El viaje del Papa Francisco a Turquía

Separado por un corto intervalo de tiempo, su Santidad acaba de realizar dos viajes importantes en los que ha sido protagonista en dos escenarios muy diferentes. Ambos desplazamientos han estado movido por una misma finalidad, cual es la de tender puentes de entendimiento entre Roma y otras partes del mundo. El viaje a Estrasburgo representa la toma de contacto con la cultura laica de nuestro tiempo; pero lo que hoy toca comentar, es su visita de tres días a Turquía, para entablar diálogo con otras religiones, que el Papa ha llevado a feliz término, desplazándose, a pesar de la amenaza del grupo yihadista, en un coche utilitario normal y no en un vehículo blindado tal y como tenían previsto las autoridades turcas.
Con este viaje el Papa Francisco acaba de dar un paso adelante a favor de la unidad religiosa. Desde el Concilio Vaticano II al gran tema que preocupa es el ecumenismo sobre el que se viene trabajando, sin que por el momento se vislumbre una solución definitiva. Su Santidad es consciente de que vivimos tiempos de globalizaciones en todos los órdenes y el mudo religioso no puede quedar sustraído a esta exigencia, por otra parte la envergadura del gran affaire del siglo XXI, como es la Nueva Evangelización, va a exigir la colaboración de todos

En el desafío de hacer presente a Dios en nuestro mundo paganizado, va a hacer falta la suma de fuerzas, cuantas más mejor, tanto católicas como no católicas ¿ Sería mucho pedir que los cristianos de todo el mundo ,olvidándose de lo que les separa , que sin duda es mucho menos de lo que les une, se lanzaran a trabajar juntos por la misma causa? Ya hace algún tiempo el Presidente del Consejo de la Unidad de los Cristianos Mos. Kurt Koch aseguraba: que “la Nueva Evangelización sólo puede tener éxito si se reactiva el objetivo originario del movimiento ecuménico es decir la unidad visible de los cristianos”. Ante la urgencia y necesidad de la Nueva Evangelización, Juan Pablo II había hecho una llamada a todas las iglesias para que participen en esta tarea, en la que se pedía la colaboración de protestantes y ortodoxos, consciente de que todas las fuerzas van a ser necesarias, toda vez que ninguna iglesia por separado puede sentirse capaz para ello. En esta misma línea se manifestó en su día Monsr. Suquía, diciendo: “Lo mismo que la primera cristianización de Europa y del mundo fue obra conjunta de todos, así también la Nueva Evangelización de Europa tiene que llevarse a cabo con el esfuerzo generoso y unánime de todas la comunidades cristianas. Pretender que cada confesión independientemente de otras, anuncie el evangelio de Jesucristo a los innumerables pueblos que todavía lo ignoran, es arriesgarse temerariamente al fracaso y a la frustración”.
Pues bien esta misma necesidad acaba de ponerla de manifiesto el actual Papa en Estambul al hacer una llamada a los cristianos para que sean "signo creíble de unidad y de paz. La consecuencia más inmediata de este su viaje ha sido una declaración histórica en la que el Papa Francisco y el Patriarca ortodoxo Bartolomé I manifiestan de forma conjunta su preocupación por los sucesos de violencia contra los cristianos "en Irak, Siria y en todo el Oriente Medio, por lo que han orado juntos en la sede del patriarcado de Constantinopla en Estambul, al tiempo que se reafirmaban en su deseo de alcanzar la unidad cristiana. Se dirá que son simples gestos y es verdad; pero por algo se empieza a construir esta unidad soñada entre todos los cristianos.
En esta declaración conjunta de los representantes de la Iglesia de Roma y la Iglesia ortodoxa hay algo más, existe la invitación expresa a promover un “diálogo constructivo con el Islam, basado en el mutuo respeto y la amistad, una vez reconocido que el mundo necesita de “la solidaridad de todas las personas de buena voluntad.
Nuestro Papa se ha mostrado convencido y así lo ha expresado, que el Corán es un libro profético de paz, si bien ello no le ha impedido rechazar el fundamentalismo islámico y condenar todo tipo de violencia, que busca una justificación religiosa porque “el Todopoderoso es Dios de la vida y de la paz…y lo que el mundo espera de todos aquellos que dicen adorar a Dios es que sean hombres y mujeres de paz, capaces de vivir como hermanos y hermanas, no obstante la diversidad étnica, religiosa, cultural o ideológica"
Después de lo que estamos viendo, nadie podrá poner en duda, que por parte de Roma se están haciendo esfuerzos valerosos y arriesgados a favor del acercamiento de todas las religiones del mundo, lo que, sin duda, suscita recelos en el seno del catolicismo, hasta el punto que no son pocos los que piensan que en este punto se está yendo demasiado lejos. Nunca como ahora la Iglesia había hecho tanto por acerarse a todas las confesiones religiosas, tanto que los supuestos sobre los que se venían fundamentando la Teología de las Religiones han cambiado . Hasta hace bien poco a los que estaban fuera se les consideraba como herejes peligrosos que había que anatemizar y mantener a distancia, ahora son hermanos separados, con los que hay que dialogar, olvidando la apologética agresiva para dar paso a otra conciliadora.
