pancarta en la que se podía leer : “La revolución será feminista o no será”. La respuesta no se hizo esperar por parte de los allí acampados , tanto ellos como ellas, profirieron gritos y abucheos contra estas féminas revolucionarias, que intentaban incorporarse al acto de protesta. Las feministas no entendieron esta reacción. Pensaban que también ellas tenían razón para sentirse descontentas con lo que está pasando y expresar su indignación
“Parece, dicen, que hay quien se resiste a entender que no es posible proponer una democracia real que no incluya la mitad de la población y que no integre la perspectiva feminista en el proceso de transformación social. Las ramificaciones del patriarcado persisten incluso entre quienes dicen actuar desde el espíritu revolucionario”.
Pasado un tiempo y una vez que los ánimos se han ido templando, se puede hacer una reflexión serena sobre lo que dicho suceso deja entrever. No hay duda que el reconocimiento de la mujer es un valor esencial en el cambio de modelo de sociedad; pero no creo que contra esto fueran dirigidos los abucheos, no lo creo. Debió ser un mal entendido.
El grupo de feministas revolucionarias que irrumpieron en la Acampadasol desplegando la pancarta no supieron entender que en esta concentración surgida de forma espontánea, carecía de toda intencionalidad política , social, sexual o cualquier otro tipo de connotación y por eso es precisamente ha sido generalmente bien recibida. Desigualdades y discriminaciones hay muchas en nuestras sociedad, no sólo en razón de sexo. Las marginaciones, desatenciones, olvidos, malos tratos etc, no los padecen sólo las mujeres, también los niños, los jóvenes, los ancianos, los marginados, los inmigrantes, incluso los más débiles que todavía no han nacido, señoras feministas y contra todo ello es preciso levantar la voz. Todos los abusos son dignos de consideración, ellos son los que están provocando esa indignación generalizada. La regeneración social que se pide y que está en boca de todos, no hace distingos y de lo que se trata es de erradicar todo tipo de deshumanización, injusticias y corrupción que nos envilece. Lo que queremos es una sociedad humanizada y no mercantilizada , en la que todos seamos tratados como personas y no como objetos. No era el momento de protagonismos y de hacerse notar.
Esto no quiere decir que les falte razón a las mujeres cuando dicen que :” Es imprescindible incorporar un enfoque feminista en la transformación del modelo económico y social al servicio de las personas y el planeta, en los servicios públicos, en la creación de otro modelo de ciudad y gestión del territorio y, en las políticas ambientales y agroalimentarias” o cuando aseguran. que “es imprescindible que las mujeres sean protagonistas en dichos procesos de transformación social, política y económica y en las decisiones que se tomen para este fin y también en el diseño, ejecución y evaluación de las políticas resultantes”.
Es comprensible que las mujeres ya no se conformen con tener un trato igualitario al hombre y aspiren a algo más, como es por ejemplo, tomar parte en la construcción de un mundo que también a ellas les pertenece y que hasta ahora ha sido y sigue siendo un mundo sólo de hombres y para hombres Seguro que un mundo en que la mujer interviniera más activamente sería un mucho más hospitalario , menos violento , menos agresivo, menos competitivo y mucho más cálido y humano por eso bien venida sea la aportación femenina y bien venidas sean todas las mujeres indignadas no sólo por todo lo malo que les está pasando a ellas, sino por todo lo malo que les está pasando a los demás. El futuro de una “sociedad mejor” pasa necesariamente por la solidaridad. Solamente podemos hablar de un mudo mejor cuando en él quepamos todos.
¡Cuidado! pues con sectarismos exclusivistas , que a lo único que pueden conducir es a incomprensiones y enfrentamientos. Hombres y mujeres se necesitan mutuamente, están llamados a entenderse y a trabajar juntos en un mismo proyecto que salve todos los obstáculos para conseguir una sociedad de todos y para todos. La revolución feminista no puede alimentarse por el espíritu revanchista que mira al hombre como a un enemigo natural al que hay que someter para que la mujer pueda llegar a ser y tener lo que la corresponde. El matriarcado como respuesta al patriarcado, no creo yo que sea la solución.
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