"Queremos seguir echando nuestra suerte con los pobres de la tierra" Alta en el cielo…

Cena servida en la catedral de Buenos Aires
Cena servida en la catedral de Buenos Aires VR

La pobreza crece, la desocupación también. Y la ostentación de insensibilidad expresan un sadismo preocupante ante el que tememos lo peor en cuanto a nuestro futuro cercano

No ignoramos que la presencia eclesiástica en muchísimos comedores constituye un paliativo en este contexto, y pretendemos vivirla como expresión de la opción por los pobres que asumió Jesús de Nazaret y ha reafirmado la Iglesia oficial de nuestro tiempo.

Sabemos que optar por los pobres no es solamente en los discursos o en la oración, sino también preguntarnos “por qué hay más y más pobres”

La situación social, económica, política… humana se deteriora tan velozmente que, si quisiéramos hacer públicas nuestras opiniones, deberíamos escribir más de un texto diario. No es esa nuestra misión. Queremos seguir echando nuestra suerte con los pobres de la tierra (José Martí), y con ellos, y desde ellos vivir, soñar, proyectar un mañana de vida y esperanza para todas y todos.

El viaje de tus sueños, con RD

La crueldad avanza, la inhumanidad también, mientras la libertad, la justicia y la esperanza retroceden. En el Congreso se cambian votos por cargos, se hacen discursos que después se deshacen al levantar la mano en contrario, las carpetas o los chantajes parecen a la orden del día.

El poder judicial, cada vez más desacreditado, hace esfuerzos por superarse en la degradación, manteniendo presos políticos o pidiendo que se vuelvan a detener a los liberados, con jueces o fiscales impresentables o con sorteos amañados que nos recuerdan tiempos pasados no muy remotos.

Javier Milei, en su toma de posesión
Javier Milei, en su toma de posesión EFE

Las relaciones internacionales exhiben una impudicia espeluznante, con agresiones y ofensas detestables, deteriorando las relaciones con los países vecinos o cercanos, o incluso con países con los que las relaciones eran cordiales, alentando cercanías con sujetos execrables y de evidente desprecio a la democracia.

Se votan leyes que nos retrotraen a los peores momentos de falta de justicia y crecimiento, entregando la patria al mejor postor (o al más amigo) y se reprime con violencia antidemocrática a los que constitucionalmente quieren manifestar su disconformidad.

Violencia antidemocrática

La represión de las manifestaciones populares hace patente la violación de los derechos humanos, con violencia antidemocrática e infiltrados, maltratos, torturas y presos políticos. Los derechos humanos, ciertamente, no están dentro de las prioridades ni siquiera remotas del actual gobierno.

Las intervenciones de los funcionarios del oficialismo nos permiten dudar seriamente de su idoneidad y equilibrio para el desempeño de las funciones, para las que fueron legítimamente elegidos, pero no para hacer “lo que les venga en gana”.

Los alimentos y medicamentos retenidos son una expresión evidente de la total falta de humanidad y sensibilidad frente al dolor, a la pobreza creciente y el hambre en aumento. Lo que se expresa acusando a quienes trabajan para que los pobres tengan al menos un plato de comida y negándose a cumplir los dictámenes del poder judicial que obligan a entregar los alimentos de manera urgente.

Madres sirviendo comidas para los necesitados en barrios de Argentina
Madres sirviendo comidas para los necesitados en barrios de Argentina adn celan

La pobreza crece, la desocupación también. Y la ostentación de insensibilidad expresan un sadismo preocupante ante el que tememos lo peor en cuanto a nuestro futuro cercano.

No ignoramos que la presencia eclesiástica en muchísimos comedores constituye un paliativo en este contexto, y pretendemos vivirla como expresión de la opción por los pobres que asumió Jesús de Nazaret y ha reafirmado la Iglesia oficial de nuestro tiempo. Sabemos que optar por los pobres no es solamente en los discursos o en la oración, sino también preguntarnos “por qué hay más y más pobres” y militar en la empecinada búsqueda por el derecho y la justicia, por una santidad política, lo cual implica, en ocasiones, repetir la denuncia de Jesús y los profetas de ayer y hoy, aunque moleste. ¡La Patria no se vende!

Repetimos que no podemos decir una palabra ante cada situación de nuestro presente que, aunque lo ameritara, no estamos en condiciones de expresar. Pero sí reiteramos que trataremos, siempre, de estar y hacernos presentes en la causa de los pobres, “luchando junto a los pobres por su liberación” (Carlos Mugica). “Lo más oscuro de la noche es antes del amanecer”, repiten los zapatistas, somos personas de esperanza.

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