Se ha terminado con una época de intransigencias doctrinales y ha comenzado otra distinta marcada por la comprensión y tolerancia. Lo que ahora acaba de proponernos el representante de Cristo en el tierra es dejar atrás ese estar siempre a la defensiva y vivir en estado permanente desconfianza, cuando lo que habría que hacer es olvidarnos de la excesiva arrogancia, vanidad y ambición porque bien pudieran ser impedimento para "comprender verdaderamente a los demás e impedirnos estar abiertos a un diálogo sincero con ellos". Francisco acaba de afirmar que "los musulmanes y los cristianos somos depositarios de inestimables riquezas espirituales" tales que, vividas "de modo sincero, pueden transformar la vida y dar una base segura a la dignidad y la fraternidad de los hombres”.
Todo un discurso clarificador y esperanzado el de Francisco que está en perfecta sintonía con las declaraciones que la Iglesia Posconciliar, hace algunos años, se atrevió a hacer por primera vez en la historia del cristianismo y que todos conocemos. Primero que existen valores religiosos y de fe en otras creencias religiosas, segundo que católicos y musulmanes adoran al mismo Dios bajo formas de creencias diferentes. Tercero que hay que olvidar los odios y enfrentamientos del pasado para pensar en un entendimiento mutuo a favor de la humanidad, promoviendo la paz, la justicia social, los valores morales y humanos. Algún paso ya se está dando en esta dirección. El día 2 de Diciembre 2014, se reúnan en Roma, líderes religiosos de todo el mundo, ortodoxos, anglicanos, islamistas, judíos, budistas etc. para firmar un compromiso de acabar con la esclavitud moderna en todas sus manifestaciones antes del 2020. Francisco nos está ensanchando los caminos hacia nuevos horizontes que ya se vislumbran. Gracias Santo Padre.
¡Como van cambiando las cosas! Este viaje del Papa a Ancora y Estambul me han traído a la memoria la obra de Ephraim Lessing titulada NATÁN EL SABIO que hace unos años resultaba ser escandalosa y hoy es motivo de una seria reflexión. En ella su autor se plantea la cuestión que flotaba en el ambiente de su tiempo ¿ Cual de las tres grandes religiones monoteístas es la verdadera?, y que Natán trata de responder sirviéndose de una parábola medieval, conocida como “los tres anillos”, según la cual, existía una familia en posesión de un anillo portentoso que convertía a su poseedor en un ser prestigiado y apreciado por Dios y por los hombres. A lo largo de varias generaciones, el anillo llegó a manos de un padre con tres hijos a los que amaba por igual. A cada uno de ellos les había prometido heredar el anillo cuando él muriera y para que no hubiera problemas en el reparto, se le ocurrió hacer dos réplicas exactas del anillo original y cuando estaba próximo a morir entregó un anillo a cada uno de los tres hermanos.
Muerto ya el padre los hijos comenzaron a discutir cual sería el anillo auténtico y como no se ponían de acuerdo llevaron el asunto a manos del juez, quien dictaminó que los poderes del anillo se harían efectivos cuando se viviera virtuosamente y después de un largo silencio agregó: «!Mirad vuestro padre no os ha engañado, sino que no quiso someter a la tiranía de un solo anillo a los demás» y dijo algo más: «cada cual intente hacer de su anillo el verdadero, tratando de conseguir ser querido por todos y ya vendrá un juez dentro de muchos años, quizás siglos, que a la vista de lo que cada cual haya conseguido dictará sentencia definitiva». Con ello Natán nos ofrece una respuesta que se aleja de toda imposición y trata de encontrar la salvación por el camino de la fidelidad a la propia conciencia, algo que se contempla en la Teología de las Religiones.
Si E. Lessing, pensador ilustrado del siglo XVIII hubiera tenido que escribir , hoy, esta obra teatral, seguramente cambiaría el planteamiento, porque la pregunta que los hijos de la posmodernidad se hacen, no es ya ¿ Cual de las tres religiones monoteístas es la verdadera? sino esta otra ¿ Es verdadera alguna de las tres religiones monoteístas? Son no pocos los que piensan que la religión carece de futuro; pero las palabras proféticas que hemos podido escuchar de boca del Papa Francisco, nos traen el convencimiento de que es el futuro de la humanidad el que no va a ser posible sin religión, haciendo buenos los pronósticos de Malraux cuando sentenciaba : que “el siglo futuro será religioso o no será”
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